Las elecciones en Francia ponen a la colectividad judía en una incómoda encrucijada
En los comicios europeos del 9 de junio la extrema derecha obtuvo su mejor resultado de la historia y ahora, frente a la próxima votación, la ultra izquierda critica abiertamente las acciones israelíes en la Franja de Gaza
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PARÍS.- ¿Quién hubiese podido imaginar semejante declaración? Enfrentado a la ultra-izquierda de la Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Melenchon, “votaré por la Reunión Nacional (RN) porque el eje de mi vida es la defensa de la memoria judía, de los judíos perseguidos y de la defensa de Israel”, declaró Serge Klarsfeld. El paladín histórico de la causa de los deportados israelitas de Francia agregó que lo haría “sin dudar un segundo”.
En las elecciones europeas del 9 de junio la extrema derecha de Marine Le Pen obtuvo el mejor resultado de su historia: se convirtieron en el primer partido de Francia y empujaron al presidente Emmanuel Macron a disolver la Asamblea y llamar a elecciones anticipadas el 30 de junio y el 6 de julio.
Casi simultáneamente a las declaraciones de Klarsfeld, el filósofo Alain Finkielkraut, hijo de padres refugiados judíos polacos, declaró al semanario Le Point que tal vez votaría también por el partido fundado por Jean-Marie Le Pen.
“Todavía no es el caso, pero tal vez me veré obligado si no hay alternativa”, afirmó, describiendo una “pesadilla”.
Otros no piensan lo mismo: “Si incluso los judíos se ponen del lado de la extrema derecha, esto no tendrá fin”, lamentó Ginette Kolinka, deportada a Auschwitz-Birkenau.
En todo caso, tanto el célebre filósofo como el hombre que representa una verdadera autoridad moral cuando se habla del Holocausto, expresaron así, por primera vez, una posición cada vez más compartida por los miembros de la comunidad israelita. Para el 92% de los judíos franceses, el partido de Jean-Luc Melenchon -que se ha negado a condenar los crímenes cometidos por Hamas- contribuye a aumentar el antisemitismo, según una encuesta del IFOP publicada a principios de mes. La Reunión Nacional (RN) de Marine Le Pen llega en tercera posición después de los ecologistas, con 49%.
“Jamás vi algo así”, asegura el encuestador Frédéric Dabi, para quien la fractura entre judíos franceses y la izquierda de Melenchon es tan impresionante como el regreso de las simpatías en favor de la extrema derecha.
En otro sondeo IFOP publicado en mayo y que se presenta como la “radiografía” del antisemitismo, los franceses de confesión israelita interrogados perciben como causas principales del antisemitismo el odio a Israel y las ideas islamistas. En tercera posición citan “las ideas de extrema izquierda”, incluso antes que las “ideas de extrema derecha”, ubicadas en última posición. Esto invierte completamente la percepción de esa comunidad con respecto a la última encuesta sobre la cuestión, realizada en 2022.
La gran mayoría de los encuestados, al igual que Serge Klarsfeld, invocan la nueva credibilidad de los dirigentes del partido de Le Pen, encarnada por su actual presidente, el joven Jordan Bardella o la alianza con Eric Cioti, el presidente de Los Republicanos (LR) -el ex partido neogaullista fundado por Nicolas Sarkozy-, “que permite terminar con esa imagen de incompetencia” y “ayudar a proyectarse”, según Dabi.
Para Noémie Halioua, autora de libros sobre esta cuestión, el voto por el RN en caso de un duelo con LFI “es hoy una cuestión de vida o muerte”.
“La derechización de los judíos franceses se debe a razones de seguridad, más allá de convicciones políticas profundas”, analiza.
Halioua señala que esa “derechización” se observa desde hace 20 años. Habría comenzado con la ola de antisemitismo que acompañó la segunda Intifada a comienzos de 2000. Y si bien no hay en Francia un voto judío, como tampoco hay uno católico, es posible determinar una tendencia general en ese electorado tradicionalmente liberal.
En las elecciones de 2007 y de 2012, el electorado judío votó ampliamente por la conservadora UMP (antecesora de Los Republicanos). Sin embargo, el voto por el Frente Nacional (remplazado después por la Reunión Nacional de Marine Le Pen) aumentó significativamente, aunque sin alcanzar el promedio nacional. Ese hecho demostró el fuerte rechazo que existía por esa formación de extrema derecha, justo cuando Marine Le Pen comenzaba su estrategia de “desdiabolización”.
Para el sociólogo Jérôme Fourquet, “el giro de los judíos franceses hacia la ultraderecha se confirmó en las elecciones legislativas de 2017″. El especialista da como ejemplo la ciudad de Sarcelles, en los suburbios parisinos. En esa aglomeración, apodada “la pequeña Jerusalén” debido a su importante población israelita, el candidato de la ultraderecha de la 7ª. circunscripción superó ampliamente a su rival de la derecha republicana. En las recientes elecciones europeas, las dos listas que llegaron allí en primer lugar fueron el RN (26%) y LFI (19%).
Para casi todos esos electores judíos, el antisemita era más bien el padre de Marine Le Pen: “Ella ha hecho todo lo posible para no estar asociada a su padre. Incluso lo alejó del partido”, argumenta Klarsfeld.
En verdad, todos los judíos franceses comparten la misma inquietud desatada el 7 de octubre, cuando se produjo un aumento espectacular de actos antisemitas en Europa, cuyo corolario fue la terrible violación esta semana de una adolescente de 12 años en las afueras de París “con violencias, amenazas de muerte e injurias antisemitas”.
Marine Le Pen no perdió esa ocasión y denunció de inmediato “la agresión antisemita y la violación de una niña de 12 años” en Courbevoie, fustigando al mismo tiempo “la estigmatización de los judíos” por parte de la “extrema izquierda”.
La radiografía del antisemitismo publicada por IFOP muestra que 56% de los judíos interrogados declaran haber dejado de usar signos religiosos en el espacio público; 19% retiró la mezuzá (objeto de culto colocado en la entrada de las casas), y 18% modificó su apellido en las aplicaciones de delivery.
La comunidad judía francesa es la más importante de Europa y cuenta entre 450.000 y 550.000 miembros. Entre ellas, 70% son originarias de Medio Oriente, que habitan principalmente París y la región parisina (275.00), Marsella (70.000), Lyon (25.000), Toulouse (23.000), Niza (20.000) y Estrasburgo (16.000).
“Desde el 7 de octubre, las sinagogas están llenas. La gente necesita reunirse”, explica Yann Boissière, rabino del Judaismo en Movimiento y presidente de la Asociación Las Voces de la Paz.
“La tentación de votar RN es una debilidad provocada por la gran angustia de este momento. Yo estoy perplejo ante la impecable comunicación política del RN contra el antisemitismo. Sin embargo, es una trampa”, advierte.
Para aquellos que tienen memoria, como el rabino Boissière, si bien Marine Le Pen no está animada por el antisemitismo de su padre -condenado varias veces por la justicia por haber dicho, por ejemplo, que las cámaras de gas eran solo “un detalle de la historia”-, el partido conserva su misma naturaleza profunda y sería un error tenerle confianza.
A pesar de todo, por el momento ninguna estructura representativa judía ha llamado públicamente a escoger por Reunión Nacional en caso de segunda vuelta frente a la ultraizquierda de Melenchon.
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