La vida en cuarentena: hastío, claustrofobia y un malestar creciente con las autoridades
PEKÍN.- Mientras crece el número de casos confirmados del nuevo coronavirus y los centros de salud se llenan de nuevos enfermos, las autoridades de la provincia china de Hubei están librando una batalla desesperada para abastecer los hospitales de elementos de protección contra el contagio, kits de pruebas de laboratorio y equipamiento médico. Pero hacinados en bloques de departamentos que ocupan un área del tamaño de la ciudad de Washington, decenas de millones de personas sin síntomas luchan contra la claustrofobia.
Tras casi dos semanas de una cuarentena de una escala inaudita, unos 54 millones de personas quedaron atrapadas en el epicentro del brote, la ciudad de Wuhan, y las llanuras densamente pobladas sobre la rivera del Yangtsé empiezan a adaptarse a esta nueva cotidianeidad surrealista que puede durar semanas o meses. El servicio de transporte está mayormente cancelado y la mayoría de los negocios están cerrados. Pero según los residentes, en los supermercados no hay faltantes de alimentos, aunque están más caros, y en las calles desiertas sigue prevaleciendo el orden.
El gobierno ha ordenado a la cadena de almacenes Hema, de la empresa Alibaba, que sus locales permanezcan abiertos y las empresas siguen ofreciendo entrega a domicilio de alimentos y mercaderías. Siete de los principales servicios de envíos de China informaron que están despachando ayuda médica de emergencia. Los órganos de propaganda del Estado mostraron el lunes al premier chino Li Keqiang visitando un supermercado de Wuhan, donde aseguró ante la gente que el gobierno garantizaba la provisión de frutas y verduras frescas a precios estables.
Satisfechas, al menos por ahora, las necesidades básicas, la preocupación que sigue para los habitantes sanos de la región es hasta cuándo tendrán que vivir de esa forma. "Todavía no estoy dispuesto a correr riesgos", dice Zhang Min, ama de casa de 30 años cuya familia hace una semana que no pone un pie fuera del departamento de 45 metros cuadrados la calle Zhongshan donde viven. Zhang piensa seguir adentro, practicando yoga o aprendiendo pasos de baile con su hija, ya que en la alacena todavía tiene comida para otros e o 4 días.
Alrededor de las 8 de la noche del lunes, Zhang apagó las luces de su departamento, abrió la ventana y empezó a entonar el himno nacional, sumándose a una iniciativa de los comités de vecinos de Wuhan para levantar la moral de la población. "Fue bueno para liberar tensión acumulada", dice.
En la otra punta de la ciudad, un profesor de inglés apodado Tang, de 28 años, dice que la academia donde trabaja le pidió que se preparara para dar clases online, tal vez durante mucho tiempo. Los medios locales informaron el martes que todas las escuelas primarias y secundarias de Wuhan harían la transición a clases no presenciales, por internet, a partir del 10 de febrero. Tang dice haber visto en internet varios avisos, luego eliminados, de que el bloqueo de Wuhan duraría hasta fines de abril. "Sea como sea, esto va para largo", dice Tang. "Es la única manera de dar seguridad a nuestras familias, no hay otra".
Zeng Yulin, también docente, cuenta que los bibliotecarios de Wuhan ofrecen libros para mantener ocupados a los chicos en casa y que los bancos incluso habían extendido el vencimiento de las cuotas hipotecarias. "El problema no va a ser la comida. Durante unos meses el problema va a ser no poder ir a trabajar y cobrar un sueldo", dice Zeng. "¿Quién sobrevive a eso?"
En las redes sociales se viralizaron rápidamente los videos en los que los atrincherados habitantes de Wuhan muestran cómo están lidiando con la situación: vecinos que intercambian carne por verdura, señoras jugando al mahjong y apostando su barbijo en vez de dinero, un hombre en piyama sentado en su living frente a una pecera con una caña de pescar en la mano. En el popular foro online Douban circuló un póster con la imagen de parientes aburridos debatiendo una eterna teoría conspirativa en China: ¿el brote del virus es un complot secreto de Estados Unidos?
Algunos expertos dicen que la cuarentena de Hubei –probablemente la mayor de la historia humana–, puede no ser necesaria ni efectiva, y que podría tener un efecto rebote, si genera hastío en la población. De hecho, más allá de los chistes y los memes, esta semana había una sensación de irritación con el gobierno. Muchos chinos volvieron a ver por Internet la miniserie Chernobyl y dejaron comentarios sobre las similitudes entre la Unión Soviética en sus últimos años y el Partido Comunista de China, también conocido por sus encubrimientos.
Ayer, en una entrevista televisiva, el alcalde de Wuhan, Zhou Xianwang pidió disculpas a los ciudadanos enojados por el acordonamiento de la ciudad y reconoció que el gobierno había retenido información durante la crucial fase inicial del brote. Zhou pareció culpar indirectamente a sus superiores en la jerarquía del partido. "El secretario del partido, que está encima de él, todavía no dio la cara", dice Tang, el profesor de inglés, en referencia al alcalde y sus superiores. "Esto no puede ser exclusivamente culpa del alcalde. El país tiene que conocer a todos los responsables".
Los funcionarios chinos ya han anticipado la posibilidad de que las duras y disruptivas medidas de aislamiento se prolonguen durante meses, con sus calamitosas consecuencias para la economía y la vida cotidiana. Uno de ellos, el jefe de epidemiología del Centro para el Control de Enfermedades de China, Zeng Guang, instó a Wuhan a preparase para "una guerra de largo aliento". "La batalla contra el virus de Wuhan durará más que la del SARS", escribió Zeng el lunes en Weibo, en referencia a la epidemia de síndrome respiratorio agudo grave producido por coronavirus que duró ocho meses, entre 2002 y 2003.
Zeng dice que la propagación del coronavirus tal vez no se desacelere hasta la primavera y la llegada de clima más benigno, pero aseguró que la llegada de equipos de ayuda médica de todas partes del país seguramente alivie el desborde de pacientes en los centros hospitalarios.
Para los muchos extranjeros varados en Wuhan, la perspectiva de tener que esperar durante semanas es casi intolerable. Kashir Javaid, estudiante de medicina paquistaní en la Universidad Politécnica de Hubei en Wuhan, dice que quedó atrapado en un campus junto a otros 100 estudiantes extranjeros de Asia y África.
Ayer, la universidad empezó a servir comida en la cafetería, pero el resto de los negocios están cerrados. Según Javaid, la embajada de Paquistán no responde sus pedidos de ser evacuados y dice que varios de sus compañeros de clase han sufrido colapsos nerviosos. "El aire está cargado", dice. "Los chinos dicen estar esperando buenas noticias de los científicos y que podríamos salir el 10 de febrero, pero no creo que sepan cómo controlar esto".
The Washington Post (Traducción de Jaime Arrambide)
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