Las altas temperaturas replantean el uso del aire acondicionado en Europa
Solo tienen equipos el 5% de los hogares, frente al 90% en EE.UU.; prevén que su demanda se disparará
BERLÍN.- La sofocante ola de calor de esta semana está alimentando un cambio de actitud de los europeos, para quienes durante mucho tiempo el aire acondicionado fue un concepto ajeno. Pero la seguidilla de veranos ferozmente tórridos los ha obligado a reconocer el imparable aumento de la temperatura global a causa del cambio climático.
En Alemania, ese cambio se siente en el aire, literalmente. Los vecinos comparten por las redes sociales los mapas de edificios y bares con aire acondicionado, en los negocios se agotan los ventiladores y los sistemas de refrigeración portátiles, los empleadores temen que la falta de refrigeración atente contra la productividad, y al menos un instalador de equipos de aire acondicionado de Berlín tuvo que suspender la atención telefónica debido a la sobrecarga de pedidos.
"Estamos desbordados", dice Maximilian Schichtl, un instalador de equipos de Munich.
Esos escenarios serían inusuales en cualquier lugar de Europa, donde el aire acondicionado es una rareza, pero son especialmente extraños en Berlín, donde los sudorosos berlineses siempre cuestionaron el excesivo amor de los norteamericanos por el aire acondicionado.
Actualmente, menos del 5% de los hogares europeos cuentan con aire acondicionado, frente al 90% de Estados Unidos. Pero se estima que en las próximas dos décadas el número de equipos en Europa se duplicará, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), a medida que los récords de calor se hagan más frecuentes y prolongados, a causa del cambio climático.
En un continente que siempre desdeñó el aire acondicionado por considerarlo innecesario y donde los médicos siguen debatiendo sus potenciales efectos perjudiciales para la salud, la búsqueda de aire fresco que se produjo esta semana podría anticipar un cambio drástico en las relaciones de los europeos con el aire acondicionado.
Dirk Trembich, jefe de la empresa de aire acondicionado Berliner Klima, dijo que el interés por sus equipos empezó a tomar vuelo en abril del año pasado, en vísperas de otro verano de temperaturas récord. Trembich señaló que desde entonces la demanda no paró de aumentar, incluso durante el invierno.
Las empresas se muestran cada vez más interesadas en instalar aire acondicionado en sus oficinas y plantas, ante el temor de que las altas temperaturas impacten en la productividad, y dicen que los empleados tienden a cometer errores si sufren calor.
Entre el público en general, la creciente aceptación del aire acondicionado en sus hogares es el reconocimiento de un hecho preocupante: el cambio climático llegó para quedarse.
La semana pasada, cuando se conocieron los pronósticos de la inminente ola de calor, las ventas de ventiladores y equipos de aire se dispararon en toda Europa, incluidas Francia y Austria. En Alemania, los militares norteamericanos dijeron estar evaluando si estos récords de temperatura ameritan la instalación de aires acondicionados, seg-ún informó el diario militar Stars and Stripes.
Esos cambios podrían marcar el inicio de la revolución del aire acondicionado en Europa, aunque para los estándares globales ese movimiento sería ínfimo.
El aumento de la demanda estimado para los próximos años en Europa queda empequeñecido ante lo que podría ocurrir en otras partes del mundo, especialmente en la India, Indonesia y China.
Los ventiladores y equipos de aire ya representan alrededor del 10% del consumo de energía eléctrica, pero la AIE predice que la demanda de energía asociada a esos equipos podría triplicarse en el curso de las próximas tres décadas, a menos que las unidades se vuelvan significativamente más eficientes desde el punto de vista energético.
Eficiencia
Los equipos europeos ya se cuentan entre los más eficientes del mundo. Sin embargo, su huella ambiental podría fogonear aún más el debate histórico de los europeos sobre la conveniencia del aire acondicionado. Según sus detractores, por tratar de escapar del impacto del cambio climático, los consumidores podrían terminar potenciándolo.
El consumo de energía de los aires acondicionados fue una de las razones citadas recientemente por los funcionarios alemanes de la ciudad de Düsseldorf al rechazar la propuesta de instalar equipos acondicionadores. Al igual que la mayoría de los edificios de una de las ciudades más ricas del mundo, las escuelas locales no suelen contar con refrigeración, y eso implica que los alumnos son enviados a su casa más temprano en los días de mucho calor.
Pero la reticencia de algunos alemanes en adoptar el aire acondicionado estaría justificada, según Veit Bürger, del Instituto de Ecología Aplicada de Alemania. Los períodos de calor suelen coincidir con la época de menores vientos, lo que implica que en esos días se produce menos energía eólica y se incrementa la demanda de energía de origen fósil, señala Bürger. Y esa combinación, debido a los objetivos de recortar emisiones de gases que se impuso Europa, podría convertirse en un problema adicional, especialmente durante el verano.
En cambio, advierte Bürger, habría que concentrarse en diseñar edificios "que minimicen la necesidad de aire acondicionado", a través, por ejemplo, de mejores sistemas de aislación.
Traducción de Jaime Arrambide
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