Los partidos atrajeron en Inglaterra a decenas de miles de espectadores y fueron un bálsamo de entretenimiento en una época traumática
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Puede que el fútbol femenino te parezca un fenómeno reciente. Nos suenan nombres como los de Rapione, Caicedo, Putellas o Kerr, cada vez es más fácil ver los partidos por televisión y la atención mediática se multiplicó en los últimos años. Tampoco resulta extraño ver a niñas pateando un balón soñando algún día con ser profesionales.
Pero, en realidad existe desde el siglo XIX. Y si no es por las mujeres, la Inglaterra de la Primera Guerra Mundial se habría quedado sin fútbol por varios años.
Los partidos de fútbol femenino atrajeron entonces a decenas de miles de espectadores y fueron un bálsamo de entretenimiento en una época traumática para el país. Esta es la historia de las municioneras, las mujeres que mantuvieron viva la pasión del fútbol durante la Gran Guerra.
La disrupción de la guerra
Cuando empezó el conflicto, muchas ligas deportivas nacionales, como las de hockey y cricket, se suspendieron por la cantidad de jugadores que fueron reclutados para pelear. Pero, la liga de fútbol decidió continuar y arrancar la temporada 1914-1915.
El organismo a cargo, la Asociación de Fútbol (FA por sus siglas en inglés) fue duramente criticado y acusado de priorizar sus ingresos antes que la patria y la seguridad nacional.
La FA se vio obligada a reaccionar ante el avance de la guerra y finalmente decidió parar los partidos antes del final de la temporada. Muchos de los jugadores de la liga se convirtieron en soldados.
La escasez de mano de obra masculina en pos de la guerra tambaleó toda la economía. Las fábricas, motor clave de la Inglaterra industrial, también se vaciaron. Fue entonces cuando muchas mujeres comenzaron a trabajar por primera vez en las factorías.
Hasta ese momento, las mujeres de clase media rara vez realizaban algún trabajo manual. Pero, con el conflicto se les necesitó para mantener las fábricas y seguir produciendo armas, municiones y equipos para la guerra.
“Municioneras”... y futbolistas
Es por ello que a estas mujeres se les conoce como “municioneras”. Un grupo de mujeres que además de trabajar fueron animadas a hacer deporte -siendo el principal deporte de clase obrera el fútbol- pese a que entonces era una actividad considerada antifemenina.
La idea fue que se mantuvieran sanas y aptas para el trabajo, pero rápidamente fue mucho más que eso y se convirtió en un fenómeno con la formación de equipos que adoptaron el nombre de sus factorías.
En el condado industrial de Lincolnshire, en las tierras del centroeste del país, nacieron varios equipos de fútbol femenino como el Ruston Aircraft Girls, Lincoln Munition Girls y Foster Tank Girls.
El éxito de Dick, Kerr Ladies
Uno de los equipos más notorios fue Dick, Kerr Ladies, de la ciudad de Preston en el condado de Lancashire, en el noroeste de Inglaterra. Comenzaron jugando amistosos, pero mejoraron sus habilidades y decidieron retar a una factoría vecina llamada Arundel Coulthard Foundry para competir.
El partido se celebró en la Navidad de 1917 en el Estadio Deepdale de Preston y todas las ganancias se destinaron a una beneficencia de apoyo a soldados heridos. Las Dick, Kerr Ladies ganaron 4-0 y generaron unas 600 libras esterlinas, hoy equivalentes a 38.000 libras esterlinas (alrededor de US$48.000).
Según las crónicas periodísticas del partido, la multitud acudió inicialmente porque ver a las mujeres jugar al fútbol era una gran novedad, y al principio se burlaron de ellas. Pero, al final del encuentro todos se comieron sus palabras. La habilidad de las municioneras era indiscutible.
Las Dick, Kerr Ladies se convirtieron en el equipo extraoficial de Inglaterra y se volvieron celebridades nacionales e internacionales. Jugaron alrededor de 800 partidos y disputaron el primer duelo internacional de mujeres ante un seleccionado francés, venciendo 2-0 ante 25.000 fans.
En 1920, hasta 53.000 aficionados fueron a verlas jugar en el estadio de Everton, Goodison Park. Hasta hoy es una de las mayores entradas a un partido de fútbol femenino en Reino Unido. También produjeron una máquina de hacer goles.
Las hazañas de Lily Parr
Su nombre era Lily Parr, abiertamente homosexual, 1,82 metros de estatura. Barbara Jacobs, autora del libro The Dick, Kerr’s Ladies, dijo que Parr tenía “una habilidad natural, mágica, pero perfeccionada por su negativa a conformarse con el arte de ser mujer”.
Parr le pegaba muy fuerte a la pelota, tanto, que una de sus compañeras de equipo dijo que “pateaba como una mula”. En su primera temporada, marcó 43 goles antes de cumplir 16 años.
Un periódico local dijo que “probablemente no había mayor prodigio futbolístico en todo el país”. Parr jugó su último partido en agosto de 1950, con 45 años. Marcó alrededor de 1000 goles en toda su carrera que, desafortunadamente, no acabó siendo profesional.
Veto a la profesionalización
En 1921 la FA vetó a los clubes para que no permitieran que los equipos femeninos jugaran en sus campos, desplazando a las mujeres a disputar sus partidos en parques y dificultando en efecto la asistencia a sus partidos.
Entonces la FA dio varias razones. Una de ellas fue su preocupación, sin evidencias, de que el dinero obtenido de los partidos de mujeres se gastara frívolamente cuando debería ser destinado a la beneficencia.
Muchas jugadoras se sintieron agraviadas por la decisión teniendo en cuenta que los ingresos de los partidos masculinos no necesitaban ser donados a causas benéficas.
Médicos de renombre también comenzaron a decir que el fútbol no era apto para mujeres, alegando que era demasiado esfuerzo para sus cuerpos y que podía afectar sus posibilidades de quedar embarazadas. El enfado se extendió entre las jugadoras, que notaron un claro cambio de rumbo en cómo fueron tratadas durante la guerra.
El veto duró casi 50 años, hasta que fue levantado en 1960. Se le considera una de las grandes injusticias deportivas del último siglo. A pesar de las prohibiciones, Dirk, Kerr Ladies continuó jugando por el mundo y logró una racha de 200 partidos sin derrota.
Se desmantelaron en 1965 por falta de jugadoras, apenas cinco años antes de que se formara la Asociación de Fútbol para Mujeres. Parr, la incansable goleadora, fue la primera mujer en entrar al Salón de la Fama del Fútbol Inglés del Museo Nacional de Fútbol en 2002 en Manchester, donde se construyó una estatua suya en 2019 para conmemorar sus logros.
Hoy el fútbol inglés femenino crece como nunca. Tiene su propia Super Liga, equipos nacionales por el país, una cobertura televisiva que aumenta cada año y un título en su palmarés, el de campeonas de Europa en 2022.
Ese éxito impulsó la afición de niñas y niños por el fútbol femenino, como ocurrió hace ya más de un siglo gracias a las municioneras durante la Primera Guerra Mundial. La diferencia es que ahora muchas chicas jóvenes sí pueden aspirar a convertirse en estrellas internacionales.
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