La tregua entre Xi y Trump no despeja los temores por la guerra comercial
Acordaron reiniciar las negociaciones, estancadas desde el mes pasado, y frenaron los aumentos de aranceles, aunque no zanjaron ninguno de los puntos de fondo en disputa
WASHINGTON.- Fue la tregua, siete meses después de la tregua. Tal como había ocurrido en diciembre pasado en Buenos Aires, ayer, en Osaka, luego de la cumbre de líderes del G-20, Donald Trump y Xi Jinping se sentaron cara a cara flanqueados por sus asesores, y desactivaron la última escalada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Abrieron así el camino -otra vez- hacia un acuerdo final, aunque sin terminar de despejar los temores de que la puja entre Washington y Pekín vuelva a empeorar y ponga en riesgo la salud de la economía global.
Trump y Xi acordaron reiniciar las negociaciones, paralizadas desde principios de mayo, luego de que la última ronda de discusiones colapsó con acusaciones cruzadas sobre el borrador del acuerdo. En Japón, tras más de una hora de reunión, ambos mandatarios acordaron un cese del fuego en su escalada de aranceles para darles una nueva oportunidad a los negociadores de ambos países para pulir la letra final.
"Tuvimos una reunión genial y continuaremos negociando", dijo Trump, al inicio de su conferencia de prensa al cierre de la cumbre y de sus reuniones bilaterales. "Vamos a trabajar con China en donde lo dejamos, para ver si podemos hacer un trato", completó.
El republicano se comprometió a cajonear aumentos de aranceles a importaciones chinas por unos 325.000 millones de dólares, una medida que, de concretarse, hubiera dejado todas las compras desde el gigante asiático bajo una carga impositiva más alta. Pekín había respondido a esa amenaza anunciando aranceles para compras a Estados Unidos por unos 60.000 millones de dólares.
El gobierno de Trump ya elevó en un 25% los impuestos que pagan compras a China por unos 200.000 millones de dólares, una medida a la cual Pekín contraatacó con aranceles a importaciones por 110.000 millones de dólares de productos estadounidenses.
Además, Trump se comprometió a levantar algunas de las restricciones impuestas a Huawei, a la cual su gobierno puso en la "lista negra", y transformó en uno de los principales blancos de las discusiones entre Washington y Pekín. Huawei podrá seguir comprando insumos de compañías estadounidenses.
"Enviamos y vendemos a Huawei una tremenda cantidad de productos que van en las varias cosas que hacen, y dije que está bien", dijo Trump. "Las empresas no estaban precisamente felices de que no podían vender, porque no tenían nada que ver con lo que potencialmente estaba pasando en lo que respecta a Huawei", reconoció.
A cambio, Trump dijo que China se comprometió a comprar "una tremenda cantidad" de alimentos norteamericanos y productos agrícolas, principales damnificados de la represalia arancelaria de Pekín.
El presidente norteamericano dijo que no se discutió la situación de Meng Wanzhou, CEO de Huawei e hija del fundador de la empresa, detenida en Canadá a pedido de Estados Unidos, que la acusa de fraude.
Los avances anunciados por Trump ayudaron a atenuar los temores latentes por el recrudecimiento de la guerra comercial entre China y Estados Unidos desde que, a fines de mayo, el acuerdo en ciernes se cayó porque, según el gobierno estadounidense, Pekín quiso cambiar algunas provisiones del texto referidas a las llamadas "transferencias forzadas de tecnología". Es uno de los temas más preocupantes para Washington, donde arrecian las quejas respecto de que las empresas norteamericanas deben entregar sus innovaciones para poder hacer negocios en suelo chino. El gobierno de Trump acusó a la administración de Xi de querer hacer cambios "sustanciales" en el borrador del acuerdo.
El representante Comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, principal negociador de Trump en la disputa con China, había dicho que las demandas chinas eran "inaceptables".
La ruptura de las negociaciones volvió a generar profundas caídas en los mercados financieros. Los inversores ven la guerra comercial como una amenaza para la expansión global, y organismos internacionales, en particular el Fondo Monetario Internacional (FMI), advirtieron en reiteradas oportunidades acerca del riesgo de que la disputa termine por descarrilar a la economía.
Por ahora, esos temores quedaron atenuados. Pero la nueva tregua quedó lejos de despejarlos, y dejó varios interrogantes. Una de las dudas es qué fue exactamente lo que se acordó respecto de Huawei, o si Trump brindó otras concesiones que prefirió reservar.
Dijo, por ejemplo, que también se había hablado sobre "educación y estudiantes". Además, ni la Casa Blanca ni el gobierno chino divulgaron mayores detalles o un cronograma detallado acerca de las nuevas rondas de discusiones, con lo cual tampoco quedó claro cuánto se puede estirar la próxima ronda de negociaciones.
"Esto no significa que habrá un acuerdo, pero les gustaría cerrar un acuerdo", dijo Trump, fiel a su dialéctica ambigua. "Les puedo decir eso. Y si pudiéramos llegar a un acuerdo, sería un evento muy histórico", se entusiasmó.
Momentos claves en la cita en Osaka
1. La invitación de Trump a Kim
Con un tuit a primera hora de la mañana en Japón, Donald Trump sorprendió al mundo al invitar al líder norcoreano, Kim Jong-un, a una reunión improvisada en la frontera coreana (la llamada Zona Desmilitarizada), al aprovechar su viaje a Seúl. El mandatario tenía previsto visitar esta madrugada la zona limítrofe. "Si el presidente Kim de Corea del Norte ve esto, me gustaría reunirme con él en la frontera para darle la mano y decirle ¡hola!", escribió Trump. "Se me ocurrió esta mañana", admitió un poco más tarde. Trump señaló que Kim sigue su cuenta en Twitter y que obtuvieron "rápidamente" una respuesta positiva del gobierno norcoreano, que juzgó "muy interesante" la invitación, aunque señalaron que no habían recibido ninguna invitación oficial.
2. La confesión de Juncker
El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, se animó a decir una verdad que muchos políticos (y también periodistas) en general no se atreven a admitir: los comunicados que nadie lee. Para dar un ejemplo, la declaración final de la Cumbre del G-20 en Osaka tuvo 12 páginas de un lenguaje denso, en las que hubo referencias a las tensiones comerciales, las criptomonedas, el cambio climático y la promoción de las mujeres. "Por una vez aproveché el jet-lag para leer un comunicado, lo que normalmente no hago. No soy el único en esta sala que no lee los comunicados", admitió Juncker en una sala llena de periodistas, que rieron a carcajadas.
3. Los invitados sorpresa
Iba a ser una conferencia de prensa como tantas otras, en la que Mauricio Macri y el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, iban a explicar el acuerdo comercial alcanzado tras más de 20 años de negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. Pero de pronto, ante la sorpresa de los periodistas, ambos aparecieron acompañados por el presidente francés, Emmanuel Macron; la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y la primera ministra británica, Theresa May, entre otros, una serie de mandatarios invitados que nadie esperaba. Su presencia estuvo destinada a marcar solemnemente el histórico acuerdo. Algunos, como Macron, no pudieron ocultar una sonrisa ante el efecto "sorpresa", que desató una oleada de flashes de los fotógrafos.
4. Trump y sus "amigos"
Donald Trump tiene una gran capacidad para hacer "amigos" entre los líderes globales, o así llama a muchos de sus interlocutores, como el príncipe heredero saudita, Mohammed ben Salman, y el presidente ruso, Vladimir Putin. Tampoco duda en hacer grandes elogios a personas que poco antes ha descalificado, como la canciller Angela Merkel, a quien dijo que era una "mujer fantástica" en una reunión bilateral en Osaka; días antes la había tratado de "morosa", por no pagar suficiente a la OTAN. Pero, sin duda, la historia de mayor cercanía la protagonizaron Trump y el presidente brasileño, Jair Bolsonaro. "Un hombre especial", según Trump, "muy querido por el pueblo brasileño". A lo que Bolsonaro respondió con la confesión de que era un "gran admirador [de Trump] desde hace tiempo, incluso antes de su elección". El líder ultraderechista tampoco ocultó su euforia por el acuerdo entre el Mercosur y la UE.
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