"La solución es un gobierno de unidad"
Kadri Jamil, uno de los líderes opositores, critica tanto al régimen como a los sirios en el exilio
DAMASCO.- "Tanto el régimen como los grupos armados irregulares tienen responsabilidades por la situación de violencia que vive Siria. No se puede meter al diablo en una botella", explica gráficamente Kadri Jamil, presidente del Partido de la Voluntad Popular, organización que históricamente se opone al poder de los Al-Assad, en el gobierno sirio desde 1971.
Jamil, miembro del Frente Popular para el Cambio y la Liberación, es una de las 33 personalidades que integran la comisión que debe redactar la nueva Constitución. El texto, que deberá estar listo en un plazo de 60 días según dispone un decreto firmado por el presidente Bashar al-Assad, se perfila como una concesión a los manifestantes prodemocráticos que llevan diez meses de protestas.
"La solución es la formación de un gobierno de unidad nacional con la implicación de los partidos políticos existentes y los próximos por crearse. Pero la participación del Consejo Nacional Sirio (CNS) -la mayor organización opositora siria en el exilio, al mando del académico Burhan Galioun- es imposible. Ellos no tienen ninguna representación en el país. Está compuesto por extranjeros que nada tienen que ver con nosotros", dice, sentado en los sillones del lobby de un famoso hotel de Damasco.
"La oposición que está operando desde afuera no es nacionalista. Responde a intereses occidentales que quieren influir en el país. Las interferencias extranjeras no solucionarán los problemas internos", afirma el renombrado opositor. "La oposición externa no es muy diferente al régimen. Ellos también pueden deformar la realidad dentro de Siria, porque no la representan", agrega.
La oposición en el exilio está sufriendo mutaciones; en ella emergen las diferencias de los grupos que la componen. Desde Turquía llegan a Damasco los primeros sonidos de los tambores de guerra entre las facciones opositoras que quieren mantener a la comunidad internacional al margen del conflicto y aquellos que buscan su internacionalización. Esto ha generado un cisma que traerá nuevas crisis internas.
Jamil compara a la oposición con sede en Turquía y fuerte presencia en el Líbano con los contrarrevolucionarios de Nicaragua: "La oposición armada está respaldada por Estados Unidos, como en el caso de los contras. Es el mismo escenario, aporte económico y entrenamiento".
Los "contras", que agrupaba a diferentes organizaciones con objetivos diversos y poca unidad ideológica, fue entrenada, armada y financiada principalmente por la CIA. El papel de Washington en la existencia de estos grupos -durante el gobierno de Ronald Reagan- fue probado por la Corte Internacional de Justicia en 1984.
"Pero lo que pasa en el mundo, desde Wall Street hasta Damasco, demuestra una alta participación política de la población y son movimientos espontáneos. Aunque, sin duda, esta situación beneficia a los planes norteamericanos e israelíes en la región", insiste Jamil, en referencia al inicio de una confrontación entre los países árabes.
La pobreza
Es tajante al afirmar que "el régimen es responsable de esta situación y de que el país haya explotado". Destaca, a modo de ejemplo, que hay un 30% de pobres y se prevé que para 2020 alcanzarán el 45% de la población. Y asocia esa calamidad con la corrupción, otro de los graves problemas que sufre Siria.
"La solución es crear un gobierno de coalición y eso puede suceder en las próximas tres o cuatro semanas", anticipa el opositor sirio, en pleno debate en torno de una propuesta de la Liga Arabe para que el presidente Al-Assad ceda el poder a su vicepresidente y se convoque a la formación de un nuevo gobierno en el plazo de dos meses.
Jamil insiste en que el diálogo y la vía pacífica son la única solución para la crisis, pese a que su partido sufrió muertos y detenciones. "No hay cifras exactas, pero en nuestro partido tenemos unos 100 prisioneros y 55 muertos y hay evidencias de torturas", confirma a LA NACION.
Sin embargo, advierte que el frente político que representa rechaza que se reproduzcan en Siria escenarios como los de Irak, Libia o Yugoslavia, donde intervinieron fuerzas internacionales. Por eso, su partido apoyó el veto impuesto por Rusia y China al proyecto de resolución contra Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Ambas potencias bloquearon el 4 de octubre el proyecto de resolución que estipulaba aplicar sanciones a Siria si sus autoridades siguen reprimiendo las protestas opositoras, sin especificar que la injerencia militar extranjera es inadmisible. Moscú afirmó que no se pueden repetir los "errores" cometidos en Libia, donde, según el gobierno ruso, las operaciones militares rebasaron los límites del mandato de las Naciones Unidas.
"Estados Unidos, luego de su fracaso en Irak, pretende exportar su crisis interna al exterior y encender la situación en Siria con el fin de caldear toda la región", concluye Jamil.
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