Las fracturas en América Latina le dificultan a Joe Biden la búsqueda de aliados
WASHINGTON.– Es un escenario para otro desencuentro: Joe Biden llegó a la Casa Blanca con más kilómetros en América Latina que sus predecesores y con ánimos de reparar vínculos con el mundo, pero la región está fracturada, desmembrada en dictaduras, populismos, gobiernos de izquierda y derecha. Biden busca socios, pero en Washington miran al sur y nadie salta a la vista.
"El problema es que tienes una enorme paradoja", dice Arturo Sarukhán, consultor en relaciones internacionales y embajador de México en Estados Unidos durante el gobierno de Felipe Calderón. "Llega una administración encabezada por un presidente que conoce como ningún otro predecesor suyo a la región, ningún otro vicepresidente viajó tantas veces como Biden a América latina, y ningún presidente tienen la experiencia, el millaje, las horas de política exterior como este presidente. Y la región está desarbolada como nunca, descabezada de liderazgo, con los mecanismos de concertación regional abandonados", cierra.
Andrés Manuel López Obrador y Jair Bolsonaro, presidentes de México y Brasil, los dos países más grandes, arrancaron mal su vínculo con la Casa Blanca. Fueron los últimos en reconocer el triunfo de Biden, y Bolsonaro nunca ocultó su predilección por Donald Trump. Sebastián Piñera, de Chile, quizá el mandatario a quien Biden mejor conoce, y el primero con quien habló como presidente electo, dejará el poder este año. Iván Duque, de Colombia, socio estratégico de Washington, se irá el año próximo.
Ante ese panorama, hay quienes creen que Alberto Fernández puede ser el candidato –y en el Gobierno abonan esta visión–, pero existen dudas respecto de si realmente puede ser un socio confiable, o de que la Argentina pueda jugar un papel regional.
"El tema recurrente de la disfuncionalidad económica argentina va a hacer que cuando este equipo piense en la Argentina lo inmediato que van a pensar es ‘crisis’, y poca banda ancha para tratar de buscar un eje de concertación continental", señaló Sarukhán.
Para el experto, conocedor de los entretelones de la capital de Estados Unidos, un desenlace plausible en este escenario es que América Latina desaproveche una "oportunidad única" de tener un presidente que ha dedicado banda ancha de su carrera política a la región, y muy probablemente la nueva administración en vez de desarrollar visiones globales para enfrentar los desafíos del continente termine diseñando "políticas a la carta", un enfoque compartimentado, país a país, o con coaliciones para temas específicos en los que haya consenso.
James Lindsay, vicepresidente del Consejo de Relaciones Internacionales (CFR, según sus siglas en inglés), coincidió en que encontrar socios regionales será un desafío para la Casa Blanca.
"Creo que Biden enfrenta un desafío al mirar a América Latina en que no hay socios obvios con los que trabajar. Normalmente, cuando pensamos en la política de Estados Unidos hacia América Latina, se construye en torno a relaciones bilaterales, y empiezas a pensar en los países más importantes de la región. Piensas en México, piensas en Brasil, piensas en la Argentina, Colombia. Y mientras el equipo de Biden mira a su alrededor, no está claro que tenga buenos socios en ninguno de esos países", afirmó Lindsay.
La pandemia, que encerró a cada país en su propio flagelo, complica aún más el escenario. López Obrador y Bolsonaro están lejos de ofrecer una política exterior que le cierre a Washington, y se encaminan a tener choques con Biden en inmigración, derechos humanos, defensa de la democracia o la lucha contra el cambio climático.
"López Obrador tenía una muy buena relación con Trump, en gran parte porque la administración Trump prestó poca atención a lo que la administración de López Obrador estaba haciendo a nivel nacional", recordó Lindsay.
"Si vas a América del Sur, miras a Brasil, el presidente de Brasil, Bolsonaro, no parece ser un candidato potencial obvio para asociarse con Biden. Claramente, el presidente Bolsonaro tenía una relación mucho más cercana con el presidente Trump. Si mira hacia otro lado, no estoy seguro, dados los problemas internos de la Argentina, si está lista o tiene la capacidad de jugar un papel importante en la región", ahondó.
Desfase
Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, cree que la llegada de Biden a la presidencia genera mucho optimismo y expectativa con respecto a América latina, pero que, a la vez, existe un desfase, una brecha entre Washington y la región que jugará en contra de la construcción de una alianza fuerte.
"Nadie duda que Biden conoce la región, que le importa la región. Creo que es muy sincero, no es oportunista. Enganchó bien con la región, con sus líderes, y entiende a la política de la región", resume.
Sin embargo, Shifter cree que la región está muy complicada, faltan socios y Biden estará consumido por las múltiples crisis internas de Estados Unidos, las cuales, en última instancia, determinarán el éxito o el fracaso de su gestión. "No tiene opción que abocarse a esto. Tiene un buen equipo, pero tendrá que concentrar toda su atención en la política doméstica, y lo que sobra habrá otras crisis más urgentes en el mundo en China, Rusia, Irán, Corea del Norte", enumera.
Biden igual necesitará socios para llevar adelante su política regional, y en el contexto actual, con pocos socios atractivos y algunos incluso problemáticos, la Argentina, señala Shifter, aparece bien posicionada, por ejemplo, para llegar a jugar un papel si se da un nuevo intento por enarbolar una transición democrática en Venezuela.
"El juego en Venezuela empieza otra vez. Yo puedo imaginar un escenario posible en el cual el gobierno de Alberto Fernández puede jugar un papel constructivo para lograr un acuerdo político en Venezuela, y buscar una transición democrática", indicó.
"No creo que volvamos a las relaciones carnales –matizó Shifter–, pero si puedo imaginar coaliciones y alianzas en temas particulares. No creo que esté descartado que la Argentina pueda jugar un papel interesante, tener una buena relación con Biden. Pero el hecho es que la región no está bien, y algunos de los socios tradicionales tienen gobiernos que van a chocar con la administración de Biden. En ese contexto hay que ser flexible y pragmático, y la Argentina es una opción interesante".
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