La Torre de Pisa está menos inclinada: recuperó 4 centímetros en 20 años
ROMA.- La Torre de Pisa, uno de los monumentos más visitados del mundo, está menos inclinada. En los últimos 20 años y gracias a las obras de consolidación a las que fue sometida, ha recuperado unos cuatro centímetros, según un estudio publicado hoy en la prensa italiana.
Si bien la torre sigue inclinada -que es lo que la ha hecho famosa en todo el mundo-, lo está menos: pasó de una inclinación de 5,5 grados a 5, un enderezamiento imperceptible a simple vista.
Roberto Cela, director técnico del ente que cuida la torre románica de mármol blanco que comenzó a ser construida en 1173 por Bonanno Pisano, explicó que, en verdad, se preveía esta reducción de la inclinación desde cuando concluyeron las obras de consolidación del monumento, en 2001. "Nos esperábamos que fuera recuperando, pero este enderezamiento no seguirá adelante mucho más y la torre nunca se volverá recta", explicó, en declaraciones al diario la Repubblica.
Sometida a un monitoreo constante, minuto por minuto, la Torre de Pisa goza de muy buena salud. Según el último estudio realizado, en 20 años ha incluso recuperado cuatro centímetros de inclinación y su estado es mucho mejor de lo que esperaba el comité internacional que, entre 1993 y 2001, realizó los trabajos de consolidación del monumento.
La "torre pendente" fue cerrada al público el 7 de enero de 1990, cuando tenía una preocupante inclinación de cuatro metros y medio. Después de años de complicadísimos trabajos de ingeniería que costaron unos 24 millones de dólares, cuando fue reabierta, diez años más tarde, la torre siguió ostentando una inclinación enorme -cuatro metros y 10 centímetros, la misma que tenía en 1838-, pero ya sin correr peligro.
Al ser objeto de distintas "terapias", únicas en su método de aplicación, la torre contó con tiradores de acero en los costados, toneladas de lingotes de plomo en la base y cabos varios, hasta que un equipo de expertos liderado por Michele Jamiolkowski descubrió, a principios de 1999, que la mejor solución era sacar tierra de la base del lado norte para enderezar el inclinadísimo lado sur.
"Estas obras fueron fundamentales para darle al monumento una mayor estabilidad", dijo Cela.
"Es como si el campanario hubiera rejuvenecido de dos siglos", expicó al Corriere della Sera Salvatore Settis, que lidera el grupo que vigila la emblemática torre. Ex director de la Escuela Normal de Pisa, Settis explicó que más allá de haber recuperado ahora algunos centímetros, nadie ha cometido el "error conceptual" de haber querido enderezar el monumento. "Intentamos compensar la inclinación, que debe ser mantenida para evitar cualquier riesgo de derrumbe", indicó.
La torre de Pisa comenzó a inclinarse enseguida después de comenzar a ser construida, en 1173, porque su arquitecto, Bonanno Pisano, no se dio cuenta de que había elegido un terreno demasiado arcilloso y poco sólido. No obtante, la obra siguió adelante hasta llegar a una altura de 57 metros y ocho pisos. Su última piedra fue puesta en 1372.
Su estabilidad siempre fue un misterio ya que, pese a los 700 años de vida y a que hubo terremotos en la zona, siempre se mantuvo en pie. En 1800 hubo intentos de aspirar el agua que había en el terreno, debajo del suelo del monumento, algo que empeoró la situación. En 1900, se trató de consolidar la construcción con inyecciones de cemento, algo que tampoco funcionó.
La intervención decisiva fue la última, realizada a partir de 1993 y culminada en 2001, que incluso logró, como se reveló ahora, enderezar de cuatro centímetros su famosa "pendenza".
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