Las deudas pendientes de la región, ejes del Foro Iberoamérica
Distintos líderes expusieron sobre igualdad, corrupción y libertad
CIUDAD DE MÉXICO.- Deliberaba el Comité de Dirección del Foro Iberoamérica una de estas tardes, en México, cuando alguien preguntó si estábamos dispuestos a unirnos en una declaración en favor de Leopoldo López , uno de los líderes de la oposición al gobierno fallido de Nicolás Maduro. El ex alcalde venezolano está en prisión desde principios de año.
Nadie opinó en contrario . Tampoco nadie transmitió reservas sobre la propuesta. Pero como el intercambio de miradas, más que vacilación recuento silencioso de las barrabasadas del régimen, demoraba la respuesta, Felipe González, buen andaluz, tomó el toro por las astas: "¿Pero qué dudas podríamos tener, si a este hombre no se lo puede asistir y yo, en cambio, no tuve en 1977 ningún problema para entrevistar a dos presos de Pinochet?"
El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, había exhortado días antes al gobierno venezolano a disponer la liberación inmediata de López. Hay graves denuncias sobre las humillaciones que le han infligido y son de antigua clase en el maltrato de prisioneros; ha padecido, además, tormentos menos comprobables, como el de sometérselo a oír sin tregua himnos chavistas. Calcúlese la angustia de un preso al que por terror psicológico se hiciere oír de continuo la cadena oficial del Estado argentino.
En el simple trazo de una referencia comparada, hecha en este caso por quien fue jefe del gobierno socialista de España, había quedado al descubierto más de medio siglo de temeridades de una izquierda trágica en América latina. Ha de reconocérseles a sus adscriptos una astucia propagandística ponderable desde los primeros fusilamientos de enemigos -¿cientos, miles, quién da más, que en este registro de numerales nadie puede tirar la primera piedra?- en la fortaleza habanera de San Carlos de la Cabaña, tan pronto la revolución castrista se apoderó en 1959 del poder en Cuba.
En 15 años ha habido un movimiento notable de las placas tectónicas sobre las que se mueve la política mundial y eso llama la atención de Felipe González. Hay por todos lados pérdida de respeto por las normas establecidas
Han logrado que por largo tiempo se creyera, por la penetración asombrosa de letanías propagandísticas, que sólo los disidentes de la izquierda marxista son capaces de vulnerar o desdeñar derechos humanos. No se sabe todavía quiénes han hecho méritos superiores para encabezar la lista de los marrulleros hoy mimetizados en movimientos populistas de América latina: si los viejos adherentes al régimen siberiano de campos de exterminio del Gulag, o bien, quienes con algo más de excentricidad se identificaban, entre mediados de los sesenta y los setenta, como chinoístas.
¿Se acuerdan? Eso sucedía cuando la Banda de los Cuatro, encabezada por Chiang Ching, cuarta mujer de Mao, orquestaba el delirio despiadado de la Revolución Cultural, y aquí, se ignora por qué misterio, los chinoístas confraternizaban hasta el último suspiro con la comparsa peronista en cuyo vientre se gestó la Triple A. ¿Por qué, pues, tanta reticencia, por qué tanto temor a cantarles a los catedráticos de falsas homilías sobre democracia, las cuarenta a que se han hecho acreedores? No se trata de castigos; se trata de arrebatarles la agenda pública que usurpan en un país en el que ni los militares se atreven a rendir homenaje al general Julio A. Roca a 100 años de su muerte.
Habíamos llegado a México para conmemorar, en nuestra reunión anual, los primeros 15 años del Foro. Se hizo un sumario de lo que ha cambiado en este período en el mundo. En 2000, apenas una década había transcurrido desde la caída del Muro de Berlín y la implosión de la constelación soviética: estábamos entonces acostumbrándonos al cese del largo conflicto entre el Oeste y el Este. Sabíamos poco de Al-Qaeda y en ninguna mente cabía, salvo en la imaginación afiebrada de fanáticos religiosos, que el mundo en breve se habría de estremecer con el espanto de aviones de línea lanzados como proyectiles contra las Torres Gemelas. En los diez años previos a la constitución del Foro, América latina había figurado en el centro de las crisis financieras mundiales: México, Brasil, la Argentina; ahora, podemos declararnos inocentes..., por lo menos sobre lo que ha sucedido de gravedad, de 2008 en adelante, fuera de la región.
Retomemos esa última observación. Corrió por cuenta del ex presidente chileno Ricardo Lagos. En 2000, las distancias eran más asimétricas entre Europa y América latina, a cuyas clases medias se han incorporado millones y millones de personas; el sistema financiero de la región parece estar en orden y la preocupación por el porvenir inmediato se centra en particular sobre dos países, la Argentina y Venezuela, que no son lo mismo. La Justicia todavía está, mal que mal, a salvo en la Argentina.
Fernando Henrique Cardoso, constructor del Brasil moderno, percibe en nuestros países la existencia de una crisis de legitimidad
Se ha acentuado por el Pacífico el corrimiento del eje mundial en dirección de Asia, pero el antiguo liderazgo de Occidente todavía cuenta con cartas de peso: cualquiera de las tres grandes metodologías en aplicación para mensurar la calidad de los niveles educacionales de nivel superior hace notar que es abrumadora la presencia del sello norteamericano dentro de las primeras 20 universidades del mundo. Lo sigue siendo año tras año en cuanto al registro de patentes, palmaria manifestación del grado de creatividad e innovación de la sociedad norteamericana y de los extranjeros que los Estados Unidos aún atraen a sus laboratorios de investigación y empresas. Nada, en cambio, representa la América latina en ese campo, al lado de los Estados Unidos. ¿Cómo podría ser algo, si casi no produce científicos? Estamos, en ese campo, como en 2000; contrariamente a China, cuyo desempeño en los registros de invenciones ha ido en aumento.
En 15 años ha habido un movimiento notable de las placas tectónicas sobre las que se mueve la política mundial y eso llama la atención de Felipe González. Hay por todos lados pérdida de respeto por las normas establecidas. Se ha agotado el orden proveniente del espíritu de Nixon y de Deng Xiaoping; Rusia y China tienden a armonizar un lenguaje común respecto de la suerte de Asia; la Sexta Flota de los Estados Unidos llega al Mar Negro una semana después que ha quedado sellada la suerte de Crimea y es como si no hubiera hecho la travesía. Hay en Medio Oriente un califato en formación, cuyo territorio -fenómeno con repercusión mundial impensable hasta hace poco- se extiende hasta donde llegan sus fuerzas. Y oigan esto otro, que dice Felipe González, a propósito del ébola: "Ninguna epidemia deja de convertirse en pandemia en la globalización".
Aquella idea de pérdida generalizada del respeto a la norma estuvo en la exposición de varios oradores. Fernando Henrique Cardoso, constructor del Brasil moderno, percibe en nuestros países la existencia de una crisis de legitimidad. La gente va a la calle porque cree en la eficacia de la protesta y porque se halla en controversia el sistema de representación. No se puede gobernar desde la plaza ni por plebiscitos cotidianos, pero en municipios de Brasil se han instituido novedosos procedimientos de consulta popular, mientras en otras partes se pergeñan ideas sobre nuevos institutos de revocación de mandatos.
Cardoso observó que la corrupción ha pasado a ser un tema de primer orden, de modo que no bastará con la eficiencia que adquieran los gobiernos; habrá que sumar una cuota considerable de respeto por la ley, y a eso, una expresión valorativa ética cuya ausencia está en el fondo de muchos de nuestros males. La corrupción campea por todos lados y buitres persiguen a buitres por el mundo.
Estos tiempos se identifican por una renovada tensión entre los valores de libertad e igualdad.
La clase media se ha acrecentado en los últimos 15 años en América latina. "Superamos la pobreza; ahora no soy pobre, pero tengo más demandas que las de ayer, porque son más altas las expectativas mías y las de mi familia", hizo notar Lagos. Falta saber de qué modo se potenciarán los problemas si se confirma el deterioro de los términos de intercambio anticipado en 2014.
Estos tiempos se identifican por una renovada tensión entre los valores de libertad e igualdad. Es, sin duda, observable en las demandas de mayor inclusión y distribución de la riqueza, pero el fenómeno resulta más complejo que eso: el desvanecimiento de las democracias republicanas por la pulsión de gobiernos atorados de hegemonía abre otros capítulos en ese tipo de conflicto. Viéndolo en La silla del águila desde otro ángulo, Carlos Fuentes, el desaparecido numen del Foro Iberoamérica, hace decir a uno de sus personajes: "Cuando la libertad está en juego también lo está la igualdad".
Lo sabe la prensa continental que padece las prácticas discriminatorias de los gobiernos populistas, que vuelcan sin vergüenza los recursos del Estado, o sea, los de todos, en favor de sus propagandistas y fuerzan boicots publicitarios contra quienes se resisten a la obsecuencia.ß
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