Desde que comenzó el conflicto contra Hamas en octubre de 2023, el estado israelí tuvo un retroceso en sus indicadores económicos “peor de lo esperado”
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La guerra en Gaza le está pasando la cuenta a la economía de Israel. Según cifras oficiales, dadas a conocer por la Oficina Central de Estadísticas de ese país el 19 de febrero pasado, la producción económica se contrajo bruscamente en los últimos meses de 2023.
El producto interno bruto (PIB) -un indicador clave de la riqueza de una nación-, cayó un 19,4% anual en el cuarto trimestre del año pasado, cuando comenzó el conflicto con Hamás.
El número sorprendió a los analistas quienes aseguraron que los resultados fueron “mucho peores” a lo esperado. De hecho, la estimación promedio de un equipo de expertos de Bloomberg no superaba la caída anual del 10,5%. El consumo y la inversión en bienes de capital fijo son las áreas más golpeadas.
A lo anterior se suma la decisión de la reconocida agencia crediticia Moody’s de rebajar la calificación crediticia de este país, a principios de febrero, argumentando riesgos políticos y fiscales, además de un supuesto aumento en la debilidad de sus instituciones debido a la guerra en Gaza.
Esta es la primera vez que Moody’s rebaja la calificación de Israel, en lo que significó un duro revés para la imagen internacional del país pues los inversores utilizan esta herramienta para calcular el riesgo de invertir en una entidad o gobierno global.
La decisión de la agencia crediticia fue cuestionada por las autoridades israelíes. El primer ministro Benjamín Netanyahu señaló que la economía de su país “es fuerte” y que la calificación “no tiene nada que ver con la economía, sino que se debe enteramente al hecho de que estamos en guerra”. “La calificación volverá a subir en el momento en que ganemos la guerra, y la ganaremos”, añadió el gobernante.
BBC Mundo intentó contactarse con autoridades del gobierno israelí para obtener una versión oficial respecto a la situación económica pero no obtuvo respuesta.
El conflicto bélico entre Israel y Hamás estalló el 7 de octubre, cuando el grupo islamista radical lanzó un ataque sin precedentes contra Israel, que dejó 1.200 muertos. Tras ello, se inició una campaña militar israelí sobre Gaza que ha matado a más de 30.000 personas. A pesar de la fuerte caída del PIB entre octubre y diciembre, la economía de Israel creció un 2% durante todo el año 2023.
Sin embargo, antes de los ataques del 7 de octubre, se esperaba que creciera un 3,5%. Así, en vista de la situación bélica actual, algunos analistas han alertado de lo que podría suceder este 2024.
Liam Peach, economista de mercados emergentes de Capital Economics, afirmó que las perspectivas de crecimiento del país para este año “ahora parece probable que registren una de las tasas más débiles jamás registradas”.
Desplome del consumo
Según los datos publicados por la Oficina Central de Estadísticas de Israel, la caída del PIB se vio impulsada principalmente por el desplome del consumo interno, que disminuyó un 26,9%.
De acuerdo con Eran Yashiv, profesor de economía de la universidad de Tel Aviv y miembro del Centro de Macroeconomía de London School of Economics (LSE), esto se debe esencialmente a la pérdida de confianza de las personas en tiempos de guerra.
“La gente tiende a gastar menos dinero en consumo regular; ahorran más. Tampoco compra bienes duraderos durante una crisis como esta, por ejemplo, coches, muebles o electrodomésticos”, dice a BBC Mundo.
Además, la Oficina Central de Estadísticas afirmó que la caída del PIB se da en momentos en que alrededor de 250.000 personas han sido llamadas a pelear en la guerra, abandonando sus lugares de trabajo y negocios.
“Hay centenares de miles de personas que no están trabajando y no pueden contribuir a la producción del país”, le explica a BBC Mundo Josep Comajuncosa Ferrer, profesor de economía en la institución académica Esade.
Esto ha provocado escasez de mano de obra. “El mercado laboral en Israel ha experimentado muchos cambios desde el estallido del conflicto con Hamás. Los lugares están sufriendo por falta de mano de obra debido a que muchas personas, especialmente jóvenes, se fueron al ejército”, indica Yashiv.
“A esto tenemos que sumarle la población desplazada del norte, en la frontera con el Líbano, y del sur, en la Franja de Gaza. Muchos de ellos perdieron sus empleos, al menos temporalmente, y ya no pueden seguir trabajando donde están”, agrega. Además, muchos trabajadores palestinos ya no van a Israel.
“En tiempos de paz, hay muchos palestinos de Cisjordania que cruzan a Israel para trabajar. Y en este momento, por cuestiones de seguridad, hay muchísimas restricciones. Por lo tanto, la actividad laboral cae”, señala Josep Comajuncosa Ferrer.
En un informe publicado por el centro de estudios israelí, Taub Centre, se asegura que, de acuerdo con información proveniente de diversas instituciones oficiales, en octubre del 2023 alrededor de un 20% de los trabajadores se ausentó temporalmente de sus empleos. Este número, no obstante, ha ido disminuyendo a medida que han pasado los meses desde que estalló la guerra.
Inversión y sector inmobiliario
La inversión en bienes de capital fijo es otra de las áreas que más se ha visto afectada por la guerra, de acuerdo con los datos de la Oficina Central de Estadísticas, con una caída del 67,8% en el cuarto trimestre.
En esto, el mayor desplome se ve en la inversión residencial, como la compra de casas o departamentos, lo que ha intensificado una crisis del sector inmobiliario, según los expertos. “¿Por qué cae la inversión? Porque existe una enorme incertidumbre. En tiempos de guerra, nadie está ansioso por comprar casas”, explica el académico.
La situación se agrava si se tiene en consideración que la falta de mano de obra también ha afectado al área de la construcción. “El mercado inmobiliario está pasando por una gran crisis. Y están involucradas muchas personas, tanto vendedores como compradores, empresas constructoras, empresarios y bancos cuyos préstamos hipotecarios pueden verse afectados. Es un sector muy importante de la economía”, indica Eran Yashiv. Esto es algo que inquieta a los expertos de cara al futuro.
Amir Yaron, gobernador del Banco de Israel, aseguró que “las limitaciones de la oferta en la industria de la construcción y la necesidad de viviendas alternativas para quienes se ven obligados a abandonar sus hogares son factores que afectarán la evolución del mercado inmobiliario en el futuro”.
Yaron, además, se refirió a otras preocupaciones que hoy tiene Israel en el ámbito económico. Afirmó que el país está en guerra “con la inflación todavía por encima del rango objetivo”. También alertó sobre el empleo. “Debido a la guerra, la tasa general de desempleo, que incluye a los empleados que han sido despedidos, se disparó”, dijo.
Empresas tecnológicas: el motor del crecimiento israelí
De todas formas, la economía de Israel ha mostrado algunas buenas señales en lo que va de este año.
Por ejemplo, desde el Banco Central de ese país han asegurado que las compras con tarjeta de crédito, que disminuyeron notablemente durante las primeras semanas de guerra, están comenzando a recuperarse. Con ello, se puede inferir que el consumo está dando algunos signos de mejoría.
Algo similar está sucediendo con el mercado laboral, en circunstancias en que algunos reservistas han podido volver a sus trabajos.
Por ahora, una de las mayores preocupaciones que existe en el sector empresarial israelí tiene que ver con el área de la tecnología, que es un fuerte motor para el crecimiento de su economía (y representa un 17% del PIB).
En el 2023, la recaudación de fondos por parte de las empresas tecnológicas disminuyó considerablemente en comparación al 2022, explica Eran Yashiv.
Para algunos analistas, la guerra puede seguir intensificando esa tendencia. “Si Israel está en guerra o en un caos geopolítico durante este año y el próximo, sospecho que muchos inversores extranjeros se darán por vencidos con Israel y alentarán a las empresas de tecnología a abandonar el país”, indica Eran Yashiv.
“Y, si eso sucede, la economía estaría en problemas y podría tornarse mucho, mucho más débil”, agregó. Josep Comajuncosa Ferrer coincide. “El sector tecnológico requiere de movilidad de personas y de capitales, pues los inversores entran y salen con facilidad y rapidez. Y ambas cosas se pueden ver restringidas por la guerra”, dice.
Qué esperar
Aún así, desde el Banco de Israel han insistido en que su economía, valorada en 500.000 millones de dólares, es lo “suficientemente fuerte” como para sobrellevar las huellas que, hasta el momento, ha dejado la guerra.
“El alto nivel de las reservas de divisas del Banco de Israel, que rondaban los 200.000 millones de dólares justo antes de la guerra, nos proporciona margen de maniobra para mantener la estabilidad de la economía y al mismo tiempo reducir la incertidumbre”, señaló el gobernador Amir Yaron.
Eran Yashiv, no obstante, insiste en que todo dependerá de lo que suceda en los próximos meses. “Si la guerra terminara ahora, creo que, a largo plazo, el sufrimiento de la economía no se consideraría muy profundo. Pero si continúa o escala a otros frentes, podría sufrir un daño enorme”, dice.
Mientras que el académico Josep Comajuncosa Ferrer alerta que “si el conflicto continúa, será muy difícil para Israel mantener el funcionamiento de su economía”. “Requeriría una ayuda muy alta del sector público a empresas que ven que su actividad ha empeorado”, asegura.
De todas formas, el gobierno de Benjamin Netanyahu está decidido a continuar con la ofensiva sobre Gaza, independiente del costo económico.
Así lo afirmó el ministro de Economía e Industria, Nir Barkat, al referirse específicamente a un posible riesgo de mayor déficit comercial. “Estamos comprometidos a ganar la guerra. Vamos a ganar la guerra sin importar nada”, dijo en declaraciones a la agencia de noticias Reuters, el 26 de febrero pasado. “Creo que cuando la gente mira la economía de Israel, quiere asegurarse, en primer lugar, de que somos un país seguro”, concluyó.
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