TEL AVIV.- La gente me advirtió antes de venir a Tel Aviv hace unos días que el Israel del 7 de octubre es un Israel en el que nunca había estado. Tenían razón. Es un lugar en el que los israelíes nunca han vivido antes, una nación que los generales nunca han tenido que proteger antes, un aliado que Estados Unidos nunca ha tenido que defender antes –desde luego, no con la urgencia y la determinación que llevarían a un presidente de Estados Unidos a volar hasta allá y animar a toda la nación.