Las perlitas de la cumbre de las dos Coreas: desde el momento incómodo hasta la plantación del pino de la paz
SEÚL.- Los líderes de las dos Coreas se dieron el apretón de manos que sus países y el mundo esperaban desde hace más de una década. Y, durante una histórica cumbre que duró desde la mañana oriental hasta la noche, Kim Jong-un y Moon Jae-in se salieron de un guión elaborado al milímetro al generar momentos espontáneos que estaban lejos de pertenecer a su cronometrada agenda.
¿Cruzo o no cruzo?
El primer imprevisto ocurrió después de un prolongado apretón de manos en la línea que demarca la frontera. Ahí Moon Jae-in , con una sonrisa deslumbrante, invitó a Kim Jong-un a cruzar hacia Corea del Sur.
Ambos posaron para la prensa para inmortalizar el momento en el que Kim se convertía en el primer líder norcoreano en cruzar al Sur desde el fin de la guerra en 1953.
Entonces, Kim hizo señas a Moon para que cruzaran al otro lado. En un inicio, el presidente surcoreano parecía dubitativo pero el jovial líder norcoreano, vestido con un traje oscuro, no iba a conformarse con un "no". Lo tomó de la mano y lo escoltó hasta el otro lado de la frontera, donde ambos volvieron a darse un apretón de manos.
Con una amplia sonrisa en la cara, los dos líderes volvieron a cruzar hacia el Sur, proyectando una notable imagen de unidad.
Foto grupal
Otro momento de improvisación de la jornada fue cuando ambos líderes pidieron a sus delegaciones que posaran para un retrato que aparentemente no estaba programado.
Estas instantáneas mostraron que incluso en un evento tan planificado como la primera cumbre intercoreana, centrada en el arsenal nuclear de Corea del Norte, los preparativos raramente se cumplen a rajatabla.
En el lugar equivocado
Durante la jornada hubo varios momentos cómicos, como cuando la poderosa hermana del líder norcoreano Kim Jo-jong y otro miembro de la delegación se apartaron bruscamente cuando se dieron cuenta de que estaban tapando la vista a los fotógrafos.
La pausa
También hubo instantes de incomodidad, como cuando Kim se tomó un largo espacio de tiempo antes de firmar el libro de visitas en la Casa de la Paz, que alberga la cumbre, y Moon parecía no saber hacia dónde mirar.
El eterno saludo
El largo apretón de manos contrastó con el último saludo entre los líderes de ambos países en 2000 cuando el padre de Kim, Kim Jong-il, estrechó la mano del presidente surcoreano, Kim Dae-jung. El apretón de hoy fue vigoroso, pero no duró más de cinco segundos. La versión de 2007 fue aún más breve y duró sólo tres segundos, cuando Kim Jong-il acogió a Roh Moo-hyun en Pyongyang.
El árbol de la paz
Kim Jong-un y Moon Jae-in vertieron una mezcla de tierra y agua de las dos Coreas sobre un pino que plantaron en una localidad en la zona desmilitarizada que separa ambos países como símbolo de paz antes de retomar su esperada cumbre. Los dos mandatarios destaparon además una placa de piedra ubicada junto al árbol con el mensaje "La paz y la prosperidad están plantadas".
El pino data de 1953, el año en que terminó la Guerra de Corea con la firma de un armisticio. La tierra y el agua procedían de las montañas y ríos de las dos naciones.
Los líderes conversaron mientras caminaban solos hacia un puente cercano antes de volver a sentarse a la mesa de negociaciones en Panmunjom.
La "primera dama", presente
Ri Sol-ju, la mujer de Kim Jong-un, también cruzó la frontera para asistir a la cena oficial tras la cumbre. La semana pasada, el líder norcoreano le otorgó a su mujer el título de "primera dama", que los analistas consideraron como una estrategia del país para parecer un "Estado normal" previo a las cumbres con los presidentes surcoreano y norteamericano. Kim Jung-sook, la mujer del presidente surcoreano, también está presente.
Agencia AFP y AP
Otras noticias de Kim Jong-un
- 1
El chavismo afirma que el opositor que dejó la embajada argentina colabora activamente con la Justicia
- 2
The Economist nombró al país del año: cuál fue el elegido y qué dijo sobre la Argentina
- 3
Un ómnibus chocó con un camión y se prendió fuego: 32 muertos
- 4
Cómo el caso Pelicot relanzó debates jurídicos y sociales y qué podría cambiar tras la sentencia en Francia