La violencia política agudiza la crisis en Bolivia y complica el tránsito hacia otra elección
En el primer día de gobierno de Áñez, hubo fuertes choques entre la policía y los seguidores de Evo, que se mostró dispuesto a volver; la presidenta llamó a la pacificación
LA PAZ.- El primer día de Jeanine Áñez como presidenta de Bolivia fue una jornada protocolar puertas adentro del palacio de gobierno, pero afuera las escenas de violencia y caos se adueñaron de La Paz y otras ciudades, con enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los seguidores del Movimiento al Socialismo (MAS), de Evo Morales, decididos a bloquear cualquier intento de gobernabilidad.
"Empieza una ruta democrática para reponer la legalidad. Encomendé a la policía y a las Fuerzas Armadas que garanticen la pacificación del país [...] No aceptaré otra salida que no sea las elecciones democráticas", advirtió Áñez en su primer mensaje al país. Además, anunció que el otro objetivo de su gobierno será la derogación de la sentencia constitucional que permitió a Evo postularse para un cuarto mandato a las elecciones del 20 de octubre. Desde México, donde está exiliado, el expresidente llamó a un "diálogo nacional" y dijo estar dispuesto a volver al país para pacificarlo.
"Mi misión es llamar, tal como lo estable la Constitución, a unas elecciones limpias y transparentes con todos los actores políticos que cumplan con lo necesario lo antes posible", señaló Áñez. Pero apenas a tres cuadras de donde hablaba hubo un enfrentamiento de varias horas entre la policía y miles de simpatizantes del MAS, que armados con palos y piedras llegaron desde la vecina ciudad de El Alto al grito de "¡Áñez racista! ¡Fuera del palacio!".
La marcha llegó al centro paceño después de haber acordado, en El Alto, su consigna contra el racismo. "Por culpa del racismo, el pueblo está en las calles", dijeron.
Las acusaciones de racismo contra la nueva presidenta surgen de varias declaraciones suyas en las que puso la religión cristiana por encima de los cultos indígenas. Incluso anteayer, luego de asumir, caminó desde el Palacio Legislativo hasta el de gobierno alzando una enorme Biblia con sus manos, y en sus discursos siempre hace alguna mención religiosa. En un tuit afirmó: "¡Qué año nuevo aymara ni lucero del alba! ¡Satánicos! A Dios nadie lo reemplaza".
Los manifestantes provenientes de El Alto, una zona con fuerte presencia indígena, marcharon hacia el mediodía portando la bandera multinacional wiphala a lo largo de la avenida mariscal Santa Cruz, llegando a ocupar varias cuadras. Primero lo hicieron de forma pacífica, pero luego de concentrarse durante un par de horas en la Plaza San Francisco, estalló la violencia cuando se enteraron de que no se permitía a los legisladores del MAS el acceso al Palacio Legislativo.
Intentaron acercarse a la Plaza Murillo, donde están el Palacio de Gobierno y el Legislativo, y empezaron los choques con la policía, que les bloqueó el acceso. Fue una batalla de pedradas, bengalas y gases lacrimógenos de casi dos horas, que incluso afectó a todos los edificios y hoteles de la zona.
Mientras ocurrían estos choques en La Paz, en el resto del país también se verificaron enfrentamientos. Incluso en la localidad de Montero, en Santa Cruz de la Sierra, un joven de 20 años murió por herida de bala en el mercado. Desde el inicio de las protestas, el 20 de octubre, ya son 10 los muertos, según la Fiscalía.
Los enfrentamientos en las calles estallaron tras la orden de Áñez a la policía de impedir el acceso al Congreso a los legisladores del MAS.
La senadora Adriana Salvatierra, líder de la Cámara alta, que el domingo había dicho a la prensa que renunciaba a su cargo, pero que no llegó a presentar formalmente su renuncia, intentó al mediodía junto a otros legisladores para ingresar a la Plaza Murillo. "Me está impidiendo ingresar. Necesitamos entrar para tener una reunión con los parlamentarios. ¡Es una muestra del golpe de Estado!", gritó la líder del partido de Evo. Detrás de ella había otros asambleístas y militantes del MAS que denunciaban el "golpe".
Para Áñez, sin embargo, fue una jornada protocolar, en la que tomó la decisión de cambiar toda la cúpula militar y policial heredada de Evo, aunque toda la jefatura saliente asistió a la ceremonia. El comandante en jefe saliente, Williams Kaliman, muy cercano a Evo, incluso habló en el acto y dijo que "las Fuerzas Armadas siempre van a estar con su pueblo y con la patria".
En tanto, el máximo jefe militar entrante, el general Carlos Orellana, pidió en su discurso "a toda la población boliviana" que "depongan sus actitudes intransigentes, piensen y velen por el futuro de nuestra magnánima y gloriosa patria".
Ante los jefes militares, Áñez insistió en que sus dos objetivos en su presidencia interina serán la derogación de la sentencia que permitió a Evo su postulación a un cuarto mandato y "la convocatoria a elecciones generales en el tiempo más breve posible".
En tanto, cocaleros del Chapare, la zona del centro de Bolivia que vio nacer como dirigente a Evo, convocaron ayer a una movilización nacional "contra el golpe de Estado", que comenzará hoy en Cochabamba y culminará en La Paz el domingo. El anuncio fue hecho por las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, la organización que nuclea a los cocaleros y de la que Evo es el presidente.
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