Muchos de los grandes aglomerados del mundo deben recurrir a prestamos millonarios para sostener el nivel de producción
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Un balance saneado y unas cuentas en equilibrio suelen ser el objetivo de cualquier actor económico: de un Estado, una empresa o incluso una familia. Estar endeudado en exceso es, a fin de cuentas, una manera de poner en riesgo la salud de las finanzas.
Sin embargo existen compañías y grandes conglomerados que necesitan pedir prestado de forma constante para poder seguir con su negocio.
Es el caso sobre todo de empresas intensivas en capital como las petroleras, que antes de sacar el crudo del subsuelo, llevan a cabo decenas de exploraciones para encontrarlo. Tienen que invertir mucho. O de las marcas de coches en constante innovación para fabricar mejores motores o carros más seguros ante un accidente.
Otras como las farmacéuticas, invierten años para desarrollar nuevos medicamentos. Si miramos el caso de Netflix, antes de poder llenar de series y películas la plataforma de streaming, tiene que pagar actores, productores, guionistas….
“Netflix continuó aumentando sus préstamos para financiar la creación de contenido, aunque su balance es mucho más saludable hoy que en el pasado, como lo demuestran las calificaciones crediticias superiores”, dice un estudio de la firma Janus Henderson Investors.
Y para todo ello, se necesita dinero. Mucho. No es casualidad que las 10 empresas más endeudadas del mundo, según el informe de Janus Henderson, pertenezcan a sectores donde es necesario realizar mucha investigación, donde innovar es clave o donde la competencia es feroz.
En los primeros puestos del ranking encontramos a las empresas automotrices Toyota y Volkswagen con una deuda neta en 2021 de US$186.000 millones y US$185.000 millones, respectivamente. Les siguen tres proveedores de telecomunicaciones AT&T, Verizon y la alemana Deutsche Telekom con US$182.000 millones, US$174.000 millones y US$153.000 millones de deuda cada una.
Por comparar, estas cifras son similares a la de toda la deuda pública de Noruega en 2021 (US$176.000 millones) o a la de Colombia (US$171.000 millones) en el mismo año.
Deuda de las empresas en América Latina
En el puesto número 6 encontramos otra marca de carros muy conocida: Mercedes-Benz, que el año pasado tenía US$109.000 millones de deudas pendientes en su balance general. Si miramos por países, las empresas de México acumulan US$36.000 millones en deudas, mientras que las de Colombia debían hasta junio de este año unos US$20.000 millones.
Las de Chile, US$12.000 millones. “Las empresas de los mercados emergentes deben relativamente poco, lo que refleja condiciones económicas más volátiles”, dicen los analistas de Janus Henderson, Seth Meyer y Tom Ross. Pero aunque la deuda siempre indica la salud financiera de una empresa, tener mucha no es necesariamente negativo.
Hay sectores industriales, como los fabricantes de autos o las empresas de telecomunicaciones, que necesitan mucho capital para funcionar.
“Las compañías necesitan pedir dinero en préstamo porque en muchos sectores las empresas tienen la necesidad de crecer. La inversión siempre requiere financiación, que puede ser vía más capital, dinero de los socios o préstamos”, explica a BBC Mundo Pedro Aznar, Profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de la escuela de Negocios ESADE.
Para el profesor, la deuda es una buena opción siempre que la rentabilidad esperada de la inversión supere al coste de la deuda, algo que fue frecuente en algunos sectores, con tipos de interés tan bajos. Entonces, ¿es malo tener mucha deuda? Todo depende, dicen los expertos, del equilibrio entre el valor de lo que posee una empresa y lo que debe.
“Es una cuestión relativa. La deuda se puede poner en relación al total de los activos de la empresa, al valor de todo lo que tiene. Si una empresa tiene activos que pueden perder valor, o de valor volátil, la deuda es un riesgo”, afirma Aznar. “Pero si una empresa tiene activos con valor seguro que respaldan su deuda, un cierto endeudamiento no es negativo: al contrario, permite crecer, y también aumentar la rentabilidad”, añade.
Y dado que estas cifras son del último año fiscal, es probable que en el nuevo entorno económico las empresas comiencen a ser más conservadoras en la forma de financiarse. Si los beneficios caen, devolver los préstamos puede ser más complicado. Y una subida de tipos -como estamos viendo estos meses- también afecta, ya que los intereses de la deuda suben y eso daña los resultados.
“El hecho de tener que pagar intereses y principal al vencimiento hace que la deuda sea más riesgosa que el capital como fuente de financiación para la empresa”, dice Pierre Verlé, responsable de deuda corporativa de la firma de inversión Carmignac. “El crecimiento económico mundial más lento, incluidas las recesiones en algunas partes del mundo, está haciendo que las empresas se vuelvan más cautelosas”, estiman Meyer y Ross.
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