Efectos del coronavirus: en una Londres desierta, los trabajadores no tienen apuro en volver a la oficina
LONDRES (AFP).- Calles desiertas, guardias de seguridad inactivos, sandwicherías cerradas: alejados de su frenesí habitual, los barrios de negocios de la capital británica han sido abandonados por trabajadores preocupados por la pandemia y poco apurados por volver a la oficina. Generalmente concurrida por ocupados ejecutivos, la City, centro histórico de las finanzas británicas, está desesperadamente vacía a comienzos de agosto, apenas visitada por algunos turistas que deambulan por la catedral Saint Paul.
La misma impresión genera Canary Wharf, un barrio al este de Londres, conocido por sus rascacielos que albergan en sus sedes grandes bancos y empresas de auditoría. Sin embargo, desde el 1 de agosto el gobierno incitó nuevamente a los ingleses a volver al transporte público y a regresar a sus lugares de trabajo. Ahora la responsabilidad está en manos de las empresas y gran parte de ellas ya han tomado su decisión. "Muchos de nuestros clientes, sobre todo en las finanzas y seguros, no volverán hasta el año próximo", explica Pablo Shah del centro de investigación económica CEBR, refiriéndose a Londres como "ciudad fantasma".
Durante el confinamiento, las empresas recurrieron masivamente al teletrabajo. Los trabajadores se familiarizaron con las reuniones por videoconferencia y están contentos de evitar los largos viajes diarios al trabajo. Apenas un 34% de los ejecutivos de Reino Unido, 31% en Londres, han vuelto al trabajo, según un estudio publicado esta semana por el banco americano Morgan Stanley.
En país, que tiene la mayor cantidad de muertes en Europa por el nuevo coronavirus, está atrasado con respecto a otros del mismo continente en los cuales la mayoría de los ejecutivos ya han vuelto a la oficina.
Cambio de tono
La vuelta a la normalidad en los centros de negocios de Londres no se espera para antes de 2021. Grandes empresas como el banco Natwest recomendaron a la mayoría de sus trabajadores seguir trabajando a distancia hasta el próximo año. Google, que retomó la construcción de una sede monumental al lado de la estación King's Cross, promueve el teletrabajo hasta julio del año próximo.
Otro tono se percibe en la imagen de James Staley, jefe del banco Barclays. Claramente afectado porque "60.000 personas trabajen en la mesa de su cocina", desea que la gente regrese. El presidente del consejo de administración del gigante de auditoría de PwC, Kevin Ellis, espera que la mitad de su personal vuelva el próximo mes. Pero indica a Sunday Times que "el presentismo se ha terminado para siempre". Para el gobierno, la vuelta al trabajo es sobre todo una ayuda para reactivar la maquinaria económica. "Es necesario que las personas se sientan confiadas para volver al trabajo", estimó el jueves el primer ministro Boris Johnson.
El daño para los comercios ya es enorme. La cadena de comida rápida Pret A Manger, que tiene una fuerte presencia en la ciudad, ya anunció el cierre de muchos locales y 1.000 de sus puestos de trabajo se ven amenazados. Le CEBR estimó el déficit en 178 millones de libras (unos 232 millones de dólares) mensuales para la capital. Según Shah, es el mismo atractivo de Londres, conocida por seducir los jóvenes talentos de todo el mundo, lo que está en juego. "Si las empresas tienen miedo, si los trabajadores no regresan, si la gente no ve a Londres como un lugar para vivir y que atrae nuevas empresas, el efecto económico podría multiplicarse", advierte.
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