El Boeing 777, con 227 pasajeros y 12 tripulantes, estaba a punto de cruzar el espacio aéreo vietnamita cuando cambió abruptamente de dirección y se cortaron las comunicaciones
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En la última década, dos palabras han perseguido a Li Eryou: contacto perdido. Eso es lo que le dijo Malaysia Airlines a Li cuando desapareció el vuelo MH370 con su hijo Yanlin a bordo. “Durante años he estado preguntando, ¿qué quieren decir con ‘contacto perdido’? Me parece que si pierdes el contacto con alguien, deberías poder reconectar con esa persona”, dice Li.
Tanto Li como su esposa, Liu Shuangfeng, dos campesinos de un pueblo al sur de Pekín, han luchado por encontrarle sentido a lo que se ha convertido en el mayor misterio en la historia de la aviación.
El 8 de marzo de 2014, menos de una hora después de iniciar un vuelo nocturno desde Kuala Lumpur a Pekín, el piloto dio las buenas noches al control de tráfico aéreo de Malasia. El Boeing 777, con 227 pasajeros y 12 tripulantes, estaba a punto de cruzar el espacio aéreo vietnamita. Luego cambió abruptamente de dirección y se cortaron las comunicaciones. Dio media vuelta, primero sobrevolando Malasia y luego adentrándose en el remoto sur del océano Índico, hasta que se supone que se quedó sin combustible.
La mayor y más costosa operación de búsqueda jamás realizada duró cuatro años, pero no logró encontrar ningún rastro del avión desaparecido. Miles de investigadores de los océanos, ingenieros aeronáuticos y detectives aficionados han estudiado minuciosamente los datos incompletos del vuelo, tratando de calcular dónde terminó el viaje.
Para los familiares de las personas a bordo, estos han sido 10 años de dolor constante, luchando por mantener la búsqueda, para descubrir exactamente qué pasó con el MH370 y por qué.
A diez años de la tragedia
Li ha recorrido todo el mundo apoyando esta campaña. Dice que ha gastado sus ahorros viajando a Europa, Asia y a playas de Madagascar donde se encontraron algunos restos del avión desaparecido.
Dice que quería sentir la arena en el lugar donde su hijo podría haber sido arrastrado por el mar. Recuerda haberle gritado al Océano Índico y decirle a Yanlin que estaba allí para llevarlo a casa. “Seguiré viajando hasta el fin del mundo para encontrar a mi hijo”, afirma.
La pareja, que ahora está cerca de los 60 años, vive en una zona rural de la provincia china de Hebei. La mayor parte de sus ingresos se destinaron a pagar la educación de sus hijos y nunca tuvieron dinero para viajar.
Yanlin fue la primera persona de su pueblo en ir a la universidad y la primera en conseguir un trabajo en el extranjero, en Malasia, para una empresa de telecomunicaciones. Regresaba a China para asistir a una cita para la visa cuando el vuelo desapareció.
“Antes de que ocurriera este incidente, ni siquiera habíamos estado en la ciudad de Handan”, dice Li. Ahora, han vuelto a Malasia para recordar el décimo aniversario con otras familias.
Yanlin era uno de los 153 pasajeros chinos en el vuelo. Los padres de Yanlin forman parte de las 40 familias chinas que se han negado a recibir pagos de compensación por parte del Estado de Malasia. En su lugar, han presentado causas legales en China contra la aerolínea, el fabricante de aviones y otros implicados.
En estos diez años, las vidas de los afectados han seguido adelante, pero también están atadas al avión desaparecido.
Grace Nathan estaba cursando sus últimos exámenes de Derecho en Reino Unido cuando desapareció el vuelo MH370. Su madre, Ann, iba a bordo. Grace hoy es abogada con despacho propio en Malasia y madre de dos niños pequeños.
En la conmemoración del aniversario en Kuala Lumpur, Grace recordó haber sostenido la fotografía de su madre mientras caminaba hacia el altar en su boda y extrañar sus consejos mientras atravesaba dos embarazos difíciles.
En la exposición había algunas piezas maltrechas del avión, la única prueba física que se recuperó de él. Había partes del ala, corroídas por su larga inmersión en el mar, con la estructura interna sorprendentemente endeble, al descubierto.
La búsqueda de los restos
Entre la multitud estaba Blaine Gibson, quien más que nadie ha encontrado piezas del MH370 . Gibson, uno de los personajes más variopintos de la saga del MH370, es un aventurero aficionado. Se viste al estilo de Indiana Jones y ha utilizado los ingresos de la venta de su casa familiar en California para financiar su afición a viajar, con el objetivo personal de visitar todos los países del mundo.
“En el primer aniversario, me enteré de que no había una búsqueda organizada de los desechos flotantes en las costas. Simplemente no se había hecho”, dice. “Entonces pensé, bueno, tal vez la primera pieza de este avión la encontrará alguien caminando por la playa. Y como nadie estaba haciendo eso, pensé que podría hacerlo yo mismo”, agrega Gibson.
Dice que buscó durante un año, en playas desde Myanmar hasta las Maldivas, antes de encontrar su primera pieza, la del estabilizador trasero del avión, en un banco de arena en Mozambique. En ese momento ya se había encontrado en Reunion Island otra pieza grande del ala, conocida como alerón, lo que confirmó a las familias que efectivamente el MH370 se había estrellado en el Océano Índico.
Todas las partes encontradas fueron descubiertas 16 meses después de que el MH370 desapareciera, en varias playas de África Oriental. El análisis de las corrientes del sur del Océano Índico mostró que probablemente provenían del lugar donde se creía que el MH370 se estrelló en el mar.
El antiguo investigador principal de Malasia, Aslam Khan, explicó cómo los identificaron. Los números de serie de algunas piezas se cotejaron con los registros del fabricante para confirmar sin lugar a dudas que procedían del Boeing de Malaysia Airlines.
Las fuentes distintivas utilizadas en las marcas de plantilla en otros mostraron que era casi seguro que provenían del avión. Ningún otro Boeing 777 se ha estrellado jamás en el Océano Índico.
Hasta que se encontró el alerón, la única evidencia de que el avión dio vuelta sobre sí mismo fueron datos de radares militares en Malasia y Tailandia, que detectaron al avión volando hacia el oeste sobre la península malaya.
Luego, una empresa británica, Inmarsat, detectó una serie de seis pings realizados cada hora entre uno de sus satélites y el MH370 mientras se dirigía hacia el sur. Todas las demás comunicaciones en el avión habían sido cortadas.
Estos escasos datos se utilizaron para triangular la distancia entre el avión y el satélite en cada hora a lo largo de una serie de arcos circulares, dando una ubicación aproximada del accidente.
Pero ésta era todavía una zona enorme de mar muy agitado y muy profundo. La búsqueda -en la que participaron 60 barcos y 50 aviones de 26 países- empezó en 2014 y duró hasta enero de 2017.
A principios de 2018 fue retomada, durante cinco meses, por una empresa privada con sede en Estados Unidos llamada Ocean Infinity, utilizando drones submarinos para escanear el fondo marino.
Las hipótesis sobre los hechos
La falta de información concreta ha alimentado muchas teorías, algunas bastante descabelladas, sobre lo que ocurrió a bordo del MH370, que van desde su secuestro y traslado a Rusia o tal vez a la base aérea estadounidense en la isla de Diego García, hasta su derribo.
“Esto es obsceno”, dice la periodista francesa Florence de Changy mirando las piezas del MH370 expuestas. Changy ha escrito un libro meticulosamente investigado, uno de los más de 100 publicados sobre el MH370, en el que sostiene que la hipótesis de que el avión giró y se dirigió hacia el sur es falsa.
Ella cree que los restos encontrados no pertenecen al MH370. Plantea dudas sobre la carga a bordo y sugiere que pudo haber sido derribado por aviones estadounidenses sobre el Mar de China Meridional debido a su carga.
Sin embargo, si se aceptan al pie de la letra los datos de radar y satélite presentados por Malasia e Inmarsat, como hacen la mayoría de los expertos, el avión se dirigió hacia el sur.
Los motivos de esa hipótesis solo encuentran una explicación posible: que alguien lo haya llevado hasta allí intencionalmente.
En un nuevo documental de la BBC titulado “Por qué los aviones desaparecen”, dos expertos aeroespaciales franceses, uno de ellos un piloto experimentado, han utilizado un simulador de vuelo para recrear el giro brusco que realizó el Boeing 777 sobre el Mar de China Meridional.
Ellos han llegado a la conclusión de que esto solo podría haberlo hecho manualmente un piloto capacitado y experimentado.
El hecho de que esto se hiciera justo cuando el MH370 se desplazaba del espacio aéreo de Malasia al de Vietnam les sugiere que el piloto estaba tratando de ocultar la maniobra.
Y que sabía que pasaría algún tiempo antes de que el control de tráfico aéreo vietnamita informara de que el avión aún no se había puesto en contacto con ellos.
Hay otras teorías: que todos los que iban a bordo quedaron inconscientes por hipoxia, falta de oxígeno, después de una despresurización no detectada. Y hasta la idea de que un incendio o una explosión repentina y catastrófica cortaron las comunicaciones y obligaron a los pilotos a dar marcha atrás.
Pero las difíciles maniobras, seguidas de un vuelo continuo y constante hacia el sur durante siete horas, las hacen muy improbables. Sin embargo, la idea de que uno de los pilotos llevó deliberadamente el avión y a todos sus pasajeros a una muerte en el agua también es difícil de aceptar.
Ninguno de los pilotos tenía antecedentes que pudieran explicar tal acción. Las especulaciones ha afectado a las familias.
“No le desearía esto ni a mi peor enemigo”, dice Jaquita González, esposa de Patrick Gomes, supervisor de vuelo del MH370.
“Hemos pasado por una montaña rusa. Cuando empezaron la búsqueda, nos enterábamos de que habían visto algo y teníamos muchas esperanzas. Y luego oíamos que no, que no era el MH370. Y volvíamos a tierra. Cada vez era como si alguien se hubiera puesto encima de nosotros y nos hubiera dejado sin aliento”, agrega.
La respuesta del gobierno
Desde el principio, las familias criticaron al gobierno malasio. Primero por su confusa gestión en la respuesta inicial, con errores impresionantes como la falta de actuación rápida en el seguimiento militar por radar del MH370. Y después, por su aparente reticencia a autorizar nuevas búsquedas, después de que la última operación de Ocean Infinity finalizara a mediados de 2018.
La empresa se ha ofrecido a reanudar la búsqueda sin coste alguno, pero necesita la aprobación del gobierno.
En privado, algunos funcionarios malasios reconocen que el gobierno podría haber hecho más. Parte de esto, se explica tal vez porque el país venía atravesando un período de extraordinaria agitación política.
También estuvo la pandemia, una gran distracción social, que impidió a las familias realizar la conmemoración anual.
El actual ministro de Transporte, Anthony Loke, intentó abordar esta cuestión asistiendo al evento del décimo aniversario en Kuala Lumpur y prometiendo a las familias que haría todo lo posible para encontrar el avión desaparecido.
Loke anunció que ahora estaba discutiendo con Ocean Infinity la posibilidad de reanudar la búsqueda a finales de este año. Ocean Infinity escaneó un área de 112.000 km en 2018. Sin embargo, cubrió terrenos extremadamente difíciles, como profundos cañones submarinos, y es posible que no detectara la aeronave.
Richard Godfrey, especialista británico retirado en TI aeroespacial, cree haber identificado un área de búsqueda mucho más pequeña, utilizando análisis innovadores de transmisiones de prueba de radio de onda corta, realizadas rutinariamente por entusiastas de las comunicaciones por radio.
Esto debería permitir una búsqueda más concentrada por parte de drones, realizando varios pases sobre la misma zona.
“Logran 1.700 millones de registros al año en su base de datos. Imagínese una enorme red de pescadores en todo el mundo llena de señales de radio. Cada vez que un avión pasa a través de esta red, abre un agujero en la red. Eso me dice dónde está el avión”.
“Durante las seis horas de vuelo del MH370 hacia el sur del Océano Índico, he podido encontrar 313 anomalías en las señales de radio en 95 puntos diferentes en el tiempo. Eso proporciona una ruta de vuelo mucho más refinada y una determinación más precisa de la ubicación del accidente”.
El método de Richard está siendo probado actualmente por la Universidad de Liverpool, que espera establecer su validez a finales de este año.
Las familias dicen que se sienten alentadas por las últimas promesas hechas por el Ministro de Transporte: un cambio de tono muy necesario por parte del gobierno de Malasia, dicen. Pero siguen siendo cautelosos. Sus esperanzas han aumentado muchas veces antes.
“Sólo quiero que encuentren el avión”, dice González. “Al menos así podré dejar que mi marido descanse en paz. En este momento no he hecho nada por él, ya sabes, para darle un homenaje. No puedo porque no tenemos nada tangible de él”.
Durante la conmemoración, se instaló una gran pizarra en el que los familiares podían escribir mensajes de esperanza, de simpatía o de dolor.
Li se arrodilló para escribirle un mensaje a Yanlin en caracteres chinos grandes y luego se sentó llorando y lo miró. “Hijo, han pasado 10 años”, había escrito. “Tu mamá y tu papá están aquí para traerte de regreso a casa. 3 de marzo de 2024″.
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