Las estatuas icónicas, también objeto del repudio social
PARIS - Las crónicas lo registran ininterrumpidamente desde 455, cuando la horda germánica de los Vándalos invadió Roma y destruyó con aplicación cada uno de los monumentos públicos, representación de la opresión del imperio. Desde entonces, derribar, devastar, asolar símbolos se ha convertido en una de las características del repudio social. El fenómeno volvió a manifestarse esta semana con la destrucción de numerosas estatuas en Estados Unidos y Europa, en el marco de las manifestaciones contra el racismo y las violencias policiales.
En los manuales de historia occidentales, Winston Churchill aparece como el dos veces primer ministro británico que condujo a su país a la victoria durante la Segunda Guerra Mundial, uno de los principales responsables de la derrota del nazismo y la liberación de Europa. En India, por el contrario, es recordado como el dirigente colonial que causó la Hambruna de Bengala en 1943, provocando la muerte de casi tres millones de personas en lo que es ahora Bangladesh y el Bengala Occidental.
El domingo, durante la multitudinaria manifestación de solidaridad con la muerte de George Floyd en Estados Unidos, la estatua de Churchill, erigida en la Plaza del Parlamento de Londres, fue seriamente vandalizada: los autores tacharon su nombre grabado en el granito, escribieron con pintura negra "was a racist" (era un racista) y colgaron un cartel con la inscripción "Black Lives Matter", el eslogan que identifica la protesta antirracista. El primer ministro británico, Boris Johnson, condenó los desbordes protagonizados, según afirmó, por "vándalos que traicionan la causan que pretenden servir".
En Bristol, en el sudoeste de Gran Bretaña, los manifestantes derribaron el domingo la estatua de Edward Colston, un traficante de esclavos del siglo XVII, que construyó su fortuna gracias al transporte de unos 80.000 esclavos provenientes de Africa y fue miembro del Parlamento. El episodio desencadenó un vigoroso debate entre aquellos que estiman que es una cuestión de "simple vandalismo" y quienes consideran que se trata de un momento histórico que permitirá reflexionar sobre el papel del Reino Unido en la trata de esclavos. El alcalde de la ciudad anunció su intención de guardar la estatua en un museo en vez de volverla a su sitio.
En Tervuren, cerca de Bruselas, un busto del ex rey de los belgas, Leopoldo II, sufrió la misma suerte. Un grupo bautizado "Reparemos la Historia" exige el retiro de todas las estatuas del ex soberano, acusado de haber "exterminado" a millones de congoleses. La depredación, que no fue reivindicada, se produce a pocos días del 60 aniversario de la independencia del Congo, el 30 de junio de 1960, territorio que fue durante mucho tiempo "propiedad privada" de Leopoldo II. El busto y la cara del ex soberano fueron cubiertos con pintura roja. En el zócalo de la estatua, situada en el parque del Museo Real de Africa Central en Tervuren, se podían leer tres letras, "FDP" (fils de pute).
Del otro lado del atlántico, en Richmond, capital del estado norteamericano de Virginia, los manifestantes antirracismo derribaron el sábado pasado la estatua de Williams Carter Wickham (1820-1888), importante general del ejército de los Estados confederados durante la Guerra de Cesesión. Según la prensa local, una vez en tierra, el monumento recibió litros de pintura colorada y otras degradaciones, que la policía consideró "reversibles".
En la misma ciudad, el gobernador de Virginia desea desmontar lo antes posible el monumento más emblemático de aquella época: la estatua del general Lee, comandante en jefe del ejército sudista. "En 2020 no podemos seguir rindiendo honores a un sistema que estaba basado en la compra y venta de seres humanos", afirmó el demócrata Ralph Norman. "Sí, esa estatua está aquí desde hace tiempo. Pero estuvo mal entonces y está mal hoy", agregó.
En otras ciudades Estados Unidos, numerosas estatuas y monumentos recibieron igual tratamiento. El bronce bautizado Appomattox, en Alexandria, donde fue firmada la rendición de los Estados del sur, fue retirado por sus propietarios para prevenir eventuales degradaciones. En Alabama, los manifestantes derribaron la estatua del almirante sudista Raphael Semmes. También destruyeron un monumento a la memoria del general Lee.
La ira de los militantes contra Donald Trump no solo se materializó en los alrededores de la Casa Blanca. También lo alcanzó en Hollywood, donde la estrella de cinco puntas con su nombre en el Paseo de la Fama de Hollywood apareció pintada con las letras BLM (Black Lives Matter) en negro. Según mostraron las redes sociales, los manifestantes también dejaron encima una bolsa con excrementos de perro.
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