“Las tropas de paz de Naciones Unidas no pueden ser un blanco”: el testimonio de un coronel argentino desde el sur del Líbano
En medio de las crecientes tensiones entre Israel y la ONU, el jefe de personal militar de la misión en el cuartel general de Finul le describió a LA NACION el estado de alerta máxima de la fuerza multinacional
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ROMA.- Está en un bunker a varios metros bajo tierra con casco y chaleco antibala, porque el nivel de alerta es máximo: el número tres. Afuera siguen los combates, él se encuentra en medio del fuego cruzado entre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el grupo terrorista Hezbollah y la comunicación se entrecorta. Pero la voz en el teléfono del coronel Pablo Zanzero, uno de los cuatro argentinos que forman parte de la Finul, la fuerza de paz de Naciones Unidas en el Líbano, es serena.
“No deberíamos ser un blanco, las tropas de paz de Naciones Unidas no pueden ser un blanco, pero cuando uno está en medio de dos fuerzas que están combatiendo, como sucede ahora, siempre hay riesgos, hay tensión, hay adrenalina, pero no hay miedo: estamos preparados para estas situaciones y tenemos asumidos los riesgos”, dice a LA NACION Zanzero, coronel del ejército argentino que desde hace poco más de cuatro meses es jefe del personal militar de la misión y se encuentra en el cuartel general de Finul de Naqora, en el sur del Líbano y a cuatro kilómetros de la frontera con Israel, una de las zonas más caliente y peligrosas del planeta en este momento.
Aunque parece tranquilo, Zanzero admite que la situación “es complicada”. Los proyectiles caen cerca, las alarmas son constantes, así como el intercambio de fuego de los enemigos. Desde hace días, de hecho, hasta duerme en uno de los búnkers de la Finul, fuerza multinacional de mantenimiento de la paz que se creó en esta área caliente del mundo en 1978, ahora bajo de los reflectores al hallarse en el epicentro del nuevo frente de guerra israelí.
En los últimos días, cuatro cascos azules de esta fuerza multinacional de unos 11.000 efectivos de 49 países (dos soldados de Sri Lanka y dos de Indonesia), resultaron heridos por aparente fuego israelí; varios países que integran esta fuerza de paz, entre los cuales Italia, que tiene uno de los contingentes más numerosos, de mil hombres, denunciaron estos “inaceptables” ataques y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en una declaración dirigida al secretario general de la ONU, António Guterres (a quien declaró recientemente “persona no grata”), instó a Finul a retirarse del sur del Líbano. Además, en otro episodio aún no esclarecido, este domingo tanques israelíes irrumpieron en las puertas de una base, según la ONU. Guterres hizo saber, por su parte, que los ataques contra las fuerzas de paz violan el derecho internacional y pueden constituir un crimen de guerra.
The safety of @UN personnel & property must be guaranteed.
— António Guterres (@antonioguterres) October 13, 2024
The inviolability of UN premises must be respected at all times.
Attacks against peacekeepers are in breach of international law & may constitute a war crime.
@UNIFIL_ personnel & premises must never be targeted.
En esta situación al rojo vivo Zanzero, porteño de 57 años, casado con Belén y padre de Francisco (21) y María del Pilar (15), radicados en Tandil, destacó que “estamos todos bien los argentinos”. Además de él, hay otros tres compatriotas: el capitán Gonzalo Scillia y el capitán Pablo Curuchet, ambos treintañeros, que son parte del batallón español que se encuentra en el sector oriental de Finul; mientras que el cuarto argentino es el coronel Lucilo López Meyer, que se encuentra, como él, en el cuartel general, que está contratado como uno de los 800 civiles de Finul, al frente del manejo de la logística.
“Estamos viviendo una experiencia profesional tremenda, muy interesante”, asegura Zanzero, que admite que nunca le había tocado vivir en vivo y en directo una guerra como la que ahora mantiene en vilo al mundo. El conflicto, que comenzó el 8 de octubre de 2023 cuando el grupo chiita libanés, respaldado por Irán, en solidaridad con el ataque de Hamas desde Gaza, comenzó a lanzar cohetes hacia el norte de Israel, se intensificó a fin de mes pasado cuando las FDI superaron la “blue line” para comenzar una ofensiva terrestre limitada en el sur del Líbano, tras decapitar a la cúpula de Hezbollah. La “blue line” no es una frontera, sino una línea de repliegue formada por barriles azules con el símbolo de Naciones Unidas que se encuentra a lo largo de 120 kilómetros.
“Israel quiere crear en el sur del Líbano una ‘buffer zone’, una zona de amortiguación, para poder neutralizar a los cohetes que lanza Hezbollah y para permitir que los cerca de los 60.000 israelíes evacuados de diversas comunidades del norte puedan volver a sus casas”, recuerda el militar argentino. “Pero Hezbollah, que tendría unos 100.000 hombres y está apoyado económicamente por Irán, resiste”, añade.
Además de haber quedado en medio del fuego cruzado, Finul se encuentra en una situación más que difícil porque está siendo acusada por Israel de no haber impedido en los últimos años que Hezbollah construyera túneles e infraestructura militar para atacar a Israel. “Forma parte del juego político que una parte o la otra intenten responsabilizarnos de algo. Pero nuestra misión en el área de operación es de mantenimiento de la paz, no de imposición de la paz, es de imparcialidad y es de señalar las hostilidades que se producen”, precisa Zanzero, al subrayar que mientras tienen comunicación con las FDI, no tienen ninguna interlocución, ni relación, con Hezbollah, sino con las fuerzas armadas del Líbano.
“Siempre que se ha observado la presencia o el accionar de Hezbollah, se ha informado, se ha registrado y denunciado a las dos partes, al Líbano y a Israel. En este momento, en el lugar donde yo me encuentro, al sur del río Litani, es una zona que está preparada para resistir por parte de Hezbollah la incursión terrestre israelí y hay combates”, describe.
¿Cómo es el clima? “No es de miedo porque uno se prepara toda la vida para este tipo de situación y estamos en alerta tres, que es la máxima, con todas las medidas de seguridad en acto, es decir, con casco, chaleco antibala y en el búnker. Hoy vinimos al búnker dos veces, uno se va a acostumbrando y lo vive con naturalidad, más allá de que uno está expuesto a ser un blanco”.
¿Qué van a hacer ante el pedido de Netanyauh de que se vayan de la zona? “Hasta ahora no recibimos ningún tipo de orden: las cuestiones políticas, las amenazas, los pedidos de que nos vayamos o lo que fuere, se manejan en otro nivel”, contesta. “Estamos acá con el consenso de las partes y si ese consenso se rompe, por ejemplo, Israel cruzó la ‘blue line’ cuando debería haberse quedado al sur, te quedás un poco descolocado como misión, se complica… Nosotros, además, solo tenemos armamento para defensa personal, no tenemos armamento para la imposición de la paz: la misión es de mantenimiento de la paz, capítulo 6, que es otra cosa”, aclara. “Hay una preocupación lógica porque estás escuchando proyectiles cerca, pero estamos preparados”, suma, al detallar que con las FDI tienen un enlace y cuando van a ejecutar una acción “generalmente avisan”.
Así como en el norte de Israel debido a la guerra tuvieron que irse unas 60.000 personas, también debieron abandonar el sur del Líbano unas 100.000 almas que vivían en diversos poblados. “La mayoría fue desplazada al norte del río Litani… Yo no estaba el 7 de octubre del año pasado, pero me cuentan que hasta ese día acá no había incidentes violentos... El nivel de violencia actual, nunca antes visto, comenzó después”, afirma.
¿Cree que toda esta situación, las polémicas, los incidentes de fuego, los intentos de desacreditar a Finul por no haber impedido que Hezbollah pudiera fortalecerse militarmente en el sur del Líbano, pueda convertirse en el principio de su fin? “La misión todos los años se revisa en Nueva York, el año pasado, después de un análisis, decidieron extenderla por un año y se verá si debe continuar o si debe cambiarse”, opina el coronel Zanzero.
¿Qué espera ahora? “Espero que esto desescale y que se llegue a un acuerdo político... Como decía Von Clausewitz ’la guerra es la continuación de la política por otros medios’, cada actor tiene sus objetivos estratégicos, este conflicto se remonta a muchos años, décadas atrás y es muy complejo, pero espero que haya un alto el fuego”, responde. En un contexto de miles de muertes y destrucción de ambos lados y en Gaza, más la amenaza de que el conflicto se amplíe y degenere aún más, finalmente, el coronel argentino subraya algo más que importante: “hay que valorar que en nuestra región tenemos paz”.
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