La UE, del fastidio al papelón

PARIS.- La lamentable odisea que vivió el presidente boliviano, Evo Morales, en Europa obliga a preguntarse si la indignación manifestada por los dirigentes europeos desde hace días ante el espionaje de Estados Unidos no fue una simple manipulación diplomática destinada a la opinión pública. Y si, espiados o no, los gobiernos del bloque no están conscientemente sometidos a los dictados de Washington.

La decisión de cerrar el espacio aéreo al avión del presidente de Bolivia fue tomada supuestamente por pedido de Estados Unidos, que intenta extraditar al norteamericano Edward Snowden, que permanece en el aeropuerto de Moscú. El problema es que fue gracias a él que los ciudadanos y supuestamente también los dirigentes de la Unión Europea (UE) se enteraron de que son espiados desde hace meses por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) norteamericana.

Por un lado, los europeos lanzan desde hace días gritos de indignación por esas prácticas "inadmisibles", exigen "explicaciones de inmediato" e incluso amenazaron con suspender las inminentes negociaciones sobre la creación de una zona de libre comercio transatlántico. Por el otro, no dudaron un segundo en crear un incidente diplomático de envergadura para sumarse a la cacería de Snowden lanzada por Estados Unidos.

Ya en 2004 el relator especial de las Naciones Unidas para la libertad de expresión, su homólogo de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para la libertad de los medios de comunicación hacían un llamado a los gobiernos a proteger a los "lanzadores de alerta", como Snowden, contra "toda sanción jurídica, administrativa o profesional si actuaron de buena fe".

Blanco de un dispositivo atentatorio a la vez de su soberanía y de sus principios, los países de la UE deberían reconocer teóricamente a Edward Snowden por sus revelaciones, que representan un auténtico interés público. Entonces, ¿cómo entender?

"Los europeos siempre supieron que la NSA desarrollaba esas actividades de espionaje. Todos los países se espían. El problema surgió cuando Snowden denunció públicamente que afectaba incluso a la vida privada, que es sagrada para los ciudadanos europeos", confirma el especialista en inteligencia Peter Towsend. En otras palabras, en su afán de luchar por la libertad y la democracia Snowden no hizo más que complicarles la vida a todos los gobiernos.

El furor desatado por este escándalo también debilitó la credibilidad de Washington, justo en momentos en que estaba alcanzando una posición de fuerza frente al aumento del ciberespionaje practicado por China. Este episodio dará sin duda más argumentos a Pekín para acusar a Estados Unidos de doble moral.

Hace 165 años, lord Palmerson, dos veces primer ministro de Gran Bretaña, afirmaba que una nación no tiene aliados eternos, "sólo tiene eternos intereses". Las cosas no han cambiado.

"Espiar a un aliado es lo habitual", afirma Alex Turk, ex presidente de la Comisión Nacional de Informática y Libertad (CNIL). Los miembros de la UE también tienen sistemas de espionaje.

Pero lo que es difícil de comprender es cómo, fragilizados por la crisis económica y ante el desencanto de sus administrados por su incapacidad de darles un mundo mejor, los dirigentes europeos se arriesgan a mostrar en plena luz del día que sus frecuentes clamores de indignación no son, finalmente, más que una simple gesticulación.

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