Guerra en la red: la Unión Europea les pone fuertes límites a los gigantes tecnológicos
PARÍS – Mensajes de odio en línea, prácticas desleales, ley del más fuerte, desinformación, venta de productos falsificados… La Unión Europea (UE) decidió poner fin a las desviaciones y abusos de los gigantes de Internet, cuyas prácticas en el mundo virtual fragilizan tanto a la economía como a la democracia.
Según las propuestas desveladas hoy en Bruselas por la Comisión, las plataformas que cuenten con más de 45 millones de utilizadores serán sometidas a estrictas obligaciones y severos controles, bajo pena de verse desmanteladas o desterradas del bloque.
Los tan esperados Digital Services Act (DSA) y Digital Market Act (DMA) cambiarán totalmente la relación entre Bruselas y esos gigantes del universo digital. Ambos programas representan un cambio de filosofía con una lista de obligaciones y prohibiciones, acompañadas de sanciones que se aplicarán exclusivamente a esas mastodónticas empresas.
Los GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft), pero también Booking, Alibaba, Bytedance (Tik Tok), Snapchat y Samsung corresponden a los criterios fijados por la UE para definir las "plataformas sistémicas", blancos directos del proyecto de legislación digital.
Para entrar en esa categoría, un grupo debe registrar en la UE una cifra de negocios de más de 6500 millones de euros anuales o una valorización bursátil superior a 65.000 millones. Debe contar también -como fue señalado- con más de 45 millones de utilizadores finales.
Ya era tiempo: la actual directiva sobre el comercio electrónico del bloque data de 2000, cuando Netflix enviaba sus DVD por correo, Amazon vendía libros, nadie pasaba sus días comunicándose con 140 signos y la propaganda terrorista en línea y la desinformación eran fenómenos limitados.
Con un marco jurídico ya obsoleto, Europa tuvo que reconocer su actual incapacidad para regular contenidos y poner fin a los abusos de posición dominante de esos gigantes, que han adquirido un papel central en las economías y la vida de la gente.
Pensados y defendidos por dos auténticos enemigos de la competencia desleal, el comisario para el Mercado Interno, Thierry Breton, y la gendarme europea de la Competencia, Mergrethe Vestager, los dos reglamentos presentados hoy tienen por objetivo disciplinar a los Google, Amazon o Facebook en torno a dos grandes principios: "lo que está prohibido fuera de internet, debe estarlo en línea" y "mientras más importante es una plataforma, más responsabilidades debe tener", explica Breton.
Ese es precisamente el objetivo perseguido por el DSA, que reforzará la responsabilidad de los intermediarios en la "lucha contra los contenidos ilícitos y su amplificación". Para no ser acusada de censura, ni de imponer medidas demasiado complejas para ejecutar, la Comisión excluye todo control en la fuente y todo "general monitoring" de las publicaciones. Tampoco modificará el principio de "passive web host", que garantiza a las plataformas no ser responsables de los contenidos publicados por sus usuarios.
A cambio, Bruselas quiere armonizar y acelerar los procedimientos de señalamiento e imponer a esas plataformas "obligaciones de medios" para reaccionar rápidamente ante la aparición de contenidos prohibidos o ilícitos.
Estarán concernidas todas las plataformas que cuenten con más de 45 millones de utilizadores, una cifra que representa 10% de la población de la UE post-Brexit. Todas serán controladas regularmente por las autoridades europeas. Quienes no respeten las reglas y no retiren los contenidos señalados, se expondrán a importantes multas, que podrán llegar hasta el 10% de sus ingresos. Las plataformas más pequeñas tendrán las mismas obligaciones, aunque las penalidades serán menos importantes.
Por su parte, el DMA propone una verdadera revolución en la lucha contra el abuso de posiciones dominantes. Las investigaciones realizadas estos últimos años por Margrethe Vestager permitieron multiplicar las sanciones contra los gigantes norteamericanos de la red. Esos esfuerzos permitieron echar luz sobre ciertas prácticas nefastas, pero también demostraron que las multas no solo llegan demasiado tarde, sino que no atemorizan a esos actores económicos con recursos colosales.
Para prevenir en vez de tratar de curar, la Comisión propone cambiar de lógica creando un nuevo instrumento, no ya de competencia, sino "de mercado". El objetivo es poder actuar con anticipación, en defensa del mercado interno, estableciendo para esas plataformas sistémicas listas claras y precisas de prácticas prohibidas y obligatorias.
Esas reglas se impondrán a los llamados "gatekeepers", esas plataformas estructurantes esenciales en ese ecosistema y cuya definición es central en el texto de la Comisión. Los criterios retenidos incluirán el nombre del utilizador y el número de empresas-clientas (un vendedor a través de Amazon, por ejemplo). Acumular actividades -como Google con Search y Shopping- será un factor clave.
Esa decena de "gatekeepers" ya no podrá perfilar un utilizador cruzando sus datos obtenidos a través de servicios diferentes. Las principales plataformas tendrán que asegurar la portabilidad de datos, para dejar de mantener cautivos a los usuarios y permitir a los utilizadores profesionales un acceso total a las informaciones de sus clientes.
También estará prohibida la utilización de informaciones sobre esos profesionales para hacerles competencia, y dar prioridad a sus propios servicios en los resultados del motor de búsqueda. Los actores que no respeten las reglas de juego, se expondrán a consistentes multas, pero esta vez, mucho más expeditivas.
Verdadera arma de disuasión, tanto Breton como Vestager pretenden ir, incluso, hasta el desmantelamiento de esos gigantes de la red o la interdicción de ejercer toda actividad en Europa. Ambos proyectos deberán recibir la aprobación del Parlamento Europeo y del Consejo, formado por los presidentes y jefes de gobierno de la UE.
El proceso promete ser largo y extremadamente duro, sobre fondo de feroces lobbies de los gigantes de internet.
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