¿Las presidenciales de noviembre, marcarán el fin de la democracia en EE.UU.?
NUEVA YORK.- Es una frase que ni en un millón de años pensé tener que escribir o leer: por primera vez en nuestra historia,Estados Unidos quizá no pueda celebrar elecciones libres y justas en noviembre, ni tampoco tener un traspaso del poder pacífico y legítimo si el presidente Donald Trump es derrotado por Joe Biden .
Si la mitad de los norteamericanos sale de la elección pensando que sus votos no fueron debidamente contados por un sabotaje deliberado al Servicio Postal, y si el presidente Trump convence a la otra mitad de que todo voto por Biden enviado por correo es fraudulento, el resultado no sería una elección disputada -como la de Bush versus Gore ante la Suprema Corte-, sino que marcaría el fin de la democracia norteamericana tal como la conocemos. Y no es una hipérbole decir que también sembraría la semilla de una nueva Guerra Civil.
La amenaza es real.
Así que yo, personalmente, voy a ir caminando, trotando o arrastrándome, en bici, a dedo o a pie, corriendo, volando, nadando, en tren, en camión o en bote a remo, marchando, desfilando, en bondi, taxi, Uber, moto o patineta, con barbijo, máscara, tapaboca, escafandra, traje espacial o de buzo, llueva o truene, pero voy a apersonarme en el centro de votación de mi barrio para estar seguro de que el 3 de noviembre mi voto por la fórmula Biden-Harris sea emitido y contado como debe ser.
Y no porque sea una especie de liberal alucinado, sino porque creo que Estados Unidos, en el fondo, sigue siendo un país de centroderecha y centroizquierda, y que le conviene un gobierno capaz de soldar nuevamente esos dos espacios y liderar desde allí. Creo que Biden es quien mejor puede hacerlo, y es justamente por eso que resulta convocante para tantos norteamericanos.
Entiendo que en medio de una pandemia de coronavirus , para muchas personas el voto presencial que propongo resulta lisa y llanamente imposible, y por motivos que nada tienen que ver con Trump.
Para empezar, muchos de los jubilados que suelen trabajar como voluntarios en los centros de votación este año tendrán miedo de ofrecerse por el riesgo de contagio. En consecuencia, como habrá menos centros de votación, mucha gente no asistirá por miedo a tener que hacer largas filas en lugares abarrotados de gente, otra fuente de contagios.
Lo que sí es culpa de Trump es que en vez de comportarse como un líder -organizar una respuesta de emergencia conjunta con el Congreso y los gobernadores ante el inédito desafío de esta elección nacional., el presidenteusó su púlpito de abusón para intentar convencer al país de que cualquier voto por correo -excepto en los estados donde tiene más apoyo, como Florida -, deberían ser considerados fraudulentos, e intenta deliberadamente recortar los fondos necesarios para que el Servicio Postal haga una ampliación de emergencia de su capacidad operativa y así pueda manejar eficientemente todos los votos enviados por correo.
El miércoles pasado, en conferencia de prensa, Trump dijo que no rechazaría ni los 25.000 millones de fondos de emergencia para el Servicio Postal ni los 3500 millones de ayuda electoral para los estados, fondos por los que venían presionando los demócratas como parte de la ley de alivio por el Covid-19.
"Necesitan esa plata para que el correo funcione y pueda recibir esos millones y millones de boletas", dijo Trump al día siguiente en Fox Business Network. "Si no contaran con esos fondos, no podríamos tener una votación universal por correo, porque no estarían equipados para manejarla".
Hasta los dictadores de repúblicas bananeras que he tenido que cubrir a lo largo de mi carrera eran más sutiles en sus intentos por socavar a sus oponentes o amañar una elección.
¿Qué podemos hacer, en términos políticos? Bombardear a nuestros legisladores y senadores con e-mails y quejas, vigilar que los buzones de nuestro barrio no sean retirados, y lo que es más importante, unirse a los manifestantes del noroeste de Washington que protestan frente a la casa del director general de correos puesto por Trump, Louis DeJoy, para anoticiarlo de que si no modifica su accionar, por el resto de su vida, vaya donde vaya, en cines y restaurantes, y hasta cuando saque a pasear al perro, la gente dirá: "Ahí está el que reventó a propósito el Servicio Postal para que nuestros votos no pudieran ser contados en las elecciones de 2020".
La sola perspectiva ya parece haber hecho mella en DeJoy. Mientras el presidente sigue plantando a cada paso la falsa semilla de la duda sobre los votos por correo, el martes DeJoy dijo que no avanzará con el recorte de gastos y otros cambios operativos.
Pero no se puede confiar en que DeJoy o Trump jueguen limpio en esta elección. DeJoy no dijo, por ejemplo, si pensaba dar marcha atrás con medidas ya tomadas anteriormente, según muchos destinadas a sembrar dudas en la población sobre la credibilidad y viabilidad del voto por correo.
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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