Coronavirus: las estrategias más prometedoras para salir de una cuarentena
MADRID.- Nadie sabe cómo será la vida cuando las restricciones para combatir la propagación del coronavirus se relajen hasta el día en que el virus haya sido completamente contenido, pero lo que sí es claro es que habrá que luchar para que el virus no rebrote. Entonces, para alcanzar esa instancia, ¿cuál es la estrategia más eficaz?
Algunos lugares están más cerca de lograr ese objetivo, como Corea del Sur, Japón, Hong Kong o Taiwán. Allí la pandemia está siendo contenida sin paralizar por completo sus actividades. Corea del Sur tiene el brote controlado, pero el transporte se redujo solo un 17%, según Google. En tanto, en España el confinamiento total desplomó el tránsito en un 89%.
En términos matemáticos lo que se busca es mantener el número reproductivo (R) por debajo de uno. Ese número indica a cuántas personas contagia cada infectado. En condiciones normales se estima que es superior a tres, lo que dispara el número de enfermos de forma exponencial (pasan de 100 a 50.000 en apenas un mes). En cambio, si ese número se mantiene por debajo de uno, como ahora en España, las infecciones se frenan y el brote tiende a extinguirse.
¿Pero cómo podemos mantener bajo el número reproductivo? El matemático Adam Kucharski, de la London School of Hygiene & Tropical Medicine, las llama DOTS. El número reproductivo del virus en un momento dado es la combinación de una "duración" (el tiempo durante el que un infectado es capaz de infectar), una "oportunidad" (el número de interacciones del infectado con otras personas), una "probabilidad de transmisión" (las opciones de que cada interacción acabe en contagio) y una "susceptibilidad" (la proporción de población que es susceptible a la enfermedad).
A continuación se detallan las cinco medidas más prometedoras contra el virus. Cada una se basa en reducir los contagios atacando uno de esos cuatro componentes: duración, oportunidad, probabilidad de transmisión y susceptibilidad.
Rastrear
Cuando se detecta un infectado hay que localizar muy deprisa a todos sus contactos cercanos, pedirles que se aíslen o testarlos y hacerles un seguimiento. Es algo que la OMS repite a menudo —los países deben "encontrar, testar, aislar y tratar todos los casos y rastrear cada uno de sus contactos"— y que expertos como Kucharski lo consideran fundamental: "Si no rastreamos contactos en riesgo, la epidemia probablemente continuará".
Con el coronavirus no vale la estrategia SARS: no es suficiente con aislar a los enfermos. Es necesario adelantarse y buscar otros infectados en el círculo alrededor de un infectado. ¿Por qué? Porque las personas que no tienen síntomas son responsables de muchos contagios. Si esperamos a que lleguen los síntomas para actuar, será demasiado tarde.
El rastreo fue muy exigente en varios países asiáticos, por ejemplo, la región italiana de Véneto, que en febrero tenía una curva similar a Lombardía pero ahora tiene diez veces menos fallecidos. Corea del Sur rastrea los movimientos de los enfermos con datos de GPS, teléfonos, tarjetas de crédito e imágenes de CCTV (I). "No he visto a nadie mentir"—explicaba un rastreador a Reuters— "Pero mucha gente no recuerda exactamente lo que hizo".
?? ¿Qué medidas son necesarias para recuperar la vida normal? Analizo cinco estrategías prometedoras para que vuelva la actividad sin que el virus rebrote. El próximo reto: https://t.co/txzOdnTc39&— Kiko Llaneras (@kikollan) April 15, 2020
En Singapur el rastreo llega tan lejos que su web oficial te recibe con este mensaje: "Puedes ayudar con el rastreo de contactos de Covid-19 conservando tus recibos de taxi durante un mes". En Hong Kong se publicaron mapas con la posición de cada infectado. El paciente 437, por ejemplo, está registrado como contacto y visitó el "Everest Industrial Center".
La tecnología puede ayudar a rastrear mejor. Un estudio de Science propone usar una app de móvil que vaya registrando las personas que te cruzas (en casa, en el metro y donde sea) para saberlo cuando alguno se enferma. Y tanto Apple como Google se ofrecieron para poner las apps del Gobierno en todos los móviles. Estas y otras herramientas limitarán nuestra privacidad. Pero muchos epidemiólogos, como Trevor Bedford, creen que pueden ser útiles: "Podremos resolver esto con detección de casos y aislamiento, pero a escala, usando tecnología moderna".
A lot of details TBC.#Google#android#apple#covid19"Earlier today, Apple and Google announced a Bluetooth-based COVID-19 contact tracing platform that could alert people if they’ve been exposed to the novel coronavirus. Conta…https://t.co/JP8GNM21wchttps://t.co/nNoZcFkrnh&— Hoi Tak Leung (@hoitakleung) April 11, 2020
Dicho eso, las apps no bastarán. El trabajo de rastreo exige mucho personal: "Necesitamos un ejército", como explicaba Tom Frieden, antiguo director del CDC estadounidense [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades]. Para hacer un seguimiento de los infectados y sus contactos se necesita personal administrativo llamando por teléfono y alimentando bases de datos, pero también equipos sobre el terreno que hagan entrevistas y test.
Detectar
Las personas infectadas deben ser detectadas lo más deprisa posible para ser aisladas (y que su entorno sea rastreado). Se les puede detectar en centros de atención primaria, pero muchos países —incluido España— están habilitando lugares separados donde hacer test rápidos, como los drive-in de Alemania o Corea.
El paradigma en detección y seguimiento fue Corea del Sur, pero otros países como Islandia también lo han hecho bien. En muchos lugares se vigilan las entradas al país y existen cuarentenas. Corea tiene un protocolo exigente para las personas que llegan del extranjero, con o sin síntomas. A los que vienen de Europa se les testa y diagnostica en el mismo aeropuerto y el resto tiene que pasar 14 días aislado en casa. Hannah Nam contaba en Twitter detalles de la cuarentena: te dan una bolsa con comida, desinfectante y 14 mascarillas, vigilan que no salgas de casas y tienes que reportar tus síntomas cada día por el móvil.
Coronavirus: 5 estrategias q están funcionando en lugares como Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur y Singapour, q han logrado contener los contagios de #Covid19, focalizando para tomar muchos examenes y aplicando medidas rápidas de aislamiento #RenunciaPiñerahttps://t.co/zCmcnoawPa&— Hernán Ocáriz [R][R] #Apruebo (@hiocariz) March 20, 2020
En Hong Kong y Singapur se hospitaliza a todos los positivos para aislarlos y a sus contactos cercanos se les imponen dos semanas de cuarentena domiciliaria. Los dos países verifican el cumplimiento: Hong Kong rastrea tu móvil y Singapur exige contestes por SMS con tu ubicación. En España se aprobó una norma que permitirá hacer esto mismo en el futuro.
En Islandia hay cuarentenas para las personas que llegan del extranjero y para contactos identificados. El 70% de los nuevos casos son personas que estaban en cuarentena, es decir, su rastreo funciona: la mayoría de infecciones ocurren donde ya estaban mirando.
Es fundamental poder testar masivamente. Ahora en España se testa mucha gente que da positivo, porque hay muchos infectados. Pero esa misma capacidad, cuando haya menos contagios, servirá más para descartar que para confirmar. En Taiwán se han hecho 47.000 pruebas para encontrar 393 casos y en Islandia 35.000 para 1.700.
Pero además necesitas bases de datos. Los países con más éxito tienen sistemas de información con detalles de cada infectado y su entorno. En sitios como Hong Kong, por ejemplo, se publican datos sobre el origen de cada infectado, clasificados entre casos "importados", "locales" o "contactos".
Separar
Consiste en aumentar la distancia entre personas para evitar contagios. El caso extremo es el confinamiento, pero hay versiones más suaves, como prohibir las aglomeraciones, imponer colas en el súper o incentivar el teletrabajo. También hay propuestas para proteger en especial a los grupos de riesgo, como la gente mayor.
En prácticamente toda Europa se suspendieron las clases, se cerraron las tiendas y se prohibieron los eventos públicos. Pero de nuevo es inevitable fijarse en lugares como Hong Kong, que actuaron pronto (llevan sin clase desde el 3 de febrero) y no necesitaron confinarse completamente.
En Hong Kong se recomendó reducir el contacto social, evitar lugares concurridos y trabajar desde casa. Hace pocos días se prohibieron también las reuniones a partir de cinco personas, con normas muy concretas: en los restaurantes hay que separar las mesas 1,5 metros y en los bares no puede usar el karaoke.
Proteger
El contacto entre personas es inevitable, pero se puede reducir la probabilidad de que se contagien usando medidas de protección. ¿Cómo? Lavándonos las manos, desinfectando las superficies que tocan muchas personas o usando mascarillas.
¿Mascarillas sí o no? Durante semanas los mensajes fueron confusos. Se llegó a decir que solo servían para proteger a los sanitarios. Era comprensible (y justo) que esa fuese la prioridad, pero eso no impedía reconocer que cuando hay disponibilidad pueden ser útiles en general. El consenso ahora es que las mascarillas ofrecen al menos cierta protección. Este estudio de Nature dice que pueden prevenir la transmisión desde personas asintomáticas, que es lo mismo que ahora subraya la OMS.
¿Qué han hecho otros países? Lavarse las manos es un consejo universal. En cambio el uso de mascarillas varía mucho entre regiones, siendo otra vez en Asia donde se usaron más profundamente. En China el uso de mascarillas parece que fue habitual. Algo que el director de su CDC considera importante: "El gran error de Europa y EE UU es que la gente no está usando mascarillas", dijo a Science. El 20 de enero Taiwán anunció que tenía 44 millones de mascarillas quirúrgicas y casi dos millones del tipo N95, según JAMA. A los dos días limitó el precio de venta (50 mascarillas por 10 dólares, 9,1 euros) y el día 2 de febrero movilizó al ejército para fabricar más.
Inmunizar
Se trata de lograr que muchas personas sean inmunes al virus porque están vacunadas o pasaron la enfermedad. Es un plan perfecto, pero seguramente inalcanzable a corto plazo. La vacuna no existe y la mayoría de expertos no la espera en meses. La alternativa es lograr inmunidad del rebaño: cuando mucha gente se inmuniza porque pasa la enfermedad, el virus no encuentra víctimas susceptibles y las transmisiones (el R) se reducen de forma natural.
Pero esa solución tampoco parece estar cerca, al menos por dos motivos. La inmunidad exige un montón de infectados. En España podría haber más de dos millones (4% de la población), según el estudio más reciente del Imperial College. Pero se estima que para lograr inmunidad de rebaño hacen falta que se inmunice entre el 50% y el 70% de la gente.
Y no sabemos cuánto durará. Marc Lipsitch, el epidemiólogo de Harvard, ofrecía una "conjetura educada" en The New York Times: "la mayoría de los individuos tendrán respuesta inmune, algunos mejor que otros. Esa respuesta, debe asumirse, ofrecerá alguna protección a medio plazo —al menos un año— y después su efectividad podría declinar".
Necesitamos saber cuánta gente pasó la enfermedad. Para eso están haciéndose pruebas aleatorias de serología. Un estudio preliminar en una de las regiones más afectadas de Alemania descubrió que el 15% de la gente podría haber sido infectada. Otros países harán trabajos similares, incluida España en las "próximas semanas".
¿Y si no basta con estas medidas?
Es la gran incógnita. Otros países están haciendo muchas cosas bien y aun así sufren para evitar rebrotes. Es el caso de Japón, donde los casos crecen, o Singapur, que paró la actividad laboral por primera vez hace pocos días, tras un repunte.
Si las medidas anteriores no son suficientes, la alternativa más popular son las estrategias de confinamiento adaptativo. La idea es la misma que explica el funcionamiento de un aire acondicionado viejo. Lo que se propone, en esencia, es vigilar las llegadas a la UCI para modular las intervenciones: si los enfermos superan cierto umbral, se debe activar restricciones más exigentes como el confinamiento hasta que el virus vuelva a remitir y se puedan relajar otra vez las medidas. El resultado es una serie de ciclos que puede durar meses hasta tener vacuna. Esta es la estrategia que están usando Hong Kong y Singapur: una estrategia de "suprimir y levantar", como explicó Gabriel Leung en Science y NYT.
El famoso estudio del Imperial College simulaba una de estas estrategias y preveía cinco picos hasta noviembre y confinamiento durante la mayor parte del tiempo en el Reino Unido. Otro estudio más reciente obtenía resultados parecidos: seis ciclos y confinamiento "durante gran parte del año que viene" para evitar "un número muy elevado de muertes".
El líder del estudio del Imperial College, Neil Ferguson, cree que la fase de confinamiento puede ser menos estricta si se incide en las medidas de rastreo y test masivos. Pero no es muy optimista. Preguntado sobre la "estrategia óptima" para que se pueda hacer vida normal y evitar que se disparen los contagios, contestó al Financial Times: "No sé realmente qué aspecto tiene ni si es completamente viable. No tenemos una estrategia de salida clara en este momento".
Diario El País
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