Las fugas en el gasoducto Nord Stream: lo que opinan los expertos por las sospechas entre Rusia y Europa
“Es muy difícil imaginar que sea accidental”, estimó la primera ministra danesa, Mette Frederiksen; las fugas de gas se extenderían por lo menos una semana
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PARÍS – El lunes, dos enormes torbellinos aparecieron en el mar Báltico. Este martes apareció un tercero. Los expertos afirman que se trata de escapes “provocados muy probablemente por un sabotaje” en los ductos Nord Stream 1 y 2, que transportan el gas ruso de Rusia a Alemania, ambos actualmente inactivos. Por el momento no hay explicación oficial, aunque las miradas europeas se tornan hacia Moscú.
“Es muy difícil imaginar que sea accidental”, estimó la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. Luego, precisó finalmente que los escapes de gas de los ductos inactivos, pero plenos, se debieron a “actos deliberados” y que durarán “al menos una semana”.
La probabilidad de un sabotaje en ambos gasoductos ya no parece plantear dudas. Desde hace tres días, los escapes afectan a esos tubos gemelos que unen Rusia con la Unión Europea (UE), tendidos por el fondo del mar Báltico. El fenómeno se produjo cerca de las costas de Dinamarca y Suecia, dos países que acogen en su plataforma submarina esos “pipelines”, mayormente propiedad del gigante ruso Gazprom.
La red nacional sísmica afirmó que varias explosiones submarinas “muy probablemente provocadas por detonaciones” fueron registradas en la misma zona en que se produjeron los escapes de gas. Una primera “emisión masiva de energía” de una magnitud de 1,9 grados en la escala de Richter fue registrada en la noche de domingo a lunes cerca de la isla danesa de Bornholm, situada entre el sur de Suecia y Polonia.
“Después hubo una segunda, de magnitud 2,3″, explicó el experto sueco Peter Schmidt. Y agregó: “No hay muchas cosas que pueden haber provocado emisiones de energía tan importantes”.
Estado de alerta
El instituto independiente noruego Norsar, por su parte, confirmó haber registrado el domingo dos explosiones, que sospecha fueron “deliberadas”. Los tres grandes escapes identificados son visibles en superficie con torbellinos que van de 200 metros a un kilómetro de diámetro, informó el Ejército danés. Copenhague y Oslo pusieron de inmediato sus infraestructuras energéticas en estado de alerta. La navegación, “demasiado peligrosa” en las zonas de los escapes, fue prohibida.
La policía sueca abrió una investigación por “eventual sabotaje”, mientras que Washington se declaró dispuesto a ayudar a sus socios europeos en sus investigaciones. Todos esperan que, tal vez, el Pentágono termine por publicar fotos satelitales de lo que habría sucedido. Pero nadie duda de que un sabotaje de esa naturaleza no puede provenir de un grupo terrorista, sino de la decisión de un Estado.
Y casi todos los ojos miran hacia Moscú. El consejero de la presidencia ucraniana, Mykhailo Podoliak, denunció “un ataque terrorista planificado” por Moscú, sin avanzar pruebas, mientras que el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, sugirió una implicación rusa. “Vemos claramente que se trata de un acto de sabotaje, que probablemente marca la próxima etapa de la escalada contra Ucrania”, declaró el dirigente, que justamente inauguró este martes un gasoducto que une Noruega con Polonia.
Pero en esa siniestra partida de póker que también caracteriza a las guerras, el régimen ruso evocó a su vez la posibilidad de un sabotaje. “El Kremlin está extremadamente preocupado por esas informaciones” y no descarta “ninguna opción”, indicó su vocero, Dimitri Peskov.
Sin operaciones
Objeto de pulseada geopolítica exacerbada por la invasión rusa de Ucrania, ninguno de los dos gasoductos está actualmente operativo. Nord Stream 2, cuya construcción se terminó en 2022, nunca entró en servicio debido a las medidas de represalia occidentales contra Moscú. Por su parte, el envío de gas a Europa por su ducto gemelo, Nord Stream 1 (inaugurado en 2011), fue detenido a comienzos de septiembre por Gazprom, que invocó problemas técnicos.
Alemania, ya no recibe gas ruso por ese ducto. Cuando antes de la guerra compraba a Moscú el 55% de sus necesidades, debe ahora aprovisionarse en otros mercados a precios mucho más elevados. Pero, por esa razón, el incidente actual no tiene ningún impacto sobre sus requerimientos de energía, según precisó un vocero del gobierno alemán.
Entonces, a falta de pruebas, hace tres días que los especialistas intentan descubrir “a quién beneficia el crimen”, según palabras de Thierry Bros, especialista de gas y profesor en Sciences Po.
Moscú podría querer demostrar su capacidad de perjuicio, no solo en el plano militar, sino lanzando una advertencia el día mismo en que los europeos inauguraron otro gasoducto. Varsovia, Oslo y Copenhague inauguraron el Baltic Pipe, nuevo ducto que une Polonia con Noruega, destinado a encaminar la independencia polaca del gas ruso.
“Atención que nosotros somos capaces de hacer saltar todo lo que circula por el Báltico”, parece ser el mensaje de Moscú. Y esto podría incluir el corte de los cables submarinos que integran la red mundial de comunicaciones de internet. Solo basta un pequeño dron submarino.
Para Simone Tagliapietra, investigador del círculo de reflexión Bruegel, también podría tratarse de “crear un estrés suplementario sobre el mercado del gas”. Los precios de contratos para entrega en noviembre aumentaron 17% en 24 horas en la plataforma europea basada en Holanda.
Y Bros completa: “Para Europa, sea quien sea el autor, es una advertencia. Tendremos que prepararnos para vigilar con mucha atención nuestros gasoductos”.
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