La ultraderecha alemana choca contra un muro socialdemócrata en otra elección clave
La sufrida victoria del partido socialdemocracia (SPD) en Brandenburgo podría anticipar la extenuante carrera que tiene por delante Olaf Scholz si quiere mantenerse como el principal candidato para las elecciones legislativas de 2025
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PARÍS.– El canciller alemán Olaf Scholz puede respirar aliviado. Su partido, la socialdemocracia (SPD), superó este domingo por escasísimo margen a la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones regionales de Brandeburgo. La formación xenófoba y prorrusa fracasa así en su intento de obtener una tercera victoria electoral consecutiva.
Si esa victoria se hubiera producido justamente en Brandeburgo, feudo electoral del canciller socialdemócrata Olaf Scholz, hubiera sido una auténtica catástrofe política para él y para su partido, tres semanas después de que la AfD ganó las elecciones en Turingia y en Sajonia. El land de Brandeburgo ha sido históricamente un bastión del partido de centro-izquierda y una derrota hubiera significado, en efecto, la confirmación de la gran impopularidad que afecta al actual canciller, a solo un año de las elecciones generales.
Los electores de Brandeburgo —2,2 millones de personas mayores de 16 años—, Estado que rodea a Berlín en el este del país, decidieron una vez más apoyar al SPD que, según las primeras estimaciones, obtendría entre 32 y 31% de los votos. Pero los socialdemócratas habrían apenas superado a la AfD, que conseguiría entre 30% y 29% de las boletas.
Los excelentes resultados que obtuvo la extrema derecha en las elecciones de Sajonia y Turingia el 1° de septiembre suscitaron una profunda inquietud no solo en Alemania, sino en el resto de Europa. Temor justificado por el creciente apoyo que obtiene la extrema derecha en la principal economía del bloque. Ese avance es interpretado como una reacción cada vez más violenta a la inmigración masiva que vivió Alemania durante la última década.
Esa crisis inmigratoria —de la actual Alemania no es el único escenario en Europa—, que aumenta automáticamente la preocupación por la inseguridad, es un argumento de oro para el avance de la extrema derecha. Sobre todo entre los habitantes de la ex RDA, región particularmente fértil, debido a las persistentes desigualdades sociales desde la reunificación.
Una serie de ataques de tenor presuntamente islamistas traumatizó al país a partir de agosto. Entre ellos, un triple asesinato con cuchillo en Solingen (oeste) durante una fiesta popular y por el cual fue detenido un sirio de 26 años.
En Brandeburgo, la inmigración es el primer tema de preocupación de los electores, según un reciente sondeo.
“Naturalmente hay que ayudar a la gente. Pero no podemos recibir a todo el mundo”, aseguró Edeltraud Wendland, de 82 años, ante las cámaras de la televisión de Postdam, capital de Brandeburgo. Con casi 84 millones de habitantes, Alemania registra un número récord de refugiados: 3,5 millones, entre ellos 1,2 millones de ucranianos.
En todo caso, aun cuando hubiera ganado en Brandeburgo, es muy improbable que la AfD hubiese podido dirigir el gobierno: hasta ahora, los otros partidos alemanes se han negado a formar coalición con ese partido prorruso y opuesto a toda ayuda a Ucrania. Así sucedió en Sajonia y en Turingia, donde el 1° de septiembre la AfD obtuvo un triunfo aplastante. En ese último land, la agrupación racista es actualmente la primera fuerza política del parlamento regional.
Los resultados de este domingo son un alivio para Olaf Scholz aunque, si bien es el diputado de Potsdam, donde reside, el canciller participó muy poco en estas elecciones. Quien asumió la batalla fue el muy popular jefe de gobierno de ese land, el socialdemócrata Dietmar Woidke, que intentó desmarcarse al máximo del SPD, en caída libre en los sondeos de popularidad a nivel nacional.
En el poder en ese land desde 2013, Woidke, que sigue siendo extremadamente popular, había transformado estas elecciones en un plebiscito sobre su personalidad y en una elección a favor o en contra de la extrema derecha. Tanto, que había previsto retirarse de la política si no llegaba primero.
Un reciente sondeo pareció sugerir que Woidke ganaría una mayoría absoluta si los brandeburgueses hubieran podido votar directamente por él y no por su partido. Solo el 9% declaró querer que el líder local de la AfD, Hans-Christoph Berndt, asumiera el poder.
Sin embargo, los ajustados resultados de este domingo acelerarán seguramente el debate sobre cuál sería el mejor candidato socialdemócrata para las próximas elecciones legislativas de septiembre de 2025. Las encuestas demuestran, en efecto, que solo 16% de los alemanes considera a Scholz como un buen líder político.
El país desconfía de Scholz y el nombre de su ministro de Defensa, Bortis Pistorius, es evocado cada vez con más frecuencia para remplazarlo en la cancillería. Su coalición tripartita, donde participan ecologistas y liberales, también padece ese desamor de los alemanes por su actual canciller. Esta semana, el presidente de los liberales (FDP), Christian Lindner, evocó la posibilidad de abandonar la coalición, si los tres partidos no consiguen ponerse de acuerdo sobre prioridades comunes durante los próximos tres meses.
En la oposición, los conservadores de la Democracia-Cristiana de la ex canciller Angela Merkel (CDU), favoritos en los sondeos, ya escogieron a su candidato: Friedrich Merz, designado esta semana líder de la formación.
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