López se convierte en una pesada carga para el chavismo
Detenido desde hace un año, el dirigente ya es uno de los principales símbolos de la oposición
MIAMI.- El líder opositor Leopoldo López cumplió anteayer un año de prisión, bajo cargos descriptos como arbitrarios por organismos internacionales que certifican al dirigente venezolano como un prisionero político del gobierno de Nicolás Maduro.
Y pese a la reclusión en aislamiento, a las torturas y las humillaciones (hay informes de que agentes chavistas lo golpearon y le tiraron excrementos), López sigue como nunca antes convencido de que el camino que tomó, y que lo condujo a la cárcel, era el correcto.
"Lo vio como el rol que le tocaba jugar en esa etapa de la historia. Entendió que en ese momento le tocaba asumir esa responsabilidad, sabiendo claramente que iba a ser sometido a un linchamiento y que se estaba poniendo en manos de personas que no tienen escrúpulos", dijo Carlos Vecchio, coordinador político nacional del partido de López, Voluntad Popular.
López pudo haber decidido salir del país, como lo hicieron muchos, o pudo tratar de mantenerse en la clandestinidad en Venezuela, como lo intentaron otros, pero al final optó por el quijotesco camino de entregarse a una "justicia que era injusta".
Lo hizo para terminar de demostrar en el proceso lo que se había propuesto hacer cuando convocó a la sociedad venezolana a salir a protestar en las calles: que el gobierno chavista es una dictadura disfrazada de democracia, dijo Vecchio, que vive exiliado en el sur de Florida, pero se mantiene en contacto con López.
Entregarse a la justicia chavista era el precio exigido para combatir con métodos democráticos a una tiranía que secuestró los poderes públicos de Venezuela. Se entregó para manifestar que aun sabiendo que en Venezuela no había justicia, él sí, como demócrata, estaba obligado a someterse a la justicia, explicó.
El chavismo acusa a López de ser el responsable de las 43 personas que murieron bajo la feroz represión emprendida por el gobierno para aplacar las manifestaciones estudiantiles del año pasado. Pero el verdadero crimen del dirigente fue llamar a la dictadura por su nombre, en compañía de los también opositores Antonio Ledezma (detenido anoche) y María Corina Machado, cuando convocaron una jornada nacional de protestas que llamaron "La Salida".
Y el arresto de López sirvió para demostrar precisamente eso, llevando a organismos internacionales a certificar que no hay justicia en Venezuela.
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas dijo que la detención de López había sido ilegal, pese a que Caracas envió representantes para tratar de convencer a sus miembros de que el dirigente era una amenaza para la sociedad venezolana.
Tras revisar las pruebas presentadas, la ONU determinó que el gobierno no había demostrado nada y que la detención fue arbitraria. El caso recibió similares pronunciamientos de entidades como Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
El caso incluso comenzó a ser visto con incomodidad dentro de la tradicionalmente tímida Organización de los Estados Americanos (OEA), después de que el secretario general saliente, José Miguel Insulza, manifestara públicamente que López debería ser liberado.
La cárcel no ha sido fácil para López. "En mi caso, los primeros seis meses estuve en aislamiento, sólo bajaba una hora en la mañana, de 6 a 7, custodiado por los guardias. El resto, las otras 23 horas, encarcelado", manifestó López.
"Hubo momentos duros, de tortura. Nos lanzaron excremento humano por las ventanas. Fuimos sometidos a requisas violentas", agregó en una entrevista telefónica, que minutos después fue interrumpida a la fuerza por los carceleros.
Pero el encarcelamiento convirtió a López en uno de los más respetados dirigentes de la oposición venezolana, señaló Vecchio, que citó encuestas que lo colocan con las mayores opciones electorales frente a todos los políticos del país.
Esa popularidad es una de las razones por las que el régimen se rehúsa a liberar al opositor, aun cuando el encarcelamiento le está representando un elevado costo político.
"Existe un temor dentro del gobierno. Se pregunta, ¿dónde es que me hace más daño?", dijo Vecchio, antes de agregar que él intuye que la presión internacional llevará al régimen a liberarlo.
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