“Las madres de soldados rusos sabemos que el número de bajas en Ucrania es muy grande”
Valentina Melnikova, directora de la Unión de Comités de Madres de Soldados de Rusia, habló en exclusiva desde Moscú con LA NACION sobre los reclamos de los familiares; a cuánto asciende la indemnización del Kremlin por cada combatiente muerto
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A sus 76 años Valentina Melnikova no tiene hijos que combatan en la guerra de Ucrania, pero sigue en plena actividad desde Moscú al frente de la Unión de Comités de Madres de Soldados de Rusia, una organización con más de 200 filiales en todo el país que ella fundó en 1989, en tiempos de la Unión Soviética, para defender los derechos de los soldados en la Guerra de Afganistán.
Tras la invasión de Ucrania el 24 de febrero pasado, están desbordadas por la cantidad de reclamos de madres que acuden a ellas para evitar el reclutamiento de sus hijos, saber cómo obtener información sobre los que están en el frente de batalla, y sobre todo por la situación de miles de soldados desaparecidos con quienes las familias no están teniendo comunicación y tampoco aparecen en la lista oficial de unos 6000 soldados muertos reconocidos por el Kremlin.
Pese a las enormes limitaciones que les impone el gobierno de Vladimir Putin para hablar con el periodismo, especialmente extranjero, Melnikova accedió a dar una entrevista por videoconferencia con LA NACION. “A través de la prensa quiero pedir a todos los que puedan que traten de actuar para que las autoridades rusas detengan las hostilidades en Ucrania. Esto es lo que todas las madres de nuestros comités reclaman”.
Con más de tres décadas de gestiones frente a las autoridades, esta geóloga, graduada en la Universidad Lomonosov de Moscú, sabe cómo manejar sus declaraciones en la delgada línea que le dejan disponibles las estrictas normas impuestas por el Servicio Federal de Seguridad (FSB). “Nuestros comités vienen desde la época soviética así que a nadie se le ocurriría prohibir nuestra actividad, e incluso se nos trata con cierto respeto”.
Con esas limitaciones, Melnikova no brindó estimaciones sobre el número real de soldados rusos desaparecidos o muertos en el combate, pero aportó a LA NACION varios indicios que muestran que “el número de bajas es muy grande”.
-¿Qué evaluación hace sobre la “Operación Militar Especial” [el nombre oficial con el que se debe denominar a la guerra en Ucrania]?
-Nosotras trabajamos en la guerra de Afganistán, y luego en la de Chechenia y la de Siria. Y esto es algo totalmente diferente, algo único desde la Segunda Guerra Mundial. Hay una palabra rusa, o más bien tártara: “bardak” (caos). Estamos lidiando con “bardak”, como nunca antes habíamos visto, a pesar de que tenemos una gran experiencia con una amplia variedad de situaciones. Esta es la primera vez que la situación militar se desarrolla de manera tan rápida, tan brutal y en una escala tan grande. Otra característica es el secreto. Hay un secreto muy grande del gobierno en torno a la “operación militar especial”. Todo es secreto, y es muy difícil defender a los soldados y sus familiares o hacer algo, porque todo está prohibido. El secreto interfiere continuamente en nuestra protección de los soldados.
-¿Cuáles son los reclamos más frecuentes que recibe de las madres?
-Por un lado se nos acercan mujeres cuyos hijos fueron llamados a movilizarse y a quienes les informamos sobre cuáles son sus derechos a oponerse. Por otro, están los que ya fueron llevados al frente y que las familias no logran comunicarse con ellos. Son los casos de soldados desaparecidos o prisioneros de guerra. Y finalmente, orientamos en cuanto a la gestión de los derechos que tienen los familiares de un soldado muerto en combate.
-¿Cuál es la situación más difícil?
-Sin duda, la de los desaparecidos porque no tienen status legal. Hay un vacío de la normativa a este respecto. No hay un documento donde conste la desaparición. Los familiares solo saben que no se están pudiendo comunicar con el soldado, pero nada más. Además, hay muchos soldados rusos que son enterrados por las autoridades ucranianas y la identificación quedará para cuando acabe el conflicto. Eso es desesperante. Ya tuvimos esa experiencia durante la primera guerra en Chechenia [1994-1996]. La mayoría de los desaparecidos terminan siendo soldados muertos o, en el mejor de los casos, pueden aparecer luego como prisioneros de guerra. Pero no es tan común. Es una gran tragedia.
-¿Cómo guían entonces a los familiares de gente desaparecida?
-Son casos por ahora sin resolución. Tenemos que acompañar a las madres para que acepten que la situación es así, y ayudarlas a atravesar este dolor como familia.
-¿Tienen alguna estimación de la cantidad de soldados desaparecidos?
-No. No tenemos ningún registro exacto. Solo brindamos orientación a los familiares que se contactan con nosotros para que presenten su caso en los organismos estatales que llevan la lista oficial de desaparecidos. Mientras continúen las hostilidades no vamos a poder hacer mucho más. Sólo le puedo decir que el número es muy grande y no todas las personas recurren a nosotros. Es muy difícil estimar la cantidad. Lo único que hay es una suma exacta de prisioneros de guerra porque periódicamente se hacen intercambios.
-El gobierno reconoce 6000 soldados rusos fallecidos y Ucrania dice que, en realidad, llegan a 65.000 ¿Ustedes tienen algún cálculo?
-Ocurre que la cifra oficial se refiere al número de cadáveres repatriados, identificados con nombre y apellido y entregados a sus familiares. No sabemos el número de cuerpos que se encuentran en reconocimiento en el Laboratorio de Rostov ni cuántos quedaron enterrados en Ucrania.
-¿Pero usted cree que el número es mayor que lo que da el gobierno?
-Lo que yo le puedo decir es que la “movilización parcial” [la convocatoria masiva de reservistas lanzada el 16 de septiembre y que concluyó este lunes], es algo que en febrero se dijo que no iba a ocurrir cuando señalaron que solo enviarían al frente a soldados en actividad. Por eso, esa convocatoria está demostrando que las bajas son muchísimas y que se les están acabando los recursos humanos.
-¿Qué trato reciben las familias de los soldados muertos en combate?
-El gobierno les entrega una indemnización que tiene dos componentes, por un lado el llamado “seguro presidencial”, de hasta siete millones de rublos y, además, el seguro del Ejército, de unos cinco millones de rublos. En total es el equivalente a hasta 200.000 dólares. Pero no es una pensión. Es un pago único.
-¿Su comité está pudiendo realizar su actividad con normalidad?
-Yo no diría que podemos trabajar “con normalidad”. El año pasado se emitió una orden especial del FSB que nos prohíbe contar a medios extranjeros las historias o información que tenemos sobre casos particulares de soldados. Por eso solo podemos dar datos generales. También tenemos limitaciones en lo que podemos comentar sobre el Ejército o el gobierno ruso. Pero, básicamente, nuestro reclamo sigue siendo que esta tragedia acabe lo antes posible.
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