El país parece avecinarse un invierno muy difícil, en medio de la pandemia de coronavirus y con un aumento de los precios y la crisis en la cadena de suministro
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Todos los mayores de 50 años recuerdan el año en que en Reino Unido la basura se amontonaba en las calles y las tumbas quedaban sin excavar. Con Boney M y Gloria Gaynor dominando las ondas de radio y Superman como la gran película navideña, no había nadie que pudiera salvar al enfermo gobierno de Jim Callaghan del colapso inminente en 1978-79. Esos famosos carteles electorales conservadores que pronto dirían que el laborismo no funciona lo resumían con una sencillez devastadora.
Dieciocho meses después de la pandemia de covid, otro invierno muy difícil parece cada vez más probable, con temores sobre un resurgimiento del virus combinado con un aumento de la inflación y una crisis energética y de la cadena de suministro. Entonces, ¿qué podemos esperar y qué tan significativos son los paralelismos con la década de 1970?
Le pedimos al especialista en finanzas y economía Steve Schifferes que nos lo explicara. ¿Cuáles son las principales amenazas de este invierno y cómo las ve?
1. El covid-19
La primera es la pandemia en sí. Todavía hay un gran volumen de casos. No tenemos tantas muertes u hospitalizaciones como en oleadas anteriores, pero el inicio del invierno, junto con la naturaleza más infecciosa de la variante delta y el hecho de que muchas personas aún no están vacunadas, podrían significar más restricciones.
Cuando Boris Johnson anunció recientemente un “plan B” con más restricciones, no se descartó nada y se mencionaron como posibilidades las mascarillas y el trabajo remoto. Potencialmente, esto significa más trastornos económicos.
2. Inflación
Durante la recuperación surgieron otros problemas económicos. Debido a que la recuperación fue más rápida de lo esperado en todo el mundo, los productores de materias primas enfrentan dificultades para mantenerse al día, lo que provocó un aumento en los precios mundiales de las materias primas.
El mayor problema son los precios del petróleo y el gas, ya que los precios mayoristas del gas en Reino Unido casi se triplicaron desde principios de 2021. El gas sigue siendo uno de los principales componentes de la combinación energética en Reino Unido, por lo que los precios para el consumidor aumentaron considerablemente.
Mientras, muchas empresas se ven afectadas. Por ejemplo, plantas de acero y fertilizantes tuvieron que cerrar temporalmente y varias empresas energéticas ya quebraron, y varias más podrían tener problemas si tienen muchos clientes con tarifas fijas y muy poco espacio para obtener ganancias con los precios actuales.
3. Escasez de productos y trabajadores
Mientras tanto, la escasez de todo, desde conductores de camiones hasta dióxido de carbono, está causando problemas en el comercio minorista y la hostelería. Vemos los estantes de los supermercados cada vez más vacíos. El Brexit empeoró toda la situación porque muchos trabajadores de la cadena de suministro de alimentos procedían del continente y ya no tienen permisos para trabajar en Reino Unido.
La idea del gobierno de que los trabajadores británicos se apresurarán a llenar el vacío está fuera de lugar. Incluso si pudieran capacitarse a tiempo, muchos trabajadores británicos, después de haber sido despedidos o estar trabajando desde casa, no están tan interesados en trabajos mal pagados con horarios largos e irregulares.
A muchos pubs y restaurantes les cuesta permanecer abiertos, ya sea porque no pueden encontrar suficientes trabajadores o debido a la escasez de suministros. Los empleadores de industrias como la hostelería y el transporte ya tienen que ofrecer salarios más altos para atraer personal.
Los aumentos de precios y salarios están produciendo datos de inflación más altos. Si esto es o no temporal depende de las expectativas de la gente. Si la gente comienza a esperar más aumentos, como pasó en la década de 1970, cambiará su comportamiento. Las empresas subirán los precios y más trabajadores querrán salarios más altos, lo que provocará una espiral inflacionaria.
Para mantener la economía boyante en los últimos años, el Banco de Inglaterra recortó las tasas de interés a mínimos históricos y metió enormes cantidades de dinero en la economía en forma de flexibilización cuantitativa. Si tiene que cambiar de dirección debido a una mayor inflación, esto podría tener un gran efecto en los precios de los activos, desde acciones hasta la vivienda, ya que todos crecieron por el dinero barato.
Tasas de interés más altas también tendrían repercusiones para las finanzas públicas, por lo que el canciller (de Hacienda) Rishi Sunak claramente ya está muy preocupado. Significaría que la deuda pública futura se encarece, lo que podría restringir aún más el gasto público.
¿Cómo afectan todos estos desafíos a las finanzas públicas de Reino Unido?
Ya estamos viendo señales de que el gobierno está tomando medidas para tratar de mejorar las finanzas públicas antes de la revisión crítica del gasto de cada tres años y el presupuesto del 27 de octubre. El impuesto al seguro nacional para financiar el NHS (el servicio de salud público) y la reforma de la atención social es un ejemplo obvio, y también lo es la decisión de no hacer permanente el aumento del crédito universal de £20 (US$27).
Estas decisiones empujarán a más personas a la pobreza, al igual que el fin del programa de ayudas (furlough scheme). Mientras tanto, la decisión de eliminar temporalmente el elemento vinculado a los ingresos del “triple candado” tal vez reduzca permanentemente la generosidad de la pensión estatal. (El “triple candado” es el sistema con el que el gobierno británico ajusta las pensiones cada año. Lo hace tomando como referencia la que más aumenta de estos tres valores: la revalorización de los salarios, la inflación o un 2,5%).
Y el canciller ya anunció aumentos de impuestos para las empresas a partir de 2023. En general, casi todos los sectores se enfrentan a aumentos de impuestos o recortes de beneficios, aunque los superricos parecen haber escapado en gran parte ilesos. A pesar de estos aumentos de impuestos, Sunak parece estar estableciendo objetivos muy ambiciosos para estabilizar las finanzas públicas, que probablemente requieran mayores recortes adicionales.
Es probable que la paga del sector público se reduzca, como sucedió en la última revisión del gasto. Si se vuelve a congelar y si la inflación se mantiene alta, esto se traducirá en un recorte salarial significativo en términos reales. Sin embargo, hay muchas otras formas aún menos visibles en las que se pueden recaudar ingresos o recortar gastos. Podríamos ver un aumento en los aranceles, por ejemplo en los impuestos a la gasolina o en los precios de las autopistas, como parte de la agenda verde.
El escenario también está listo para un gran conflicto entre Johnson y Sunak por la agenda de “nivelación” (para reducir las desigualdades regionales). Hasta ahora, el gobierno gastó relativamente poco en esta agenda insignia, a excepción del servicio ferroviario HS2, enormemente caro y muy retrasado.
Con el ex economista jefe del Banco de Inglaterra Andy Haldane recientemente nombrado secretario permanente para implementar dicha agenda, esto se va a poner interesante: su opinión es que si el gobierno es serio, tendrá que comprometerse a largo plazo a gastar mucho más que la inversión en el HS2.
¿Cómo se compara esto con la década de 1970?
En la década de 1970, una serie de crisis económicas causaron problemas importantes a los gobiernos de (Edward) Heath y (Harold) Wilson/Callaghan. La decisión de la OPEP en 1973-74 (y más tarde en 1979-80) de recortar la producción de petróleo para hacer subir los precios golpeó duramente a la economía británica, lo que obligó al gobierno laborista a recurrir al FMI y recortar el gasto público.
Los sindicatos eran mucho más fuertes que hoy y mucho más cercanos al gobierno. El hecho de que el gobierno no los persuadiera para que moderaran sus demandas salariales en un momento en que la inflación estaba realmente en aumento -pasó la mayor parte de la segunda mitad de la década de 1970 en dos dígitos- llevó a huelgas generalizadas durante el “invierno del descontento” y abrió el camino para victoria de Margaret Thatcher en 1979.
Con el aumento de los precios mundiales de la energía nuevamente agregando presión en un momento en que las finanzas públicas están tensas, bien podríamos volver al estancamiento de los niveles de vida de la última década. La pobreza y la desigualdad pueden aumentar y probablemente veremos huelgas. Habrá similitudes y diferencias con la década de 1970, pero una nueva versión del invierno del descontento podría realmente estar en juego.
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