Las estrategias de los países para atender el desabastecimiento de oxígeno
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de medio millón de personas en los países de ingresos bajos y medios necesitan actualmente 1,1 millones de cilindros por día
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Prashant Trivedi, un profesor de sociología, esperó ocho horas afuera de una agencia de gas en Bakshi ka Talab, una ciudad india, para llenar un tubo de oxígeno para su madre. Y fue uno de los afortunados; Neetu Batra no consiguió cargar a tiempo el tanque para su tía, de 76 años, quien murió el viernes pasado por coronavirus, según reportó el periódico The Hindu.
El acceso asequible y sostenible al oxígeno durante la pandemia se ha convertido en un desafío creciente no solo en la India sino en varios países de ingresos bajos y medios de todo el mundo. En Perú, cientos de personas han esperado con mantas en el suelo, sobre pedazos de cartón o en pequeñas carpas, por más de 72 horas para rellenar un cilindro. En Manaos, la capital del extenso estado de Amazonas, la capacidad para producir oxígeno estaba funcionando a menos de un tercio de las necesidades a finales de enero, lo que resultó en la muerte por asfixia de decenas de pacientes. Y ahora la falta de oxígeno medicinal se hizo sentir en algunos centros de salud del conurbano bonaerense, donde el consumo aumentó un 300% en los hospitales en los últimos 10 días, según anunció ayer el viceministro de Salud de la Provincia, Nicolás Kreplak.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de medio millón de personas en los países de ingresos bajos y medios necesitan actualmente 1,1 millones de cilindros de oxígeno por día, y 25 países registran aumentos repentinos de la demanda, la mayoría en África.
La escasez ha dejado a muchas personas luchando por encontrar oxígeno para sus seres queridos, muchos de los cuales están siendo tratados en sus hogares debido a que los hospitales están sobrecargados y no pueden admitir más pacientes.
“Esta es una emergencia global que necesita una respuesta global, tanto de las organizaciones internacionales como de los donantes. Ahora es más vital que nunca que nos unamos para aprovechar el trabajo que ya se ha realizado, con el firme compromiso de ayudar a los países más afectados lo antes posible”, dijo a finales de febrero el Dr. Mike Ryan, Director Ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS.
Hasta febrero de 2021, la OMS y sus socios habían distribuido más de 30.000 concentradores de oxígeno y 40.000 oxímetros de pulso a 121 países. Y recientemente, el organismo, junto con otras agencias de salud global, incluidas Wellcome Trust y Unitaid, anunció un grupo de trabajo de emergencia de oxígeno para la Covid-19 para asegurar fondos, identificar las necesidades de oxígeno y proporcionar suministros de oxígeno y apoyo técnico en las situaciones más difíciles.
Pero incluso si el grupo de trabajo recauda los 90 millones de dólares que necesita para financiar una “respuesta de emergencia inmediata”, advierte que se necesitarán 1600 millones de dólares durante el próximo año para expandir la disponibilidad global de oxígeno médico. Sin esa financiación, muchos pacientes no tendrán acceso al oxígeno cuando más lo necesiten.
Algunos países ya comenzaron a solidarizarse ante la emergencia. Ayer, Estados Unidos, Paquistán, Gran Bretaña y la Unión Europea (UE) anunciaron el envío de ayuda a la India en un intento de mitigar las dramáticas consecuencias del desabastecimiento de oxígeno.
“Equipos médicos vitales, incluyendo cientos de concentradores de oxígeno y ventiladores, viajan ahora desde el Reino Unido a la India”, informó ayer en Twitter el primer ministro británico, Boris Johnson.
We stand side by side with India in the shared fight against COVID-19. Vital medical equipment is on its way from the UK to India to help stop the tragic loss of life from the virus and we’ll continue to work closely with the Indian government during this difficult time.
— Boris Johnson (@BorisJohnson) April 25, 2021
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, la canciller alemana, Angela Merkel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también se pronunciaron sobre la dramática situación en la India y prometieron el rápido envío de suministros médicos, incluidos respiradores.
Incluso Paquistán, histórico rival de la India, se comprometió a enviar suministros médicos como “gesto de solidaridad”. “Paquistán ofreció ayuda a India, incluidos ventiladores, kits de suministro de oxígeno, máquinas de rayos X digitales, equipos de protección personal y artículos relacionados”, indicó la cancillería en un comunicado.
Los gobiernos han recurrido desesperados a distintas estrategias para atender el desabastecimiento de oxígeno. Algunos han apelado a la solidaridad internacional, como la India, o Malawi, que recibió 172 concentradores de oxígeno gracias a Unicef, UK Aid, el Fondo Conjunto del Sector de la Salud y el Banco Mundial. Brasil también ha recibido ayuda extranjera, sorprendentemente de la devastada Venezuela, que el 21 de enero envió un convoy de cinco camiones cargados de 107.000 m3 de oxígeno hasta la capital del estado Amazonas.
El país también ha recurrido a una serie de medidas para revertir la dramática situación. La primera fue la decisión de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de permitir que los cilindros de gas industrial puedan ser llenados con gas medicinal. La segunda decisión fue permitir la importación de medicamentos que no están regulados actualmente en Brasil; pero que son indispensables, por ejemplo, para intubar a un paciente o para atender a los hospitalizados en una unidad de cuidados intensivos.
En ese mismo sentido, Anvisa acortó los procesos para otorgar más rápido el registro sanitario a los medicamentos anestésicos que se produzcan dentro del país y, ahora, muchos insumos pueden aprobarse a través de un método llamado notificación. Por último, la institución cambió el procedimiento para verificar que los medicamentos que se suministren a los pacientes fueron debidamente esterilizados, esto es que se eliminó todos los contaminantes. Ahora, los fabricantes pueden llevar los medicamentos a los distribuidores y a las instituciones de salud sin tener que pasar primero por un control de calidad.
En Perú, donde 15 personas con coronavirus murieron en un hospital de la localidad de Talara debido a la escasez de oxígeno en los primeros días de abril, el presidente de la República, Francisco Sagasti, hizo un llamado al sector privado para que ayude al país con la provisión de oxígeno medicinal.
“Unos días de desviar de producir minerales o hidrocarburos hacia salvar vidas es lo que necesitamos en la actualidad”, sugirió en un pronunciamiento que realizó en febrero en el aeropuerto Jorge Chávez, tras la llegada del primer lote de 300.000 dosis de vacunas de Sinopharm. El mandatario agradeció al empresariado por su apoyo financiero y logístico para gestionar la llegada de las vacunas al país. No obstante, instó a las compañías a extender su apoyo en el terreno del oxígeno. “Ante esta terrible escasez de oxígeno que tenemos en la actualidad, pedimos a empresas industriales, mineras, y de hidrocarburos que continúen colaborando de la manera extraordinaria como ha venido haciendo el sector privado”, expresó.
La Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) respondió que las mineras no poseen plantas generadoras de oxígeno medicinal. “Las fundiciones –y solo hay dos agremiados que tienen fundiciones en el país– poseen plantas de oxígeno industrial, pero lamentablemente no es de uso humano”, dijo. Sin embargo, el gremio precisó que una de estas dos fundiciones sí tiene una pequeña capacidad de producción de oxígeno líquido de reserva que puede ser de uso medicinal y que está siendo destinada a apoyar al sistema hospitalario. Hasta el momento, se han donado a favor de los hospitales ubicados en distintas regiones del país a un total de 23 plantas de oxígeno, 3732 balones y más de cuatro millones de litros de oxígeno.
Por su parte, la presidenta ejecutiva de Essalud, Fiorella Molinelli, exhortó en febrero a las empresas distribuidoras de oxígeno medicinal a cumplir con los contratos a fin de poder concretar el abastecimiento de este recurso en los hospitales del Seguro Social de Salud.
México también enfrentó a principios de 2021 a una compleja escasez de oxígeno de la que aún no se ha logrado reponer del todo, reportando un faltante de 628.000 metros cúbicos por día, según cifras de la OMS. Sólo en la primera semana de enero la demanda de oxígeno domiciliario aumentó en un 700% en todo el país, según cifras de la Oficina Federal de Protección del Consumidor.
Por el desabastecimiento, ha florecido un mercado negro de oxígeno y han aumentado los robos de cilindros. En los dos primeros meses del año se registraron 45 casos de robo de tanques de oxígeno: 14 en enero y 31 en febrero; un aumento del 321%.
El mercado negro mexicano está inundado de estos tanques robados, y conseguir uno ha llegado a costar tres veces más de su precio normal debido a la alta demanda. Por ejemplo, un tanque de 9500 litros cuesta aproximadamente 2230 dólares, mientras que uno de 6000 litros hasta 1585 dólares.
Todo esto ha movido a sectores políticos del país que están proponiendo modificar el Código Penal para tipificar los delitos de “fraudes relacionados a la venta de insumos o equipo médico como tanques o concentradores de oxígeno”. Imponiendo sanciones de uno a cuatro años de prisión y multas de 100 a 300 días de salario.
Así como en América Latina, algunos países de África también enfrentan problemas de escasez de oxígeno, lo que ha despertado un sinfín de estrategias para intentar solucionarlos. El gobierno de Nigeria, por ejemplo, reclutó en diciembre a la Fuerza Aérea para aumentar la producción de oxígeno líquido en una planta en la ciudad nororiental de Yola y transportar 117 cilindros a dos centros de Covid-19 en Abuja. Las autoridades se comprometieron en enero a construir una nueva planta de oxígeno en cada uno de los 36 estados de Nigeria para combatir la escasez.
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