Las restricciones que imponen en Francia frente al exceso de turistas en algunos de sus lugares más visitados
La cantidad de viajeros volvió a cifras similares a las de la prepandemia y las ciudades comenzó a aplicar regulaciones, como reservas anticipadas y cupos
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PARIS.- Con la reanudación del turismo, Francia puso en marcha iniciativas para evitar la saturación de los lugares favoritos de los viajeros, como la obligatoriedad de reservar en puntos de la costa, la imposición de cuotas diarias de visitantes o incluso la “antipublicidad”.
La acción más mediatizada fue la limitación por primera vez este verano de la frecuentación de las Calanques de Marsella en el Mediterráneo, un lugar de biodiversidad marina privilegiada, por medio de reservas obligatorias.
Con un turismo que recobra poco a poco sus niveles de 2019, varios sitios enfrentan un flujo incontrolable de visitantes y aplican técnicas que se pensaba hasta ahora reservadas a ciudades como Venecia o Barcelona.
El éxito, a veces efímero, de algunos lugares fue propulsado por guías turísticas, películas populares e influencers.
Para enfrentar el “turismo exagerado” hay “dos soluciones”, dice a la AFP el antropólogo Jean-Didier Urbain: “la prohibición o la regulación”.
La prohibición pura y simple de un sitio como lo fue Maya Bay en Tailandia, víctima del éxito de la película La playa, con Leonardo DiCaprio, no figura aún en la agenda en Francia.
Mientras tanto, la reglamentación puede adoptar diferentes formas, empezando por las reservas obligatorias. “Los museos fueron los primeros en adoptar ese tipo de regulación”, subraya Urbain. “Y esto está entrando en las costumbres, nos dirigimos a este tipo de cosas”.
La Compañía de los Alpes, propietaria de los parques de diversiones Astérix y Futuroscope, está probando en sus parques en el extranjero el sistema de reservas obligatorias, al tiempo que en Francia ha observado un aumento del 20% en la afluencia este año en comparación con 2019, indicó a la AFP su director Francois Fassier.
La regulación puede también hacerse bajo forma de cuotas.
La isla de Porquerolles, en el sur de Francia, instauró desde julio de 2021 un límite de 6000 visitantes diarios.
La isla de Bréhat, en Bretaña (noroeste), que recibe ciertos días de verano en sus 3 kilómetros cuadrados más de 5000 personas cuando sólo cuenta con 400 habitantes en tiempo normal, no ha instaurado aún cuotas pero empezó a contar a sus visitantes y medir su impacto este verano.
“Antipublicidad”
“Se practica también la disuasión con el nuevo término ‘desmarketización’, que desaconseja ir ciertos días” a algún lugar, señala Jean-Didier Urbain.
El municipio de Crozon, también en Bretaña, cuenta con 7600 habitantes en invierno pero alberga 30.000 en verano y trata en vano de disuadir a los turistas de viajar a una cala considerada como una de las más bellas playas de Europa y que hoy está cerrada al público. El alcalde Patrick Berthelot dijo en 2021 que hace “antipublicidad” para la playa.
Otra solución, agrega, es la “dispersión”, con “una desconcentración espacial que diversifica los lugares de atracción o la desconcentración temporal”.
Le Red de Grandes Sitios de Francia, que reúne espacios turísticos como el Monte Saint Michel, promueve visitas fuera de temporada y circuitos paralelos en otros sitios menos concurridos.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) eligió como tema “Repensar el turismo” para su jornada mundial a fines de septiembre. La entidad constata un “fuerte repunte” del sector en los cinco primeros meses del año, liderada por Europa, con un aumento del 350% de las llegadas internacionales respecto al mismo periodo de 2021, y América (+112%).
Agencia AFP
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