Las protestas en las universidades se extienden y recalientan el frente interno para Biden en medio de la campaña
La Casa Blanca reconoció el “momento doloroso”, pero calificó de “inaceptables” las expresiones de antisemitismo en los campus
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WASHINGTON.- La crisis desatada en las universidades de Estados Unidos por las protestas en contra de Israel y a favor de los palestinos abrió recalentó uno de los frentes internos que enfrenta el presidente Joe Biden, bajo una fuerte presión para equilibrar su férreo respaldo a Israel con los reclamos de su coalición electoral, sobre todo de los jóvenes, en el inicio de su última campaña presidencial.
Los campamentos montados en los campus de varias universidades en Estados Unidos se convirtieron en la última expresión del fuerte malestar en el país con Israel y su ofensiva en la Franja de Gaza, que ya dejó más de 34.000 muertos –casi la mitad de ellos, niños–, desplazó a millones de palestinos y llevó a denuncias de genocidio contra Tel Aviv. Las protestas también tuvieron episodios de acoso y ataques a estudiantes y miembros de la comunidad judía, y muestras de respaldo explícitas a Hamas, la organización terrorista que perpetró el atentado del 7 de octubre, el peor ataque contra los judíos desde el Holocausto.
Mientras las universidades intentan encontrar un camino para descomprimir la tensión en sus campus antes de la época de graduaciones y la llegada del verano boreal –Columbia anunció clases híbridas por el resto del semestre–, el gobierno de Biden condenó las muestras de antisemitismo en las protestas.
“Si bien todo estadounidense tiene derecho a protestar pacíficamente, los llamados a la violencia y la intimidación física, a apuntar a estudiantes judíos y a la comunidad judía son descaradamente antisemitas, desmesurados y peligrosos y no tienen cabida en ningún campus universitario ni en ningún lugar de Estados Unidos”, dijo el vocero presidencial, Andrew Bates. “Hacerse eco de la retórica de las organizaciones terroristas, especialmente tras la peor masacre cometida contra el pueblo judío desde el Holocausto, es despreciable”, insistió.
Bates dijo que Biden está al tanto de las protestas y que en la administración demócrata reconocen que es “un momento doloroso” para muchas comunidades. Pero, al igual que casi todo el arco político en Washington, insistió en la condena a los ataques antisemitas que se vieron en las protestas al calificarlos de “inaceptables”.
“El presidente sabe que el silencio es complicidad y por eso utiliza las plataformas que tiene para tratar de garantizar que nuestros compatriotas estén a salvo”, remarcó Bates.
Pilares de la coalición
Las protestas por la guerra en la Franja de Gaza entre Israel y Hamas representan un problema político de mucha mayor envergadura para Biden que para su rival político en las próximas elecciones, el expresidente Donald Trump.
Uno de los pilares de la coalición demócrata son los jóvenes, mucho más propensos a respaldar a los palestinos que a los israelíes en el conflicto que ha definido a Medio Oriente desde mediados del siglo pasado. La coalición trumpista aparece mucho más alineada con la política de defensa inclaudicable y sin condiciones de Israel, sobre todo entre los votantes evangélicos, uno de los pilares del trumpismo. La coalición demócrata es, además, más diversa, e incluyo a miembros de la comunidad árabe, que también condenan por obvios motivos la ofensiva israelí en el enclave mediterráneo.
Las manifestaciones en contra del nuevo conflicto entre Israel y Hamas y a favor de los reclamos de los palestinos han sido una presencia permanente en Estados Unidos prácticamente desde el inicio de la nueva de violencia en Gaza, e incluyeron duras críticas a Biden, a quien se llegó a tildar de “genocida” por su apoyo a Israel. Con el paso del tiempo y con el aumento en la cifra de víctimas civiles por los ataques israelíes, la Casa Blanca fue recalibrando su posición, y comenzó a criticar con más frecuencia y más dureza al gobierno de Benjamin Netanyahu, pero sin llegar a tomar medidas concretas, como, por ejemplo, cortar el envío de armamento. Y cada vez que pudo, Biden reafirmó su compromiso “férreo” o “inclaudicable” con la defensa de Israel, una política de Estado en Washington que recorre todo el espectro político.
Con el último rebrote de protestas, la principal preocupación política de los demócratas ahora parece ser evitar en la medida de lo posible que la Convención Nacional Demócrata, que se celebrará a fines de agosto en Chicago, quede opacada por eventuales manifestaciones.
En Estados Unidos, las convenciones partidarias brindan una oportunidad única y singular para impulsar una campaña presidencial, al punto que, tras la cita, los candidatos suelen experimentar un avance en las encuestas al que se lo conoce como el “salto de las convenciones”. Pero una convención signada por protestas puede terminar por convertirse en una pesadilla para Biden, más aún cuando Trump y los republicanos intentan arraigar la noción de que el mundo es un caos por culpa de su gobierno.
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