La fabricación en masa de vehículos eléctricos había incrementado su demanda, pero Rusia es uno de los principales proveedores mundiales
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En los próximos años, millones de personas comprarán vehículos eléctricos. Todos esos coches y camiones funcionarán con baterías que contienen metales como el cobalto, el litio y el níquel. Pero la escasez de metales podría frenar el auge de estos vehículos.
“Mucha gente no se da cuenta de que, en estos momentos, no tenemos suficientes materiales críticos extraídos en todo el mundo”, afirma Megan O’Connor, directora ejecutiva y cofundadora de la empresa de extracción y reciclaje de materiales para baterías Nth Cycle.
Su empresa diseñó una forma de extraer níquel y otros metales de las baterías viejas trituradas, para que estos materiales puedan volver a utilizarse. Se llama electroextracción y funciona utilizando una corriente eléctrica para separar los metales de los residuos de las pilas trituradas, conocidos como “masa negra”. Los metales separados se aíslan y quedan atrapados en un filtro especial.
La tecnología de Nth Cycle extrae el níquel, no sólo de las baterías viejas pulverizadas, sino también de los cúmulos de roca y metales extraídos de las minas. Es un método potencialmente más sostenible para recuperar el níquel que las técnicas tradicionales, como la pirometalurgia, que, según O’Connor, no es un proceso respetuoso con el medio ambiente.
“Piensa en ello como en un gran horno, donde se funde todo a temperaturas muy elevadas; puedes imaginar la huella de carbono”, explica.
Afectado por la guerra en Ucrania
En los próximos años, la industria necesitará todos los suministros de níquel que pueda conseguir, ya que forma parte de muchos de los productos que utilizamos a diario. Las baterías de iones de litio, que alimentan muchos dispositivos, incluido el teléfono, dependen de una mezcla de níquel, manganeso y cobalto.
Pero en algunas baterías, el níquel es, con mucho, el mayor componente, ya que representa el 80% de la mezcla. El problema es que el abastecimiento de níquel, como el de muchos materiales en este momento, está sujeto a los dolores de cabeza propios de la cadena de suministro, causados en parte por la guerra en Ucrania, ya que Rusia es uno de los mayores proveedores de níquel del mundo.
Países como Indonesia y Filipinas probablemente aumentarán su producción de níquel mientras los compradores buscan otras fuentes del metal. Aunque hay dudas sobre la sostenibilidad de esta nueva producción. O’Connor sostiene que no se podrán abrir nuevas minas con la suficiente rapidez para satisfacer la creciente demanda de níquel, que también se utiliza para fabricar acero inoxidable y componentes de turbinas eólicas. En su lugar, el reciclaje de baterías viejas ayudará a “parchear” ese problema de suministro, sugiere.
Otras empresas también están adoptando este enfoque: Redwood Materials, en Estados Unidos, ya adquiere cada año las baterías en desuso de entre 60.000 y 80.000 vehículos eléctricos. “Recuperamos, en promedio, el 95% de los elementos de las baterías, como el níquel, el cobalto, el litio y el cobre”, afirma el vicepresidente de comunicaciones y relaciones gubernamentales, Alexis Georgeson.
Precio volátil
Pero la confianza general en el mercado del níquel aún no regresó tras un difícil episodio en marzo, cuando el precio del níquel en la Bolsa de Metales de Londres (LME) se disparó un 250% antes de volver a caer. Esto llevó a los operadores de la LME a suspender la comercialización del níquel durante una semana, una medida más o menos sin precedentes.
“Fue un desastre”, dice Keith Wildie, jefe de comercio de la empresa de reciclaje de metales Romco Group, que señala que el precio del níquel sigue siendo volátil. Aunque volvió a caer, el precio sigue siendo un 60% más alto que a principios de año.
El choque de precios se produjo, en parte, porque una empresa china, Tsingshan Holding Group, había creado una gran “posición corta” en el mercado, es decir, había concertado contratos que apostaban a que el precio del níquel bajaría. Cuando no fue así, la empresa se vio obligada a recomprar esos contratos o a comprometerse a suministrar el níquel. Tomar cualquiera de las dos opciones supondría una enorme pérdida.
La empresa no respondió a una solicitud de entrevista de la BBC. La perturbación y el pánico en el mercado hicieron caer la confianza de los operadores, añade Wildie: “Los volúmenes se desplomaron absolutamente”. Tanto la Autoridad de Conducta Financiera como el Banco de Inglaterra anunciaron revisiones del incidente.
En un comunicado, la LME se comprometió “a garantizar que las acciones de todos los participantes... sean revisadas en su totalidad, y que se tomen las medidas apropiadas tanto para restaurar la confianza como para apoyar la salud y la eficiencia del mercado a largo plazo”.
Futuro
Sin embargo, antes de que se produjera este episodio, ya había preocupación por el futuro suministro de níquel. El fabricante de vehículos eléctricos Tesla, por ejemplo, ya había actuado para asegurarse el acceso al metal convirtiéndose en socio técnico de una nueva mina de níquel en la isla del Pacífico de Nueva Caledonia.
No todas las empresas pueden optar por esto. Más de dos tercios de la producción mundial de níquel se destina a la industria del acero inoxidable, donde finalmente acaba en todo tipo de productos, desde cubiertos hasta grifos de baño y lavadoras. Algunas fábricas de acero inoxidable de Europa ya recortaron su producción, debido a la preocupación por el precio del níquel y el suministro.
Aunque Lisa Reisman, fundadora y editora ejecutiva de la publicación comercial MetalMiner, predice que la demanda a corto plazo del metal en algunas industrias podría caer. Los elevados tipos de interés podrían provocar una ralentización del mercado de la vivienda, lo que probablemente significará que menos personas podrían comprar nuevos electrodomésticos que contengan acero inoxidable en los próximos meses, explica.
Sin embargo, los coches eléctricos necesitarán con toda seguridad un suministro constante de níquel. A principios de este año, la empresa de estudios de mercado S&P Global Platts pronosticó que las ventas de vehículos eléctricos (VE) ligeros en todo el mundo alcanzarían los 26,8 millones en 2030. La empresa señaló que las ventas de VE se duplicaron con creces entre 2020 y 2021.
Jason Sappor, analista senior de S&P Global Platts, afirma que el elevado precio del níquel probablemente no tendrá un gran impacto en las ventas de vehículos eléctricos. Pero añade que las baterías de los vehículos eléctricos se están convirtiendo en un motor cada vez más importante del mercado del níquel.
¿Podría el reciclaje de baterías viejas ayudar a llenar el vacío, como sugiere O’Connor? Tal vez, dice Sappor, pero para ello es necesario tener acceso a suficientes baterías viejas para que valga la pena extraer las pequeñas cantidades de níquel que contienen.
“El único problema es que tiene que haber existencias para reciclar”, dice. Este enfoque tiene sentido, añade, “a largo plazo”. O’Connor subraya que el reciclaje por sí solo no bastará para satisfacer nuestras necesidades de níquel en un futuro próximo: “Tenemos que empezar a extraer más de estos materiales, y hacerlo de forma más sostenible”.
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