Las ansias separatistas de Cataluña, vigentes a pesar de todo
La derrota del sí no disuadió a la región española, que aprobó una ley sobre su referéndum
BARCELONA.-Mientras los gobiernos europeos respiraban ayer con tranquilidad tras conocer el resultado del referéndum de Escocia, que privó a los independentistas de otros países de un impulso político que podría haber influido en sus propias ambiciones, en España el alivio duró poco y nada.
Apenas unas horas después de conocerse la derrota de la propuesta independentista en Escocia, el Parlamento de Cataluña aprobó por amplia mayoría la ley que aspira a darle amparo legal a la consulta soberanista del 9 de noviembre próximo: una consulta que el gobierno español de Mariano Rajoy no reconoce, por ser contraria a la Constitución, pese a que tenga valor únicamente consultivo.
"El de Escocia es el camino justo, el único para resolver conflictos. El proceso catalán sigue adelante", dijo el líder de Convergencia i Unio (CIU), Artur Mas, presidente de la Genalitat. "El voto no divide sino que une, y es un buen ejemplo de democracia que viene de Europa", agregó.
El próximo paso ahora es la publicación de dicha ley en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña, con lo que Mas estaría en posición de convocar la consulta.
En caso de que Mas firmara de forma inmediata el decreto, el gobierno español, tal y como vino avanzando semanas atrás, presentaría dos recursos, uno contra la ley de consultas y otro contra la convocatoria, indicaron fuentes gubernamentales.
A diferencia de la votación en Escocia, en caso de realizarse, el referéndum en Cataluña no resultaría en una secesión, por ser inconstitucional. En la consulta, simplemente se les preguntaría a los catalanes si están a favor de la secesión. Y si la respuesta fuese sí, eso le daría a Mas un mandato político para negociar un camino a la independencia.
Un gran suspiro de alivio lanzaron ayer los líderes europeos, al conocer la derrota del frente independentista escocés y el consiguiente peligro evitado de una nueva turbulencia financiera y de un debilitamiento de la Unión Europea (UE).
El primero en comentar el resultado fue el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, que admitió: "Confieso: el resultado me alivia". A partir de entonces, se sucedieron las declaraciones de representantes políticos, que reflejaron ese mismo sentimiento.
"No me metí antes y por eso ahora me limito a decir: respeto el resultado. Pero lo digo con una sonrisa", declaró, visiblemente contenta, la canciller alemana, Angela Merkel.
El resultado es "bueno" y favorece una "Europa más unida y fuerte", expresó también el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durão Barroso. En tanto, el presidente de turno de la UE, el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, se mostró convencido de que la UE "sacará provecho" de este referéndum, que supone "el fortalecimiento de acciones comunes para dar respuestas concretas a las peticiones ciudadanas".
El triunfo del no demuestra que "el mundo aún no enloqueció totalmente", resumió el primer ministro checo, Bohuslav Sobotka.
En definitiva, la victoria fue recibida con satisfacción por todos, tanto de derecha como de izquierda, ya que evitó un terremoto político y económico de consecuencias globales imprevisibles, en un momento aún delicado, en el que la economía tarda en recuperarse y la UE trata de encontrar un punto de equilibrio entre las cuentas públicas y las nuevas políticas de crecimiento.
Agencias EFE, AFP, AP y ANSA
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