La vida luego del rescate: los 33 de Atacama, entre las divisiones, el éxito y el olvido
Tras cuatro años de la epopeya en Chile, los mineros tomaron rumbos distintos; unos explotaron la popularidad, otros aún sufren las secuelas
SANTIAGO, Chile.- Si hubiese que agrupar a Los 33 de Atacama en un ranking, bien arriba estaría Mario Sepúlveda (44), el minero hiperactivo. Emprendedor, inagotable, con trastorno bipolar diagnosticado, hizo de su nombre una marca, pasó los últimos años ofreciendo charlas motivacionales y puliéndose como conferencista, una faceta que descubrió al salir de la mina San José.
Hace poco, pensó en probar como político, pero descartó la idea y eligió concentrarse en lanzar la Fundación Minero Mario Sepúlveda "a mediados de enero", dijo.
Al final de la lista estaría Edison Peña (38). El minero que imitaba a Elvis Presley en la televisión norteamericana, y que corrió las maratones de Nueva York y de Tokio, vive en el puerto industrial de Ventanas, región de Valparaíso, y admite que no le fue bien con su adicción al alcohol. "Estuve internado dos veces, busqué trabajo por las redes sociales, pero llevo cuatro años cesante. Es así, estoy peor que antes, no he sanado nada y me culpo a mí mismo. Estoy reflojo, depresivo, no sé cómo despertar de esto. Es duro", cuenta, aunque también agradece haber podido rehacer su vida amorosa con Mónica Pinto.
Entre "Super Mario" y el "Forrest Gump" de Copiapó, hay otros 31 hombres que hace ya cuatro años estuvieron 69 días encerrados a 700 metros bajo tierra. Después de una perforación de epopeya, fueron sacados uno a uno en esa cápsula con forma de cohete espacial.
Sepúlveda tuvo su tercer hijo hace un año y nueve meses. Sigue casado, vive en la comuna de Pudahuel, en Santiago, y dio conferencias con su historia de superación desde Estados Unidos hasta la Argentina. "Junto con eso, hice una empresa de remodelación y construcción. Se llama Minero Mario Sepúlveda. Construí galpones, casas, oficinas, rejas", detalla.
Juan Illanes (56) renunció públicamente hace un mes a la sociedad comercial Los 33, al aducir "egoísmo, divisiones y situaciones económicas poco claras". Ahora especifica: "La administración de la sociedad con Luis Urzúa a la cabeza era poco transparente, había poco interés por hacer cosas como grupo". Illanes vive en Chillán, sur de Chile, y trabaja hace tres años como técnico en mantención en Collahuasi, en el extremo norte del país, a 2200 kilómetros de su familia. El viaje demora 48 horas, pero él no se queja.
Carlos Barrios (31), actual presidente de Los 33, conoció a su novia, Marta Contreras, en el rescate. Ella era trabajadora social de la Intendencia. Tienen una hija de un año y tres meses, pero él, que manejaba camiones en Collahuasi, ahora está con licencia médica en su casa en Copiapó. "Tengo crisis de pánico, los dolores de cabeza me duran dos días, así que estoy con controles", explica. De sus compañeros, cuenta que Jimmy Sánchez (23) fue padre por segunda vez. "Lo pasó mal, ahora está sin pega [dinero]", revela.
Otro del que sabe que "tiene dramas y se mantiene fuera del grupo" es Víctor Segovia (47), el que escribió la bitácora que inspiró el libro Deep Down Dark. Y otro que está distante y se contacta por correo electrónico, pero porque vive en el Sur, es José Henríquez (60). Samuel Ávalos (47), agrega Barrios, también está sin trabajo en Rancagua, la misma ciudad de Richard Villarroel (30), que tiene empleo y dos hijos posrescate.
José Ojeda (50), autor del mensaje "Estamos bien en el refugio los 33", encontró trabajo recién hace dos meses en la bodega de una constructora. "Éramos personajes públicos, ninguna empresa se arriesgaba a contratarnos", explica, y cuenta una buena: "Tengo proyecto de casamiento en noviembre". Uno que se casó hace poco es Daniel Herrera, operador en la minera Radomiro Tomic. Mantiene contacto con Mario Gómez (67), que padece silicosis y está bien en Copiapó.
A Omar Reygadas (60, con pareja y siete hijos) le diagnosticaron diabetes en 2010, por lo que se alejó "de las parrillas". Alcanzó a dictar charlas, estuvo en una mina y ahora hace instalaciones eléctricas, de cañerías de gas y trabaja dos camionetas. Vendió una moto que le regalaron y compró el camión con el que grabaron The 33 (cuyo preestreno será en dos semanas). Ahora lo usa para fletes. Alguien que lo marcó en este tiempo fue Shaykh Nazim, un jefe islamista de Chipre que lo invitó a su país y mandaba ayuda para los 33. "Cada tres meses nos llegaba platita. Pero el maestro murió, tenía más de 90 años", cuenta.
Ariel Ticona (33), papá de Esperanza, la chica que nació cuando él estaba bajo tierra, recuerda que sufría de arrebatos. "Me molestaban todas las actitudes de mis hijos [tiene tres], de mi señora, todo me parecía mal", dice. Estuvo en tratamiento en Santiago y ahora está mejor. Vive en Paipote, amplió su casa y hace albañilería y carpintería. Se mantiene en el grupo de baile religioso al que pertenece desde los 13 años y a veces se reúne con Pedro Cortés (30), que vive en El Salvador, para tomarse una cerveza.
Cortés trabaja en la fundición Potrerillos como fiscalizador y también reconoce que "en lo psicológico" aún no se recuperó del todo. Carlos Bugueño (31), también en Potrerillos, ve que su hijo Dante recién aprendió a caminar y reconoce que a veces se despierta de los sueños gritando. "A veces duermo dos horas diarias", cuenta. Lo mismo le pasaba a Claudio Acuña (38), que tenía pesadillas y que ahora maneja un furgón escolar. Otro que se dedica al transporte, pero de trabajadores, es Franklin Lobos (56), ex futbolista profesional.
Florencio Ávalos (35), el primer rescatado, trabaja en Collahuasi; su hermano Renán Ávalos (33) maneja explosivos en Illapel, y el boliviano Carlos Mamani (27) opera cargadores frontales en Copiapó. Osmán Araya (34) tiene un camión fletero, y Claudio Yáñez (38) y Álex Vega (36) trabajan en la zona. Desde este mes, todos ellos tienen lo que sólo 14 de los 33 recibían: una pensión de gracia del Estado de 562 dólares mensuales. Yonni Barrios (54), el llamado "minero infiel", sigue con Susana, su pareja. Otros que están en Copiapó y con trabajo son Víctor Zamora (37), Esteban Rojas (49), Pablo Rojas (50) y Darío Segovia (52), a quien le va bien con sus camiones y los fletes.
Los mineros que viven más al Sur son Juan Carlos Aguilar (53), en Los Lagos, y Raúl Bustos (44), en la Octava Región. Junto con Aguilar, Jorge Galleguillos (60) y Luis Urzúa (58) formaban la anterior directiva los mineros. Aguilar y Urzúa pidieron en septiembre a la Fiscalía de Alta Complejidad que se investiguen los contratos suscritos por sus ex abogados después del rescate, haciendo aún más evidente la división entre Los 33 menos uno.
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