Las protestas sociales llegan a Lima para la gran “toma” de la capital del país
Los manifestantes movilizados desde las convulsionadas regiones del sur y otras zonas desfavorecidas convergerán para una marcha contra el gobierno de Dina Boluarte
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LIMA.– La capital peruana se convertirá desde el jueves en el epicentro de las protestas contra el gobierno, cuando los miles de manifestantes que se esperan de todo el país confluyan en la denominada “toma de Lima”, entre los varios nombres con que se caratuló la marcha y que plantea un abanico de exigentes demandas.
Grupos salidos de distintas regiones –entre estudiantes, agricultores y dirigentes comunales– se movilizaron hacia Lima para exigir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y el cierre del Congreso, y para reivindicar asimismo a las víctimas que dejaron los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad desde el 7 de diciembre.
La marcha incluye el llamado de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) a un paro nacional y una movilización. Si bien no tiene una organización unificada, las agrupaciones participantes coinciden en el puñado de reclamos hacia la dirigencia política en Lima, mientras desde el Poder Ejecutivo se hicieron llamados a la calma en previsión de incidentes.
“Queremos la renuncia de Dina Boluarte. No nos sentimos representados por ella”, dijo el manifestante Jesús Gómez, un productor agrícola llegado del sur que cultiva papas, maíz y trigo en su pequeña chacra. “Nosotros organizadamente hemos venido a tomar Lima, las calles de Lima, a paralizar Lima para ser escuchados”, añadió Gómez, quien junto a decenas de pobladores de su provincia de Chumbivilcas acamparon con colchonetas en el local de un partido de izquierda.
“Venimos a defender nuestros derechos. Venimos a hacer escuchar nuestra voz. Estamos tremendamente olvidados”, dijo por su parte el campesino Edwin Condori, agotado por la travesía de más de mil kilómetros, al igual que otros miles que se trasladaron durante días en ómnibus y camiones.
Entre quienes acampaban en el local partidario había pobladores y dirigentes de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, que iniciaron el día con un ritual andino a la Pachamama, colocando en el suelo fotografías de algunas víctimas de las protestas.
Casa tomada
Cientos de pobladores de Cuzco se instalaron al mismo tiempo en una sede de la Universidad Mayor de San Marcos, tomada previamente por sus estudiantes, que la ocuparon en solidaridad con los viajeros y en adhesión con la protesta.
La “toma de Lima” se da más de un mes después del comienzo de las protestas contra Boluarte, que sucedió al destituido Pedro Castillo y a quien hacen responsable por la muerte de los manifestantes. Hasta ahora murieron cerca de 50 personas en estas seis semanas de conflicto, entre ellas 42 manifestantes en choques con las fuerzas de seguridad, un agente de policía y el resto en incidentes en bloqueos de rutas.
Según una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 58% de los encuestados considera que hubo excesos de las fuerzas del orden para ejercer control durante las protestas, que dejaron además 531 heridos y 329 detenidos. Solo el 26% de los peruanos cree que hubo un manejo adecuado de la policía y de los militares. El 16% se abstuvo de opinar.
Algunos participantes de la marcha viajaron por primera vez a Lima, que este miércoles cumplió 488 años desde su fundación en la era colonial. Y muchos se vieron demorados en su travesía por controles policiales en las rutas y por bloqueos de otros manifestantes.
Esta semana se contabilizaron casi un centenar de cortes distribuidos por el país, una de las principales modalidades de la protesta. La carretera Panamericana Norte, que había sido despejada por la policía el lunes, volvió a ser bloqueada 48 horas después.
El excandidato presidencial Yonhy Lescano, quien también fue legislador por el departamento de Puno, uno de los más activos en la ola de protestas, mostró su respaldo a las personas movilizadas.
“Queridos hermanos de Puno, Cuzco, Ayacucho, Apurimac y de las otras regiones que llegaron a Lima, ustedes son los verdaderos representantes de los millones de peruanos, de sus necesidades y reclamos. Hacen lo que los que han traicionado a su pueblo deberían hacer. Estamos con ustedes”, dijo en su cuenta de Twitter.
Por otra parte, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) debatió en Washington la crisis del país. Ante la preocupación de algunos representantes por los derechos humanos, el director para Asuntos Multilaterales y Globales de la cancillería, Paul Duclos Parodi, afirmó que el gobierno de Boluarte tenía como objetivo “acercarse a la población”.
Lima fue determinante en luchas como la que se dio en 2000 contra el gobierno de Alberto Fujimori o en 2020 contra el fugaz mandato de cinco días de Manuel Merino, que asumió tras la polémica destitución del Congreso a Martín Vizcarra. Ahora el gobierno teme más que nada por desbordes que escapen de la protesta pacífica. “No queremos más muertes, no queremos más heridos, basta de sangre, basta de enlutar a las familias en el Perú. Empecemos a trabajar, queremos un cambio en el Perú”, señaló el ministro del Interior, Vicente Romero.
La inquietud por la violencia encendió las alarmas en otros sectores y obligó a cambios preventivos de agenda. La Dirección de Seguridad Deportiva decidió así suspender el inicio del torneo nacional de fútbol, “para prevenir y evitar riesgos que afecten la seguridad e integridad física de las personas”.
Agencias AFP y AP
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