La tensión independentista en Cataluña fortalece a la derecha
Un maltrato al rey en Barcelona deja mal parado al socialista Sánchez
MADRID.- En la recta final para las elecciones del domingo en España, el auge de la derecha y la tensión independentista en Cataluña amenazan la aspiración del socialista "en funciones" Pedro Sánchez de ser finalmente investido presidente del gobierno.
Eso quedó de manifiesto en la jornada clave del debate entre los cinco aspirantes al gobierno. Un cruce televisivo que se realizó casi al mismo tiempo en que el rey Felipe VI y su familia enfrentaban la virulencia independentista durante una visita a Barcelona.
"En este país se acabó el bipartidismo. Ya no hay mayorías absolutas de nadie. Si las tres vertientes que tiene la derecha suman escaños, habrá un gobierno de derecha" a partir del domingo próximo. Ese fue el planteo con que abrió la discusión el aspirante por la izquierda radical de Podemos, Pablo Iglesias, quien aludió así al crecimiento del conservador Partido Popular (PP) y de la derecha radical Vox que, junto con el liberal Ciudadanos, están en virtual "empate técnico" con el bloque de la izquierda.
El cruce entre los aspirantes transcurrió con un ojo puesto en Cataluña, donde por primera vez desde el inicio de su reinado Felipe VI enfrentó una tensa situación de seguridad mientras visitaba Barcelona junto con su familia. Más de un millar de policías tuvieron que participar del esquema de protección. Lejos de amilanarse, plataformas independentistas quemaron fotos del monarca y realizaron piquetes para impedir el acceso de invitados a la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Girona. "Hoy no puede tener cabida ni la intolerancia ni la violencia a los otros", dijo el rey en su discurso, en clara alusión a la crisis política e institucional que enfrenta España a partir de la tensión del separatismo catalán.
Con ese panorama, Pedro Sánchez, que busca ser ratificado como presidente en las elecciones del domingo, fue blanco de críticas de los otros cuatro aspirantes. Por un lado, los dos fortalecidos por las encuestas: el líder del conservador Partido Popular (PP), Pablo Casado, y el de la derecha radical de Vox, Santiago Abascal, quien por primera vez participó en un debate de aspirantes al gobierno.
También estuvo Iglesias, que abrió el cruce con el reconocimiento de un posible escenario de derecha. Sin embargo, quien más difícil lo tuvo, además de Sánchez, fue el aspirante del liberal Ciudadanos, Albert Rivera, ante la impresionante fuga de votos que sufre su agrupación. Son los mismos cinco que disputaron la elección en abril pasado, comicios que ganó el socialista Sánchez, pero en número insuficiente para formar gobierno propio.
La noticia sobre las dificultades que enfrentó la familia real durante su estancia en Cataluña fue la nota que quitó argumentos a Sánchez en su cruce con los líderes de oposición. Todos, de un modo u otro, coincidieron en señalar su "fracaso" en la forma en la que, hasta ahora, abordó la delicada cuestión del independentismo catalán.
Casado llevó un enorme trozo de adoquín y lo exhibió en cámara. "Esto es lo que los independentistas arrojan a la policía y a quienes no piensen como ellos", denunció.
Presionado, Sánchez optó por anunciar tres medidas para "fortalecer los espacios de diálogo" con Cataluña y "acotar los de conflicto". Entre ellos, una norma para "ilegalizar" la realización de "referéndums"; un mayor control de los medios de comunicación y una asignatura de educación cívica en los colegios.
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