La teoría de la fuga: un científico aventurero y la “Batichica” china, bajo la lupa
Las hipótesis sobre el origen del coronavirus ahora ponen en tela de juicio a investigadores que trabajan con murciélagos para estudiar virus
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WASHINGTON.- En el video, los investigadores escalan la pared de la caverna, bajo la luz espectral de sus linternas de cabeza.
“Si nuestra piel queda expuesta, podemos entrar fácilmente en contacto con excremento de murciélago o cualquier otra sustancia contaminante, o sea que es bastante riesgoso”, se le escucha decir a Tian Junhua, uno de los cazadores de murciélagos.
“Tenemos que vivir varios días en la cueva…”, sigue Tian, mientras la música de fondo aumenta el dramatismo de ese momento. “Acá no hay señal de celular, ni provisiones. Es realmente escalofriante.”
El video fue difundido por las autoridades científicas nacionales y la emisora de televisión estatal china CCTV el 10 de diciembre de 2019, y circuló por las redes sociales. Es una producción de alta calidad, pensada para promocionar las investigaciones sobre los virus que hace China, líder mundial en ese campo. Las imágenes, que salieron al aire alrededor de la misma fecha en que los habitantes de Wuhan empezaron a acudir a los hospitales con misteriosos síntomas respiratorios, también ofrece un inusual pantallazo de las condiciones de ese campo de estudio en vísperas de la pandemia.
Tian y su equipo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan (CDC) fueron filmados atrapando murciélagos de las variedades “herradura de caballo” y pipistrellus, y recogiendo muestras de guano, en su búsqueda de nuevas enfermedades transmitidas por los quirópteros y de una base para nuevas vacunas. Se escucha a Tian hablar de las medidas de precaución. “Cuando uno busca nuevos virus es cuando más riesgo tiene de infectarse”, dice, pero en las imágenes se lo ve manipulando diversos viales de muestras sin tener puesto todo el equipo de protección.
Tal vez lo más notable del video es lo que no revela. Nada se sabe afuera de China de los datos científicos que surgieron de esa expedición del CDC de Wuhan, el mismo organismo que supervisó la respuesta inicial de China ante la pandemia. El equipo del CDC no ha revelado si encontró virus en esa cueva, y en ese caso cuáles fueron, como tampoco la fecha exacta de la expedición. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) difundido en marzo, el CDC de Wuhan negó el almacenamiento o manipulación de virus provenientes de murciélagos en la previa del brote pandémico, una afirmación difícil de conciliar con las palabras de Tian en el video, donde se jacta de haber visitado decenas de cuevas de murciélago y de haber estudiado 300 tipos de vectores virales.
Hace más de un año que Tian Junhua no hace declaraciones públicas.
El silenciamiento de los científicos, las negativas rotundas, el celo con que se custodian los datos en crudo y las muestras biológicas: esas han sido las actitudes emblemáticas que caracterizaron la respuesta de las autoridades chinas en cada momento del brote de coronavirus. Y así siguen, obstruyendo la posibilidad del mundo de obtener respuestas
No hay evidencia directa que vincule al equipo de Tian, o a un grupo rival de especialistas en enfermedades de murciélagos del Instituto de Virología de Wuhan, con el brote de coronavirus. De hecho, solo hay evidencia circunstancial para apoyar cualquier teoría sobre el origen de la pandemia. Muchos científicos dicen que lo más probable es que el virus se propague en la naturaleza y salte de los animales a los humanos. Pero esa idea se basa en gran medida en cómo se han originado otros coronavirus, no en lo que se sabe sobre este en particular.
En este punto de la investigación sobre los orígenes del virus, la falta de certezas no es en sí misma alarmante: en el caso del síndrome respiratorio agudo severo (SARS), los científicos identificaron rápidamente a las civetas como el huésped intermedio, pero tardaron años en identificar la población de murciélagos que albergaba los componentes básicos del virus. Pero el director de la OMS, la administración Biden y otros gobiernos y científicos de todo el mundo han criticado a China por no facilitar la investigación.
La semana pasada, Biden ordenó que las agencias de inteligencia norteamericanas redoblaran sus esfuerzos para determinar el origen de la pandemia, incluyendo la posibilidad de que haya sido causada “por un accidente de laboratorio”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China protestó, y este lunes un vocero de Pekín aseguró que el gobierno apoyaba una investigación llevada a cabo por científicos, “pero no una investigación dirigida por fuerzas de inteligencia que avivan la confrontación”.
Las autoridades chinas tampoco fueron demasiado receptivas con el equipo internacional encargado por la OMS. Las tratativas demoraron la llegada del equipo a Wuhan más de un año desde que los médicos plantearan su preocupación. Ya en el terreno, el acceso de los expertos internacionales a las instalaciones fue limitado. Visitaron el mercado vinculado a los primeros casos de coronavirus, pero había estado cerrado durante un año, y lo que contenía había sido desechado mucho tiempo antes. La visita del equipo de la OMS al Instituto de Virología de Wuhan duró apenas tres horas. En general, tuvieron que conformarse con los datos recopilados en gran medida por científicos chinos antes del viaje.
El resultado fue un informe que no avanzó significativamente en la comprensión de los orígenes de la pandemia.
El informe incluso dio crédito a la teoría preferida de China: que el virus pudo haber llegado allí desde extranjero, posiblemente en alimentos importados congelados, aunque Pekín ha presentado escasa evidencia al respecto. En cuanto a una posible fuga de laboratorio, el informe concluyó que esa opción era “extremadamente improbable”.
Los analistas internacionales han acusado a China de influir de manera inapropiada en las conclusiones del equipo.
Pekín correría enormes riesgos políticos si perdiera el control de ese relato, señala Yanzhong Huang, investigador de salud global del Consejo de Relaciones Exteriores.
“Pretenden mostrar a China como un país exitoso en la contención de la pandemia, cooperativo y dispuesto a compartir información”, dice Huang. “Y esa teoría del escape de laboratorio, que señala a China como causa del problema, conspira contra la credibilidad del relato oficial.”
La obstrucción fogonea el interés
La falta de transparencia ha alentado interrogantes de todo tipo, tanto dudas legítimas como meras especulaciones. Para la izquierda de la política norteamericana, la teoría de la fuga de laboratorio es más digerible hoy que cuando fue adoptada por Trump como otra forma de fustigar a China. Y en el mundo de la ciencia, los primeros argumentos que desestimaban una fuga de laboratorio han sido contrarrestados por investigadores respetados, dando paso a un debate genuino sobre el tema.
“El único consenso es que no sabemos”, dice David Relman, microbiólogo de la Universidad de Stanford. “No estamos ni cerca de la cantidad de datos que necesitamos para hacernos una idea”.
Relman es uno de los 18 científicos que el mes pasado escribieron una carta abierta instando a considerar seriamente la posibilidad de que la pandemia haya sido causada por un accidente de laboratorio.
“Se debe tomar en cuenta todo laboratorio que maneje una cantidad significativa de muestras de murciélagos u otras posibles especies huéspedes de coronavirus, o que realice ingeniería con coronavirus”, dijo Relman esta semana.
Los dos equipos rivales de Wuhan de especialistas en enfermedades exóticas de murciélagos ahora están nuevamente bajo la lupa. El equipo de Tian, del CDC de Wuhan (WIV), y el de Shi Zhengli, del Instituto de Virología de Wuhan han sido criticados por su propensión a la negligencia en materia de seguridad durante sus expediciones de campo.
Shortly after taking office, I instructed our Intelligence Agencies to investigate the origins of the COVID-19 virus. Today, I’ve asked the Intelligence Community to redouble those efforts and send me a report in 90 days.
— President Biden (@POTUS) May 26, 2021
https://t.co/MVXudLeu8V
El CDC de Wuhan y WIV no respondieron a la requisitoria periodística, como tampoco Tian o Shi. Un integrante anónimo del personal que el martes respondió el teléfono en el CDC de Wuhan dijo que el centro no concedía entrevistas y derivó cualquier pregunta a la Comisión Nacional de Salud, que tampoco respondió a una solicitud de comentarios.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China y la Embajada de China en Washington se negaron a responder preguntas para este artículo.
Biden ordenó que las agencias de inteligencia de Estados Unidos presenten su informe en 90 días.
La mujer murciélago y el Instituto de Virología de Wuhan
Apodada la “Batichica” de China, Shi ha sido la investigadora estrella del coronavirus del país. A lo largo de los años, Shi ha identificado múltiples virus nuevos similares al SARS, y ha advertido premonitoriamente sobre el riesgo de una nueva pandemia. Su laboratorio en el Instituto de Virología de Wuhan también descubrió y estudió al primo más cercano conocido del coronavirus, aunque los científicos señalan que pasaron décadas de evolución natural desde el punto de divergencia de ambos patógenos.
El informe de la OMS señala que Shi le dijo al equipo visitante que todo el trabajo de campo se realizaba con equipo de protección completo, que según los expertos debería incluir barbijos N95, mamelucos de Tyvek, antiparras y guantes. Pero en una conferencia de junio de 2018, Shi había dicho que en la práctica eso no se cumple.
“En la mayoría de los casos, usamos una protección más simple, y con eso alcanza”, dijo Shi en un programa chino similar a las charlas TED, llamado Yixi. La científica lo justificó diciendo que la mayoría de las enfermedades transmitidas por murciélagos no pueden infectar a los humanos directamente, sino solo a través de un animal intermedio.
Para ilustrarlo, mostró diapositivas de su equipo colocando redes para atrapar murciélagos en una cueva, y luego clasificando las muestras obtenidas. A algunos se los ve con barbijo quirúrgico simple y guantes de goma, mientras que otros trabajan a cara descubierta y sin guantes.
Al inicio de la pandemia, Shi mantuvo un perfil bajo y sus intervenciones ocasionales reflejan las presiones que sufre su equipo. El 2 de febrero de 2020, les juró por su vida a sus amigos de WeChat que el laboratorio no estaba involucrado en el brote. Tres meses después, siguió con una publicación que negaba los rumores de que había desertado a Occidente llevándose archivos de inteligencia, una información que había dado el diario estatal Global Times.
En julio, a medida que se intensificaban las dudas sobre el WIV, Shi publicó una extensa declaración en la revista Science. Escribió que era imposible que el coronavirus procediera del WIV, ya que su equipo nunca se había topado con esa cepa y todo su personal había dado negativo en las pruebas de anticuerpos contra el coronavirus. Shi declaró que su equipo “nunca había estado en contacto o estudiado este virus, ni sabía de su existencia” antes de la pandemia.
Pero también reconoció que el laboratorio no había realizado la secuenciación genómica de todas sus muestras, debido a limitaciones presupuestarias y de personal. La científica no quiso revelar cuántas muestras quedaron sin secuenciar.
Las sospechas que pendían sobre el laboratorio se acrecentaron en enero, cuando el Departamento de Estado norteamericano dijo tener “motivos para creer” que en el otoño boreal de 2019 varios investigadores de WIV habían manifestado síntomas similares a los del covid-19. El mes pasado, citando un informe de inteligencia, el diario The Wall Street Journal informó que tres investigadores de WIV habían enfermado y habían sido hospitalizados.
Yuan Zhiming, director del laboratorio de WIV, dijo en medios estatales que esa información era “una completa falacia”.
El aventurero de los murciélagos y el CDC de Wuhan
El laboratorio del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Wuhan (CDC) ha pasado más desapercibido.
El relato del equipo de la OMS sobre su visita a esas instalaciones no incluye comentarios sobre las medidas de seguridad de las investigaciones que allí se realizan. El informe consigna que el 2 de diciembre de 2019 el laboratorio se mudó a una ubicación cercana al mercado de Huanan, vinculado a los primeros casos de coronavirus. “Esos traslados pueden perjudicar el funcionamiento de cualquier laboratorio”, escribió el equipo de la OMS, y agregó que el laboratorio no les había informado de ningún contratiempo debido a la mudanza.
El cargo de Tian Junhua es el de director técnico adjunto del departamento de control de plagas del CDC de Wuhan, pero tiene fama de ser un aventurero temerario en su trabajo con murciélagos e insectos.
“Suele ir a buscar las muestras que necesita a lugares que nadie conoce”, dijo uno de sus colegas, Liu Jing, en la televisión local en enero de 2020. “Puede jactarse sin exagerar de encontrar lo que nadie más encuentra.”
Para un estudio de 2013, el equipo de Tian atrapó 155 murciélagos con redes y trampas en Hubei, su provincia natal, y cientos más en otras regiones. También integró un equipo que descubrió 1445 nuevos ARN de virus en animales invertebrados, hallazgo publicado en la prestigiosa revista Nature en 2016.
“Ya nadie sabe cuántas montañas escaló, cuántos ríos atravesó, cuántas cuevas de murciélagos exploró, en cuántos corrales y pocilgas se metió a hurgar, o en cuántos montones de basura escarbó”, dicen en el CDC. “Pero él lo disfruta.”
Tian también ha reconocido algún que otro descuido ocasional en materia de seguridad.
En 2017, Tian le confesó al diario estatal Wuhan Evening News que una vez olvidó el equipo de protección personal y se salpicó con orina de murciélago: tuvo que hacer cuarentena en su casa durante dos semanas. También dijo que más de una vez se había salpicado con sangre de murciélago al intentar aferrarlos con una pinza.
El 3 de febrero de 2020, el equipo de Tian volvió a aparecer en las páginas de Nature, esta vez, con una descripción clínica temprana de un paciente con coronavirus en Wuhan. Su artículo señalaba a los murciélagos como posibles huéspedes del patógeno.
Pero cuando el coronavirus empezó a propagarse, Tian se llamó a silencio. En marzo de 2020, el diario estatal Health Times citó a una fuente anónima que decía que Tian no estaba infectado con el coronavirus y que estaba ofendido por las especulaciones que lo señalaban como el paciente cero.
The Health Times dijo haberse comunicado telefónicamente con Tian y que este se negó a responder preguntas, una nota de inusual tensión para el perfil de los medios estatales chinos. Fue la última vez que Tian se manifestó públicamente.
Traducción de Jaime Arrambide
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