La visión del The New York Times sobre el desplome del peso argentino ante los “ataques” de Javier Milei
Según el enviado del diario norteamericano a Buenos Aires, el candidato libertario, al que calificó de “extrema derecha”, se ha convertido en el favorito en las elecciones del 22 de octubre al prometer dolarizar la economía
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The Wall Street Journal AmericasJack Nicas
Javier Milei sigue siendo apenas un candidato a ser presidente de la Argentina. Pero él solo ya está provocando un shock financiero a una de las economías más grandes de América Latina.
El valor de la moneda argentina está cayendo en picada ante las críticas de Milei, un libertario de extrema derecha que se convirtió en el principal candidato presidencial al prometer reemplazar el peso argentino por el dólar.
El lunes, Milei continuó sus ataques contra el peso al disuadir a los argentinos de realizar inversiones en la moneda. “El peso es la moneda emitida por el político argentino y por eso vale menos que el excremento, porque esas basuras no sirven ni para abono”, dijo en un programa de radio.
El tipo de cambio no oficial del peso, que refleja la valoración de la moneda en el mercado e impulsa los precios en la Argentina, cayó un 7% el lunes y luego otro 10% el martes por la tarde.
A ese cambio blue, con 1 dólar se compraban 1050 pesos hasta la tarde del martes (cerró en 1010), la primera vez que el peso cruzaba la barrera de los 1000 frente al dólar. Antes de que Milei ganara las elecciones primarias el 14 de agosto, con 1 dólar se compraban 660 pesos. En abril de 2020, al inicio de la pandemia, la cifra era de 80 pesos.
La escalada de la crisis llevó al Banco Central de la Argentina, que Milei prometió cerrar, a emitir una declaración extraordinaria el lunes por la tarde en el sentido de que “la Argentina mantiene un sistema financiero líquido y solvente” y que respalda los depósitos bancarios argentinos.
El martes, las asociaciones bancarias más grandes del país instaron a los candidatos a “mostrar responsabilidad en sus campañas y declaraciones públicas”.
Milei, un economista excéntrico que quiere revolucionar el gobierno y el sistema financiero del país, es el favorito en las elecciones presidenciales del 22 de octubre, aunque la carrera, según sugieren las encuestas, aún podría llegar a una segunda vuelta en noviembre. Su ascenso domina las conversaciones en todo el país y aceleró la caída del peso.
La mañana después de que Milei sorprendiera a la nación al terminar primero en las primarias presidenciales de agosto, las presiones del mercado obligaron al gobierno a devaluar el peso en un 20%.
Los comentarios de Milei están provocando “un repunte de la inflación o un eventual problema bancario, que es lo que él está alentando”, dijo Marina Dal Poggetto, economista argentina y exanalista del Banco Central. “Lo que estás viendo es el comienzo de una carrera que puede detenerse o no. Tenemos que ver qué pasa el 22 de octubre. Milei todavía no ha ganado”.
Milei acepta las comparaciones con Donald Trump y Jair Bolsonaro, el expresidente de extrema derecha de Brasil, y apareció en los titulares por su negación de la responsabilidad humana en el cambio climático, sus duras críticas al Papa y sus objetivos de prohibir el aborto y legalizar la venta de órganos humanos.
Pero la pieza central de su campaña fueron sus discursos, a veces catedráticos, sobre política económica, diseñados para persuadir a los votantes de que sólo él puede arreglar la creciente inflación.
El país se encuentra en medio de una de sus peores crisis financieras en décadas, con una inflación anual que ahora supera el 120% y los precios en muchos negocios y restaurantes cambian semanalmente, si no más rápido.
Con los precios tan altos, los argentinos ahora deben viajar con grandes fajos de billetes, que cada día valen menos. El gobierno emitió un billete de 2000 pesos este año, pero ya vale menos de 2 dólares al cambio blue.
Para comprar artículos caros, como propiedades o automóviles, los argentinos pagan con billetes de 100 dólares. Para obtener esos billetes a menudo tienen que comprar a cambistas ilegales que se encuentran en el centro de Buenos Aires ofreciendo dólares como traficantes de drogas, porque el gobierno federal, escaso de dólares, impuso límites estrictos a la cantidad de dólares que la gente puede comprar por semana.
Sergio Massa, ministro de Economía y oponente de Milei, acusó a Milei el lunes de intentar deliberadamente desestabilizar la moneda argentina para causar estragos antes de la votación. “Para ganar un voto más, está robando los ahorros de la gente”, dijo Massa, un político del partido que ha liderado el país durante 16 de los últimos 20 años.
Patricia Bullrich, candidata presidencial de Juntos por el Cambio , culpó tanto a Milei como al gobierno actual en una entrevista durante un acto de campaña el martes. Dijo que el gobierno estaba tratando de reducir los impuestos sin recortar el gasto, mientras que Milei estaba “echando nafta al fuego”. Y añadió: “Es inadmisible”.
El martes, Milei respondió a las críticas de que sus comentarios estaban empeorando la crisis económica publicando en línea una recopilación de videos en los que comparaba el peso con el excremento durante años sus años de panelista de televisión. “Es vergonzoso el espectáculo que están montando los políticos tratando de sacar capital político del desastre económico inventando quién es el responsable”, afirmó. “Si quieren encontrar a los responsables, mírense al espejo, sinvergüenzas”.
En un evento con líderes empresariales la semana pasada, Milei dijo que cuanto menor sea el valor del peso, más fácil sería dolarizar a la Argentina.
Si fuera elegido presidente, es probable que Milei enfrente grandes desafíos para llevar a cabo sus propuestas. Milei dijo que probablemente necesitará una inyección de 40.000 millones de dólares para cambiar la moneda, aunque no está claro si recibiría esa cantidad de dinero. La Argentina ya está luchando para pagar su deuda de 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional.
Milei también dijo que el Congreso tendría que aprobar muchas de sus propuestas, que incluyen profundos recortes al gasto público, la eliminación de muchos impuestos y la privatización de todas las compañías estatales.
Su naciente partido político La Liberta Avanza probablemente controlará una pequeña proporción de los escaños en el Congreso, lo que lo obligaría a forjar alianzas con otros partidos que calificó de delincuentes.
La Argentina lucha contra una alta inflación desde hace décadas, incluido un episodio de hiperinflación en la década de 1980, cuando los clientes se apresuraban a comprar artículos antes de que los empleados armados con etiquetadoras de precios pudieran hacer otra ronda de aumentos. Pero los precios en alza, impulsados por la debilidad de la moneda, regresaron con fuerza en los últimos dos años.
Algunos de los problemas de la Argentina fueron impulsados por factores económicos globales, como la pandemia y la guerra de Ucrania, pero gran parte, dicen los economistas, se debe a que el gobierno gasta demasiado para pagar universidades, atención médica, energía y transporte público gratuitos o fuertemente subsidiados. Para financiar todo eso, la Argentina a menudo ha impreso más pesos.
El resultado ha sido una creciente falta de confianza en la moneda, lo que obligó al gobierno a crear más de una decena de tipos de cambio para el peso, porque su propio tipo de cambio oficial ya no refleja la valoración del mercado.
Las nuevas tarifas incluyen una para turistas, otra para exportadores de soja y otra para argentinos que viajaban a Qatar para ver a su selección de fútbol ganar el Mundial de 2022. El dólar blue es la tasa paralela más importante, fijada por un pequeño grupo de empresas financieras y cotizada en vivo en programas de noticias de televisión, y es la forma en que la mayoría de los argentinos transfieren sus pesos a dólares en el mercado clandestino.
El martes, tratando de calmar algunos temores del mercado, el gobierno consolidó varios de esos tipos en un nuevo tipo que al menos un contador llamó dólar electoral.
The New York Times
Por Jack Nicas
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