"Esto es una revolución": las protestas de Chile, desde adentro
SANTIAGO.- En caravana, a pie o en bicicletas, por la avenida Providencia y sus calles aledañas, con el canto "Oh, Chile se despertó" combinado con el sonido de las cacerolas, miles de personas se encontraron hoy en la Plaza Italia, en el centro de esta ciudad, para protestar contra la desigualdad en Chile y contra el gobierno de Sebastián Piñera, en el quinto día de un conflicto que ya suma 15 muertos.
Esta tarde, en la concentración que reunió a 22 mil personas, según Carabineros, algunos se refugiaban a la sombra de los árboles para tomar un descanso del sol y los 30 grados, mientras otros se reunieron en el centro de la plaza, rodeada en todos los accesos por militares que dejan correr los gases lacrimógenos que irritan los ojos y la garganta.
Por eso, todos los manifestantes llevan casi como uniforme bandanas o pañuelos humedecidos con agua y bicarbonato de sodio para paliar sus efectos. Lo necesitaron: alrededor de las 19, una hora antes de que comenzara un nuevo toque de queda, los vehículos de Carabineros recorrieron la plaza con carros hidrantes y con gases para dispersar la concentración. Otro cierre violento y a las corridas.
"Estamos profundamente preocupados por las imágenes de casos de brutalidad policial que salen de Chile", denunció hoy el director de las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco. "El presidente Sebastián Piñera debería dejar en claro a las fuerzas de seguridad chilenas que deben respetar los derechos humanos y garantizar que los agentes implicados en los abusos sean investigados de manera rápida e imparcial", agregó en un comunicado que hacía alusión a la represión ejercida en estos días por los militares.
"No tenemos miedo", afirma la mayoría, y cuenta que sus padres y abuelos, los que vivieron la dictadura, sí lo tienen. Por eso, las marchas convocan principalmente a jóvenes, que hablan de una "revolución" y de una lucha "para las próximas generaciones". "Mi abuelito desde arriba está feliz viéndome luchar. Ayer por mí, 1973. Hoy por tí, 2019", reza uno de los carteles en la plaza, resumiendo esa idea.
Karina Ureta (22, estudiante de ingeniería)
"Vengo por la desigualdad, por todo lo que está pasando. No lo hago solo por mí, lo hago por las generaciones futuras y por las pasadas que no pudieron hacerlo. No tengo clases, así que creo que la mejor manera de ocupar el tiempo libre es venir acá. Es difícil, pero espero que no sea en vano. A un compañero lo golpearon con un balín, no estando ni en toque de queda. Obviamente me da miedo que pase algo, pero uno viene consciente de lo que puede pasar y viene con ciertas precauciones, cuidándose, y de manera pacífica. En la mochila tengo limones, agua, agua con bicarbonato por si alguien lo necesita. Si hay toque de queda, me quedo hasta un rato antes. Mi familia me apoya, me pide que tenga cuidado, pero encuentran bonito que venga a apoyar a las otras personas".
Catalina Arancia (23, estudiante de arquitectura) e Isadora Zlobec (23, estudiante de arquitectura)
"El tema del metro fue la gota que rebalsó el vaso. Aunque no nos afecte a todos, es una causa por la que tenemos que luchar todos. Hay gente que se tiene que echar la mitad del sueldo en pasajes del metro. Habría que hacer algo al respecto. Pienso en las pensiones, que son miserables, los sueldos, la salud... da asco. La familia nos dice que tengamos cuidado, de hecho, nos pusieron horario para volver, que depende del toque de queda. A mis papás les dio susto, pero mis hermanos vinieron. Nosotras no tenemos miedo".
Vicente Saavedra (23, estudiante de bioquímica), José Sotomayor (23, estudiante de tecnología médica) y Nicolás Cortés (24, estudiante de periodismo)
"Vinimos a manifestar el descontento social tanto mío como de mi familia por las medidas desmedidas del gobierno, la falsa guerra que quieren crear, la vuelta de los militares de la calle. Porque Piñera es porfiado, es sordo. Esto no se soluciona con milicos en la calle, esto se soluciona con diálogo. Eso exigimos: que se vayan los milicos. Esta es una crisis del sistema entero, se necesita un pacto social. El miedo en las protestas siempre existe porque es un cartel, es una olla contra un arma. Nuestra generación no puede concebir no salir a la calle. La familia dice: ‘sal a la calle para que no se repita la historia’".
Patricia Contreras (37, publicista) y Gabriel Saravia (36, diseñador)
"Venimos porque estamos cansados de que el gobierno no dé soluciones a las demandas sociales. Esto viene por años, no es solamente de este gobierno. No es de izquierda o derecha, son años y años de abuso. Llevo 12 años pagando la universidad y me queda uno para saldar la deuda. Tienen que escuchar a la gente porque lo único que hacen es arreglarse entre ellos. No tenemos miedo. Esto es una revolución. Nuestros papás, como vivieron en dictadura, saben que estamos peleando por ellos y por la generación que viene. Ellos no vienen porque en el contexto en el que nacieron tienen miedo, pero uno no. Nosotros nacimos en dictadura pero no tenemos miedo ahora".
Ariadna Correa (28, secretaria), Gabriela Fernández (21, vendedora) y Constanza Moya (23, cajera)
"La situación en Chile llegó a un punto en que la clase media ya no puede ni vivir su vida ya que los sueldos cada vez están más bajos, las cosas están más caras: la comida, el transporte, la salud pública. Están quitando cada vez más recursos para salud. Nos afecta porque no te podés ir de tu casa, salvo que tengas pareja. Es como un sueño vivir sola. En la salud pública, tenemos que esperar tres meses para ir una hora al psicólogo y esperar un mes para la próxima sesión. Venimos desde el viernes a las protestas. El pueblo ve la presencia de los militares como una incitación a la violencia, el hecho de que estén en la calle despierta muchas heridas. Es superindignante que antes de salir de casa tu abuela te diga: ‘si te agarran, dí tu nombre, por los desaparecidos’".
Héctor Sepúlveda (63, sociólogo)
"Vengo hace más de 40 años luchando para poder conseguir una democracia, ahora específicamente contra todos los abusos, económicos, ideológicos y políticos. Creo que es posible bajo la movilización social desamar el sistema de abusos para construir una sociedad diferente. Estamos pidiendo que se terminen los abusos y que se vaya Piñera. Pedimos por los bajos sueldos, por el sistema de salud, por la educación de los hijos y los nietos, por las pensiones: voy a haber trabajado toda la vida y tener una pensión miserable. La dictadura no fue un juego de niños. Pero los jóvenes que no crecieron bajo el régimen militar no estaban muy convencidos de que los militares disparan y matan y están al servicio de los poderosos. Ahora se dieron cuenta de que es así".
Ester Lepe Álvarez (50, docente)
"Estamos aburridos de tanto abuso, de que los ricos siempre se lleven lo mejor del pueblo. Esto tenía que explotar y está explotando, y me alegro por eso. Yo soy profesora, y vivo esto día a día: cómo los niños no tienen lo mínimo para ir al colegio, encima les suben la luz, el agua, todo. Los docentes, cuando se jubilan ganan el mínimo, con eso no se vive. Con una vida larga que les damos a los niños y tenemos una pensión indigna. Los jóvenes salen porque no tienen miedo. Los adultos le estamos perdiendo el miedo a la represión. Tenemos que luchar por lo que queremos, y en las casas no lo vamos a conseguir."
Los carteles en la protesta
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