La variante delta amplía el abismo entre los “dos EE.UU.”: el de los vacunados y los no vacunados
Los datos de distintos países, particularmente del Reino Unido, sugieren que la propagación del virus posicionará a las comunidades inmunizadas, y las que todavía no lo hicieron, en caminos muy diferentes
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NUEVA YORK.- Aunque muchos estadounidenses celebran la aparente desaparición de la pandemia, la preocupación por la propagación de la variante delta se hace cada vez más fuerte.
La variante, una versión más contagiosa del coronavirus, representa más de la mitad de los nuevos contagios en Estados Unidos, según informaron los funcionarios de salud federales este mes. La propagación de la variante ha generado un nuevo y vigoroso impulso de vacunación por parte del gobierno de Joe Biden, y los funcionarios federales planean enviar equipos médicos a las comunidades que enfrentan brotes que parecen inevitables.
Las infecciones, hospitalizaciones y muertes están aumentando rápidamente en algunos estados con bajas tasas de vacunación como Arkansas, Missouri, Texas y Nevada, y están comenzando a registrarse pequeños aumentos en otras regiones. Las curvas también a incrementarse en la ciudad de Nueva York, y el porcentaje de pruebas positivas se ha duplicado en las últimas semanas a poco más del 1%. En todo el país, las cifras se mantienen en algunos de los niveles más bajos desde el comienzo de la pandemia, pero han vuelto a presentar una tendencia ascendente, lo que genera un debate sobre cuándo podrían ser necesarias las inyecciones de refuerzo para proteger a los estadounidenses.
El virus también ha desencadenado grandes brotes desde Japón y Australia hasta Indonesia y Sudáfrica, lo que ha hecho que muchos países vuelvan a imponer estrictas restricciones a las actividades sociales. Incluso en lugares como el Reino Unido, donde una gran parte de la población está inmunizada, la variante delta superó los esfuerzos de vacunación, alejando aún más el objetivo de la inmunidad colectiva y posponiendo el fin de la pandemia.
Pero los científicos dicen que incluso si las cifras continúan aumentando durante el otoño, es poco probable que los estadounidenses vuelvan a vivir los horrores del invierno pasado o que requieran dosis de refuerzo en el futuro inmediato.
Si la experiencia del Reino Unido es un presagio de lo que vendrá, el número total de infecciones puede aumentar a medida que la variante delta se propague por Estados Unidos. Pero es probable que las tasas de hospitalizaciones y los fallecimientos sean mucho más bajas en comparación con las variantes anteriores, porque la edad promedio de los infectados ha disminuido y los jóvenes tienden a presentar síntomas leves.
Además, las vacunas son eficaces contra la variante delta y ya constituyen un baluarte contra su propagación.
“Creo que Estados Unidos se ha protegido a pesar del aumento coordinado nacional, aunque esperamos casos en prácticamente todas partes”, dijo Bill Hanage, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.
“La variante delta está generando gran cantidad de ruido, pero no creo que sea correcto encender las alarmas”, comentó Hanage.
Regiones con poca vacunación
Sin embargo, es probable que haya brotes aislados en los sitios donde las tasas de vacunación son bajas, predijeron él y otros científicos. La razón es simple: el patrón de protección contra el coronavirus en Estados Unidos es tremendamente desigual.
En términos generales, el oeste y el noreste tienen tasas de vacunación relativamente altas, mientras que el sur tiene las menores. Los “dos Estados Unidos”, las regiones vacunadas y las que aún no se inmunizan del todo, como las ha llamado Anthony Fauci, el principal asesor gubernamental sobre la pandemia, también están divididas por la política.
Los condados que votaron por Biden promedian niveles de vacunación más altos que los que votaron por Donald Trump. Los conservadores tienden a rechazar la vacunación con mucha más frecuencia que los demócratas.
“No creo que nos acerquemos al tipo de caos que vimos antes”, dijo Kristian Andersen, viróloga del Instituto de Investigación Scripps en San Diego. “Habrá focos, y estarán en estados donde hay bajas tasas de vacunación”.
En un país que tiene la capacidad de ponerle fin a la pandemia en poco tiempo con una vacunación generalizada, la variante delta está bien diseñada para aprovechar la división cultural. El virus parece combinar las peores características de las variantes anteriores, señaló Andersen.
La variante fue identificada por primera vez en la India, donde se le atribuye haber causado un aumento abrumador que elevó las cifras del país a casi 30 millones de infecciones y al menos 400.000 muertes. El virus se propagó rápidamente al Reino Unido, donde ahora es la causa del 99% de los casos. Desde entonces, ha sido detectada en 104 países y en los 50 estados de Estados Unidos.
Los datos recopilados por el Sistema de Salud Pública de Inglaterra indican que la variante delta es hasta un 60% más contagiosa que la variante alfa, que ya era al menos un 50% más contagiosa que la forma original del virus. Parece que la delta también puede sortear al sistema inmunitario, como sucedía con la variante beta que fue identificada por primera vez en Sudáfrica, aunque en menor grado. Y algunos reportes han sugerido que la delta puede causar contagios más graves.
Pero su facilidad de propagación es lo que hace que esta variante sea una amenaza formidable, dijo Hanage. “El hecho de que la delta haya llegado y lo haya hecho tan bien, tan rápido, en esas zonas no vacunadas del país me sugiere que la mayor parte de su ventaja proviene de esta transmisibilidad mejorada”, dijo.
Eso significa que las estrategias que funcionaron contra versiones anteriores del virus pueden ser menos efectivas para reducir la propagación de la delta, permitiendo que surjan brotes esporádicos en Estados Unidos en el futuro próximo.
Quienes han sido vacunados contra el coronavirus tienen poco de qué preocuparse. Los informes de infecciones con la variante delta entre personas completamente inmunizadas en Israel pueden haber alarmado a las personas, pero prácticamente todos los datos disponibles indican que las vacunas protegen poderosamente evitando las complicaciones graves, las hospitalizaciones y los fallecimientos ocasionados por todas las variantes existentes del coronavirus.
Incluso una sola dosis de las vacunas que requieren dos inyecciones parece prevenir los síntomas más graves, aunque es una barrera más débil contra la enfermedad sintomática, por lo que es una prioridad urgente administrar las segundas dosis en regiones como el Reino Unido que optaron por priorizar las primeras dosis.
Al igual que Israel, el Reino Unido registró infecciones de la delta en personas vacunadas pero, en su mayoría, se han producido entre personas expuestas a grandes cantidades del virus (trabajadores de la salud, conductores de taxis y omnibuses, por ejemplo) y en quienes pueden haber desarrollado respuestas inmunes débiles por su edad o condiciones de salud, dijo Muge Cevik, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de St. Andrews en Escocia y asesor científico del gobierno británico.
Sin embargo, en países con bajas tasas de vacunación, la variante delta ha encontrado un terreno fértil. En África, donde solo alrededor del 1% de la población está completamente inmunizada, la prevalencia de la variante se ha duplicado aproximadamente cada tres semanas. El número de casos en todo el continente aumentó en un 25% y las muertes en un 15% durante la semana que finalizó el 27 de junio, en comparación con la semana previa.
Menos mortalidad
La situación es mucho menos grave en Estados Unidos, donde casi el 60% de los adultos están completamente vacunados. Incluso en Mississippi, el estado con la tasa de vacunación más baja, se ha protegido al 43% de los adultos. A nivel nacional, el Covid-19 pasó de ser la principal causa de muerte en enero a ser la séptima, con un promedio de 330 muertes diarias.
Pero los casos están aumentando de manera rápida en los condados donde menos del 30% de los residentes han sido completamente vacunados. Y es probable que la tendencia se acelere a medida que el clima se vuelva más frío y la gente permanezca en los espacios interiores, donde prospera el virus.
Si la prevalencia en esas comunidades aumenta lo suficiente, incluso las personas vacunadas estarán en riesgo de infección, aunque no deberían presentar complicaciones graves. Además, la variante puede encontrar oportunidades para seguir circulando.
Un estudio reciente vinculó 47 casos de infección con la variante delta en un gimnasio cubierto, entre ellos tres personas que habían recibido una dosis de las vacunas Pfizer-BioNTech o Moderna y cuatro personas que estaban completamente inmunizadas.
“Cuando hay poblaciones de individuos no vacunados, las vacunas realmente no pueden hacer su trabajo”, dijo Stacia Wyman, experta en genómica computacional de la Universidad de California, Berkeley. “Y ahí es cuando la delta se convierte en una preocupación”.
La experiencia británica
La experiencia del Reino Unido con la variante delta ha destacado la importancia no solo de la vacunación, sino también de la estrategia subyacente. El país ordenó las vacunas estrictamente por edad, comenzando con las personas más viejas y estableciendo algunas excepciones para los trabajadores esenciales más jóvenes que no formaban parte del sistema sanitario.
Eso significaba que los más vulnerables se protegieron primero, mientras que la parte más socialmente activa de la población, los más jóvenes, hasta hace poco estaba desprotegida en gran medida. Las personas más jóvenes fueron fundamentales en la propagación del virus.
En Inglaterra, todas las personas en la adolescencia y la veintena se volvieron elegibles para recibir las vacunas solo a mediados de junio, dos meses más tarde que en Estados Unidos, y muchos todavía están esperando una segunda dosis. Esas segundas inyecciones se han vuelto más cruciales a medida que la delta se extiende porque, en algunos casos, la variante supera la protección de las primeras dosis.
En un estudio publicado en la revista Nature la semana pasada, solo alrededor del 10% de las muestras de sangre de personas que recibieron una dosis de las vacunas AstraZeneca o Pfizer-BioNtech pudieron neutralizar la variante delta, en comparación con el 95% de las que recibieron ambas dosis. (Sin embargo, otros estudios sugieren que una sola dosis es suficiente para prevenir las complicaciones graves y los fallecimientos).
Más del 90% de las personas mayores de 55 años están completamente vacunadas en Gran Bretaña. Eso no ha mitigado completamente el número de víctimas en los hospitales tras la propagación de la variante delta: la entrada de pacientes a los hospitales ha comenzado a aumentar tan rápido como los casos en los últimos días, un recordatorio de que inevitablemente algunas infecciones todavía derivan en enfermedades graves. Pero la proporción de casos que conducen a hospitalizaciones es menor que en oleadas anteriores.
“La tendencia de transmisión real está muy concentrada en la población no vacunada, que en el Reino Unido es casi toda la gente joven”, dijo Jeffrey Barrett, quien dirige la iniciativa de secuenciación del coronavirus en el Instituto Wellcome Sanger. “Tienes casos, pero no suelen enfermarse con gravedad”.
En Estados Unidos, algunos estados ya están registrando un aumento en las hospitalizaciones. Incluso si esas cifras siguen siendo pequeñas en comparación con las del invierno pasado, podrían desbordar los hospitales en estados como Oregón, que ya están en su máxima capacidad por otros factores, como la ola de calor.
“Realmente no tenemos un gran margen de error”, dijo Brian O’Roak, genetista de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón en Portland. “Si vemos un aumento fuerte en las hospitalizaciones, volveremos a estar en el mismo punto en el que estábamos durante el último aumento”.
En oleadas previas, había una relación directa y clara entre el número de infecciones, hospitalizaciones y muertes en Estados Unidos. Por fortuna, esos patrones no son los mismos para la variante delta, porque ahora hay una gran proporción de personas de mayor riesgo que ya ha sido vacunada.
Estados Unidos también ya posibilitó el acceso a las vacunas a todos los adultos, e incluso a los jóvenes de 12 a 17 años, lo que puede romper las cadenas de transmisión de manera más efectiva que en Gran Bretaña.
La vacuna que ha sido aplicada ampliamente en Gran Bretaña, AstraZeneca, parece ser menos efectiva para prevenir infecciones de la variante delta que las vacunas de ARNm de uso más generalizado en Estados Unidos. Eso también podría darle a Estados Unidos una ventaja sobre la variante.
A consecuencia de la capacidad parcial de la variante delta de debilitar el sistema inmunológico, la tasa de infecciones progresivas -casos que ocurren a pesar de la vacunación- parece ser mayor que con variantes anteriores del virus, excepto la beta.
A muchos expertos les ha preocupado que incluso las infecciones leves aumentan el riesgo de la llamada covid prolongada, la constelación de síntomas que pueden persistir meses después de que termina la infección activa. Esto creó una perspectiva atroz: un aumento de las enfermedades a largo plazo en regiones con población no vacunada.
Pero numerosos científicos ahora creen que es poco probable que las infecciones progresivas causen el síndrome. Cuando una persona vacunada se infecta, el virus puede pasar por una serie de réplicas, pero “la respuesta inmune es tan rápida y fuerte que detiene la infección en gestación”, dijo Angela Rasmussen, viróloga de la Vaccine and Infectious Disease Organization de la Universidad de Saskatchewan en Canadá.
En Estados Unidos, la pandemia comenzó como un mosaico, y diversos expertos consideran que la variante delta podría restablecer esa tendencia. También parece poco probable que esta variante sea la última amenaza seria. La variante gamma, identificada en Brasil, ya se ha detectado en el estado de Washington, y una variante más reciente, lambda, está expandiéndose en América del Sur.
“La gente tiene una mentalidad positiva, pero esto es solo el comienzo”, dijo Ravindra Gupta, virólogo de la Universidad de Cambridge. “Esto va a ser un proceso lento”.
The New York Times
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