Lo ejecutaron hace cuatro años y ahora una prueba de ADN podría mostrar su inocencia

Ledell Lee fue ejecutado hace cuatro años tras ser encontrado culpable de un asesinato. El crimen del que se lo acusó en ese entonces fue el homicidio de Debra Reese, una joven de 26 años a la que mataron en 1993. Ahora, sin embargo, según informó The Washington Post, un estudio encontró en el arma material genético que apuntaría a otro sospechoso, por lo que se considera que Lee pudo haber sido injustamente ejecutado.

Innocence Project, una organización que representa a personas que fueron acusadas injustamente por la justicia estadounidense, publicó ahora los resultados de una pericia que muestra que, en el bate de madera con el que asesinaron a Reese apareció carga genética de otra persona. Al conocerse esta noticia, Asa Hutchinson, gobernador de Arkansas, insistió con que esta nueva evidencia “no es concluyente”. Así, el funcionario defendió la decisión que tomó la justicia hace cuatro años, cuando ejecutó a Lee, encontrado culpable “basándose en la información que tenían”. En ese sentido, dijo que fue el deber de los jueces, en aquel entonces, “hacer cumplir la ley”.

La condena de Ledell Lee

Ledell Lee fue considerado culpable y condenado a la pena capital en octubre de 1995 en Pulaski, Arkansas. Nunca se declaró a sí mismo culpable y siempre se negó a asumir la autoría del crimen. Sus abogados apelaron todas las decisiones de los jueces hasta sus últimos días. Finalmente, el 21 de abril de 2017, recibió la inyección letal. “Nadie debe ser ejecutado cuando queda la posibilidad de que sea inocente”, lamentó Nina Morrison, la letrada que defendió a Lee hasta el final. El año pasado, la organización Innocence Project pidió nuevas pruebas de ADN, de las que se confirmó que había otros sospechosos en el caso, y a partir de la cual la culpabilidad de Lee dejó de ser una certeza. Si bien desde I.P. admiten que los resultados de las nuevas pruebas son “incompletos y parciales”, sus pronósticos son optimistas respecto a hallazgos que despejen las dudas sobre la inocencia de Lee.

El crimen de Debra Reese

Reese apareció sin vida en la habitación donde dormía, en su casa de Jacksonville. Según determinaron las pericias, la mujer había sido golpeada con un bate de béisbol unas 36 veces. A los pocos días, la policía arrestó a Lee, un vecino que dijo haberla visto entrar a la casa el día del crimen. Luego, una huella de zapato en la habitación de ella y rastros de sangre en un calzado de él terminaron por construir la acusación contra Lee. Aunque la defensa denunció que las evidencias eran defectuosas y que la investigación había incurrido en distintas negligencias, el proceso avanzó en una única dirección: encontrar a Lee culpable.

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