Los accionistas de Europa se rebelan contra los ejecutivos
Los altos sueldos de los directores y los bajos logros de las empresas alimentan su ira
LONDRES.– Esta temporada solía ser la preferida de los ejecutivos europeos, aquella en la que bastaba con presentarse unos pocos minutos ante una junta general de accionistas que aplaudía invariablemente su gestión en camino a abordar el yacht donde disfrutaban las vacaciones anuales.
Pero este año la taza de té, las masitas y la simpatía que eran de rigor fueron remplazadas por reproches, insultos, amenazas, empujones y otros gestos de hostilidad generalizada que han puesto fin a la carrera de directivos de importantes empresas.
Esta revuelta de los accionistas está encabezada por representantes de fondos de inversión y de pensiones quienes, en nombre de millones de pequeños inversores, declararon la guerra a todas las direcciones ejecutivas que sigan cobrando salarios y gratificaciones millonarias cuando el valor de las acciones de las firmas para las que trabajan haya caído en picada.
El primer disparo fue de un tercio de los inversores del banco británico Barclays, quienes se negaron a respaldar el informe anual de la entidad por más que su jefe ejecutivo, Bob Diamond, les ofreció aumentar dividendos y recortar a la mitad su bono anual de 3,5 millones de dólares anuales.
El informe fue finalmente refrendado por simple mayoría, pero para Sarah Wilson, directora de Manifest, una de las agencias que representan a grupos de accionistas, la rebelión en sí misma ya marcó una victoria.
"El porcentaje de disidentes nunca había pasado del 10%. Para un banco tan grande como éste, con accionistas repartidos en todos los confines del mundo y a los cuales es difícil agrupar detrás de una sola opinión, esta rebelión va a pasar a la historia como una de las más serias. Nada va a volver a ser como antes. No hay ejecutivo que duerma ahora tranquilo", destacó.
Más dramático fue el caso protagonizado por Andrew Moss, CEO de la aseguradora británica Aviva. Los accionistas pidieron su cabeza al enterarse que pretendía recibir un aumento del 9,5% en su salario anual de 8,2 millones de dólares cuando, desde que tomó las riendas de la firma en 2007, los títulos cayeron un 59,8%.
La demanda, calificada de "obscena", fue rechazada por más de la mitad de los accionistas, forzando así su dimisión.
Votos vinculantes
Y ayer mismo, los accionistas de la agencia de publicidad británica WPP rechazaron el plan salarial propuesto para sus directivos, que contemplaba un sueldo anual de 10,5 millones de dólares para el director general, por considerarlo "excesivo".
El ministro de Empresas británico, Vince Cable, y el comisionado europeo para Mercados y Servicios, el francés Michel Barnier, presentaron proyectos destinados a obligar a las compañías que cotizan en bolsas europeas a que consideren vinculante –y no como ahora meramente consultivo– el resultado del voto de los accionistas.
Se trata de otorgar a los inversores la facultad de reducir salarios "moralmente indefendibles" y limitar la brecha entre los sueldos más bajos y los más altos. Las empresas y entidades financieras también estarían obligadas a revelar la identidad de quienes cobran los 20 o 30 salarios más elevados.
Actualmente, sólo tres países europeos –Holanda, Noruega y Suecia– dieron a sus accionistas la capacidad legal para vetar sueldos de ejecutivos.
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