“Lacayos y centristas”: el relato de los medios estatales cubanos sobre las protestas en la isla
La prensa del régimen comunista destaca con alarma el accionar de “elementos antisociales” lanzados a destruir la revolución y no da crédito a las verdaderas motivaciones de los manifestantes
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Los medios oficialistas cubanos presentaron esta semana su peculiar mirada sobre el malestar ciudadano y las históricas protestas contra el régimen comunista de la isla, conducidas -según ellos- por “lacayos y centristas”, o lo que es lo mismo, por “elementos antisociales y delincuenciales”.
El objetivo de los manifestantes no era -como expresaban los mismos que salieron a protestar- expresar su malestar por las carencias de la vida cotidiana o las escasas libertades, dijeron los medios estatales, sino erosionar la revolución en favor de fuerzas reaccionarias y extranjeras. Una revolución que, según admiten, tiene fallas, pero que no se solucionan con protestas sino con “unidad”.
Acusando el impacto de las manifestaciones multitudinarias, una de las notas principales de Granma, eterno vocero del Partido Comunista, detalló las “20 ideas de Fidel que guían, iluminan y dan aliento a Cuba frente al imperialismo”. “Hoy más que nunca”, decía la nota, esas ideas “están presentes en la lucha que los cubanos mantenemos”.
Otra nota central citaba al presidente, Miguel Díaz-Canel, llamando a “que nunca falten entre los cubanos la unidad, el respeto y el amor por la vida”. Y no lejos de ahí otro artículo volvía a citarlo, por si no lo leyeron más arriba: “la revolución es amor”, decía el mandatario, por lo que “no hay razón alguna para que se le ataque”.
Pero, ¿quién ataca la revolución? “Grupos organizados de elementos antisociales y delincuenciales”, por ejemplo, como dijo Granma sobre los incidentes en el Consejo Popular Güinera, del municipio de Arroyo Naranjo, donde se registró un muerto por la represión de las fuerzas del régimen. Y detrás, siempre detrás en el relato oficial, Estados Unidos, cuyo bloqueo -que, por cierto, no tiene muchos adeptos en el mundo-, sirve de comodín para toda ocasión.
El relato de Arroyo Naranjo fue desplegado por la Agencia Cubana de Noticias (ACN), que describió algo así como un ataque de zombies contra las instituciones del lugar, quizás para justificar la única muerte conocida hasta el momento en el marco de las protestas. Según la ACN, los manifestantes “alteraron el orden e intentaron dirigirse hacia la Estación de la Policía Nacional Revolucionaria del territorio, con el objetivo de agredir a sus efectivos y dañar la instalación”.
El medio oficialista acusó a los manifestantes de agredir a los agentes con piedras y armas blancas, vandalizar viviendas, incendiar contenedores y dañar el tendido eléctrico. Y aseguró que la víctima, Diubis Laurencio Tejeda, un hombre de 36 años, tenía “antecedentes por desacato, hurto y alteración del orden”.
¿Juventud rebelde?
Juventud Rebelde, otro conocido medio de la sexagenaria revolución comunista, también fustigó las manifestaciones contrarias al régimen. Al parecer, tampoco es cuestión de que la juventud cubana se tome demasiado al pie de la letra eso de la rebeldía. Rebeldes sí, opositores no. Es un nombre nomás.
“Durante más de cuatro horas junto a integrantes de su equipo de Gobierno, el mandatario ofreció una información honesta, transparente y veraz sobre la situación del país”, decía una nota sobre una conferencia de Díaz-Canel. Según el relato de Juventud Rebelde, el presidente “expresó que en la comparecencia también se había repudiado los disturbios de agresión y vandalismo que hoy están siendo defendidos por lacayos y centristas”.
Otro texto destacó el rol de los manifestantes que salieron en defensa de la revolución, respondiendo al llamado del presidente como prueba de fuerza del régimen. ¿Serán o no serán rebeldes estos otros manifestantes? La nota más bien destacó su patriótica actitud revolucionaria.
“En medio de los disturbios provocados por elementos contrarrevolucionarios, las nuevas generaciones se volvieron mambises en defensa de la Patria”, decía la nota, en alusión -según revela el diccionario sobre el término “mambises”- a los participantes en la insurrección independentista contra España en el siglo XIX.
En un reportaje con simpatizantes del gobierno, uno de los entrevistados, Oscar, relató que estuvo en medio del agresivo “conato” -donde afirma haber sufrido agresiones de los jóvenes rebeldes-, y lo comparó con otro estallido social, el “Maleconazo” de 1994. Oscar estuvo las dos veces, y en las dos en defensa de la revolución.
“Algunos venían en estado de embriaguez, y hasta, presumo, con sicofármacos en vena, por la coloración de sus ojos. La furia con que se abalanzaron ocasionó un forcejeo, me tuve que defender”, dijo Oscar, que habría terminado en el suelo. Y luego los cronistas lanzaron el consabido elogio a Fidel Castro, presente desde el más allá en las buenas y en las malas.
“Volviendo el calendario 27 años atrás, Oscar se emociona al hablar de la actitud del Líder Histórico de la Revolución Cubana, quien fue de los primeros en ir al malecón y con su presencia, y el acompañamiento del pueblo, fundamentalmente jóvenes; cesó la rudeza con que se ventilaron inquietudes entonces. Díaz-Canel -sentencia- siguió su ejemplo”.
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