Las mejores campañas de vacunación empiezan a encontrar sus límites
Incluso los países con mejores índices enfrentan una caída de las tasas de inmunización por las dudas de la gente, la aparición de variantes o problemas de suministro
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WASHINGTON.- Queda claro que inmunizar a un país no es tarea fácil. Ahora que los países que mejor arrancaron con la vacunación chocaron con los límites y la ralentización de la campaña, sus gobiernos empiezan a advertir una cruda realidad: ¿Y si lo más fácil es lo que ya hicimos, y lo que queda es peor?
Esa es la pregunta que atormenta actualmente a Estados Unidos. La Casa Blanca admitió el martes que el país no cumpliría el tan anunciado objetivo de Biden de haber vacunado al menos con una dosis al 70% de los adultos antes del 4 de julio.
Tal como dijo el periodista Dan Diamond en The Washington Post, el descenso diario del ritmo de vacunación alcanza para sepultar en el olvido esa meta que se impuso la Casa Blanca. “Estados Unidos quedó muy atrás del objetivo de Biden por el freno en el ritmo de inoculaciones, sobre todo en el sur y el medio oeste del país”, dijo Diamond.
“A las autoridades de salud les está costando convencer a los más jóvenes para que se vacunen, a pesar de los incentivos, las rifas, regalos y otras promociones”, señaló Diamond, y citó encuestas que revelan que “casi un tercio de los norteamericanos no tienen intenciones inmediatas de vacunarse.”
Mientras, otros países se están poniendo al día. La Unión Europea (UE) escaló significativamente su programa de vacunación, y este mes la cantidad de dosis diarias administradas alcanzó un pico de cuatro millones, muy por encima de la cantidad actual diaria en Estados Unidos.
Canadá, que también arrancó tarde y con intermitencias, también acortó distancias con su vecino norteamericano: el 67% de los canadienses ya recibió al menos una dosis. Estados Unidos ya tampoco ostenta el récord de dosis administradas: a la cabeza, por lejos, está China, con más de 1000 millones de personas vacunadas.
Pero enfocarse exclusivamente en los números pasa por alto la complejidad intrínseca de este período “intermedio” de los programas de vacunación. Los demás países probablemente también experimentarán una caída de las tasas de vacunación, por las dudas de la gente, la aparición de variantes, o problemas de suministro.
Las encuestas en la UE muestran que más de un 25% de los habitantes del bloque europeo tienen “pocas o ninguna intención” de darse la vacuna. Al igual que en Estados Unidos, en la UE hay bolsones de resistencia a la vacuna que amenazan con frenar el avance del conjunto: en Bulgaria, donde está el mayor índice de desconfianza, el 61% de la gente cree poco probable que se vacune.
Las dudas sobre la vacuna son un problema persistente a nivel global. En Rusia, la desconfianza pinchó por completo el ambicioso plan de vacunación, y obligó a un vocero del presidente Putin a advertir que “la discriminación en el ámbito laboral será inevitable” para quienes se nieguen a vacunarse.
En la India, donde la vacunación sigue demorada a pesar de la devastadora olea de contagios que acaba de atravesar, la desconfianza es otro factor que se suma a la lenta inoculación del país. “Hay que salir puerta a puerta a convencer a la gente, y confiar en que los inmunizados recomienden vacunarse”, dice Yogesh Kalkonde, médico del sistema de salud pública de Maharashtra, un estado del oeste de la India. “Es un proceso exasperantemente lento”.
Nuevas variantes
Incluso las campañas de vacunación que despegaron bien tiene problemas para consolidarse. Gran Bretaña tuvo tal vez el programa de vacunación más exitoso de las grandes economías, pero ya frenó en seco la reapertura ante el avance de la variante delta.
Investigadores británicos como Oliver Johnson dicen que la rápida propagación de la variante delta y la menor capacidad de las vacunas para combatirla demuestran que para alcanzar la famosa “inmunidad de rebaño” tal vez haga falta que el 85% de la población haya sido vacunada o tenga inmunidad natural de una infección previa.
Si el porcentaje de adultos vacunados no aumenta, alcanzar la inmunidad colectiva tal vez obligue a vacunar a los adolescentes, dijo Johnson, y agregó que esa estrategia “no está exenta de consecuencias”.
En Israel, que también ha sido calificado como exitoso en la vacunación, las autoridades ya evalúan hacer precisamente eso. El nuevo brote de casos en las escuelas y la preocupación por la propagación de la variante delta reforzaron la idea de vacunar a los adolescentes.
En el mes transcurrido desde que fueron admitidos para la vacunación, menos del 4% de los menores de 12 a 15 años fueron inoculados, en contraste con el 75% de los adultos. “Vacunen a sus hijos”, recomendó el primer ministro Naftali Bennett en declaraciones a la televisión.
Israel utiliza principalmente la vacuna de Pfizer, que tiene una alta eficacia incluso contra la variante delta. Pero muchos países están usando vacunas menos efectivas y casi no probadas contra esa variante. Países como Bahréin, Mongolia y las islas Seychelles, que confiaron en Sinopharm y Sinovac, las vacunas de menor eficacia fabricadas en China, están sufriendo nuevas oleadas de contagios.
Tal vez por eso y a pesar de su campaña de vacunación sin precedentes, China no está dispuesta a reabrir en lo inmediato sus fronteras. Pekín planea mantener las restricciones fronterizas pandémicas que rigen actualmente durante al menos un año más.
Nada de esto implica que las vacunas estén fallando. Todo lo contrario: las vacunas brindan una protección esencial contra el virus. Pero el aumento de casos en países con niveles de vacunación relativamente altos demuestra que la elaboración de vacunas o incluso el éxito inicial de un programa de vacunación son apenas los primeros pasos de un proceso largo, lento y logísticamente difícil.
La alternativa es definitivamente peor. Los casos de coronavirus están aumentando en África, un continente que hasta ahora se venía librando de los peores brotes, pero que aún sufre una grave escasez de vacunas. En Kenia, los funcionarios atribuyen el aumento de casos a la aparición de la variante delta. “Tenemos muy presente lo que pasó en la India”, dijo Boaz Otieno Nyunya, funcionario de salud de la India.
En las últimas semanas, el epicentro mundial de coronavirus se trasladó a América del Sur, en gran parte debido al limitado acceso a las vacunas. El resultado es una ola de muertes que no se vio en ninguna otra región.
“Paraguay, Surinam, la Argentina, Uruguay, Colombia, Brasil y Perú están sufriendo, en ese orden, una aniquilación silenciosa por parte del Covid como no se ha visto en ningún otro lugar del mundo”, escribió esta semana un equipo de periodistas de The Guardian. “Incluso en Perú, que ocupa el séptimo lugar, el número de muertes por millón de habitantes es de 9,12, más del triple que en la India.”
Estos brotes regionales entrañan riesgos globales, porque demoran la recuperación y le abren la puerta a posibles variantes aún más preocupantes que la delta. Pero las campañas globales de distribución de dosis, como el programa Covax, siguen en problemas, y varios funcionarios advirtieron que en muchas partes del mundo las dosis se están agotando.
Covax recibió críticas de todo el mundo, incluso de parte de quienes simpatizan con su visión. Pero lo cierto es que los problemas que enfrentan las campañas de vacunación a nivel nacional no hacen más que resaltar la necesidad de esfuerzos e iniciativas globales como Covax.
(Traducción de Jaime Arrambide)
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