La Serpiente: el caso del asesino de turistas de la “ruta hippie” de Asia al que Netflix le devolvió la fama
Charles Sobhraj operaba bajo el apodo de Alain Gautier junto a su pareja, quien murió, y su mano derecha, un joven indio cuyo paradero se desconoce; dónde están los protagonistas de la historia verdadera hoy
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Esta nota contiene spoilers de la serie La Serpiente.
Así habla el rojo juez: “¿Por qué este delincuente asesinó? Quería robar”. Más os digo yo: su alma quería sangre, no robo: ¡él estaba sediento de la felicidad del cuchillo! Pero su pobre razón no comprendía esa demencia y le persuadió (...) entonces robó, al asesinar. No quería avergonzarse de su locura.
(Nietzsche, Friedrich. Así habló Zaratustra, 1956)
No está claro si Charles Sobhraj asesinó para robar o robó para asesinar. Tampoco se sabe con exactitud la cantidad de víctimas que murieron en las manos de este estafador y asesino vietnamita-francés o bajo sus órdenes; se estima que fueron al menos 14.
Muchas de ellas lograron identificarse gracias a los aportes del diplomático holandés Herman Knippenberg, cuyo rol fue fundamental para facilitar la captura de “La Serpiente”, quien por al menos seis años, durante la década del ‘70, logró escapar de la policía de manera escurridiza, como el reptil, mientras robaba, estafaba y envenenaba a turistas jóvenes que exploraban la “ruta hippie” del sur de Asia o a mujeres adineradas a las que atraía con falsas promesas de gangas en zafiros y rubíes.
Knippenberg vinculó al criminal –quien pasa sus días en una cárcel nepalesa– con otra de las caracterizaciones del Nietzsche. “Es un jugador nato. Esto está en línea con Nietzsche, que decía que lo único importante en la vida es vivir lo más peligrosamente posible: como equilibrista, construyendo la casa en las laderas del [volcán] Vesubio. Así que empujas tu suerte lo más que puedes porque eres diferente”, dijo el holandés a The Telegraph, a principios de 2021.
Narcisista, divertido, perverso, psicópata e ingenioso. Sobhraj es retratado con un 90% de precisión –según el productor Paul Testar– en la serie documental La Serpiente, de ocho capítulos, que estrenó Netflix el 1 de enero de 2021, en coproducción con la BBC.
En eso también están de acuerdo muchos de los involucrados en la trama real, algunos de cuyos nombres fueron cambiados por protección de las identidades, como el de la mujer y la hija del criminal o el de las víctimas holandesas.
“[El personaje] Es incluso más salvaje que yo. Es una serie fantástica. Para mí, es surrealista y nostálgico. Las escenas esencialmente me recuerdan seis meses de mi vida, hace 45 años”, afirmó Knippenberg al medio holandés EenVandaag.
El máximo responsable de que Sobhraj haya terminado entre rejas tomaba un cóctel para celebrar el primer día de su jubilación cuando recibió la noticia de que el criminal, también llamado “asesino del bikini” -por la ropa en la que encontraban muchas de sus víctimas- había sido detenido en Nepal, en 2003.
Previamente, Charles Sobhraj había sido arrestado en 1976, con 32 años, por drogar a un grupo completo de estudiantes franceses que visitaban Nueva Delhi, India. Estaba bajo seguimiento policial luego de que Knippenberg descubriera que había asesinado a dos holandeses en Tailandia.
Cumplió 20 años de condena, escapó brevemente en 1986, después de, una vez más, drogar a los guardias de la prisión con dulces envenenados, y salió de la cárcel en 1997 una vez que se venció la orden de extradición a Tailandia, donde estaba radicado.
Pero las investigaciones continuaron, y en 2003 Sobhraj fue arrestado por uno de los asesinatos cometidos en 1975, declarado culpable y condenado a cadena perpetua. Ha pasado, así, más de la mitad de su vida en la cárcel.
Negación plena y aires de celebridad
Jamás confesó sus crímenes, jamás se mostró arrepentido y ha estado muy lejos de mantener un bajo perfil. Por el contrario, buscó un status de celebridad y dio decenas de entrevistas por las cuales cobró fortunas, así como también lo hizo por derechos para películas. Cuando fue arrestado por última vez en Nepal, un país al que viajó incluso siendo de los pocos en los que tenía una orden de detención activa, llevaba días asistiendo a un casino para ser visto en público.
“Nunca maté a gente buena”, “si alguna vez maté u ordené asesinatos, fue por motivos puramente de negocios”, “me considero un empresario y no un criminal”. Con estas declaraciones abstractas ha excusado Sobhraj, durante sus entrevistas con Richard Neville y Julie Clarke, autores del libro La vida y los crímenes de Charles Sobhraj, a quienes sí les dijo haber matado a siete personas, algo que negó rotundamente con posterioridad.
Pero quien sí mencionó algunos crímenes del vietnamita y se presentó como una víctima más de su locura fue la canadiense Marie-Andrée Leclerc, su pareja, con quien Sobhraj convivía bajo el pseudónimo de Alain Gautier y junto a quien viajaba por Asia y escapaba de los controles policiales gracias al uso de los pasaportes de los jóvenes que asesinaban.
Leclerc también fue detenida en 1976 en Nueva Delhi, tal como muestra la serie, pero apeló a la decisión y logró quedar en libertad en la India, donde se habían conocido. En 1983 le diagnosticaron cáncer de ovario y la Justicia le dio permiso para regresar a su país, en donde murió con 38 años, en 1984.
Desde la cárcel, se describiría como “esclava” de su pareja. Escribió un libro con su versión de los hechos (Regresaré) y en el mismo afirmó que nunca le gustó Sobhraj.
La actriz que interpreta a Leclerc, Jenna Coleman, ha dicho a Entertainment Daily y a Radio Times: “Creo que [la pregunta de] ‘si es una víctima o no’, cuánto le lavaron el cerebro, cuánto fue una elección para estar allí y una elección para vivir en un espejismo; creo que eso es lo realmente interesante, tomar las decisiones que tomó para poder seguir existiendo”.
Nadine Gires, vecina de Leclerc y Sobhraj en el complejo de departamentos en el que vivían en Bangkok y en el cual eran alojadas muchas de las víctimas, coincidió en que la joven canadiense era una mera víctima de su pareja y la desligó de la imagen que transmite la serie. “Me daba pena Marie-Andrée porque era una persona triste y simple, no como la muestran en la serie. Ella era prisionera de Charles. Me dijo una vez: ‘No tengo pasaporte ni plata y si intento escaparme me va a matar’”, dijo la francesa –quien colaboró con información para la BBC– al medio británico Daily Mirror.
El trío asesino lo completaba el indio Ajay Chowdhury, mano derecha de Sobhraj, de quien se desconoce actualmente el paradero. La serie deja abierta la posibilidad de que “la serpiente” lo hubiera matado, pero eso es algo que el criminal negó reiteradas veces. Chowdhury ayudaba a la pareja a atraer a las víctimas a departamento, en donde las drogaban y robaban sus pertenencias e identidades.
¿Y el resto de los personajes? ¿Siguen vivos? ¿Qué han dicho respecto de la serie?
Angela Kane
Es la exmujer de Herman Knippenberg y lo ayudó a desentramar los asesinatos de Sobhraj, que incluían el de dos turistas holandeses. Habla seis idiomas y tradujo los diarios de Leclerc, una de las pistas claves en la investigación.
“Herman y yo fuimos socios en todo esto. Un equipo de detectives formado por marido y mujer es una buena historia, y esa es la historia real, pero no es así como la escribieron”, se quejó ante Daily Mirror respecto de la serie.
Kane se separó de su marido, con quien mantiene una amistad, se volvió a casar y se desempeñó como secretaria general adjunta de Gestión en Naciones Unidas desde que dejó Tailandia hasta que se jubiló, en 2015.
En lo que respecta a Knippenberg, después de jubilarse se mudó a Wellington, la capital de Nueva Zelanda, en donde vive con Vanessa, su segunda mujer.
Nadine y Remi Gires
La pareja era vecina de Sobhraj y Leclerc y ayudó al matrimonio diplomático con la investigación. Ella confesó recientemente a Daily Mirror que se dejó engañar por el “encanto” de “la serpiente”, pero que su marido no.
Los franceses se divorciaron y emprendieron caminos distintos. Ella dirige un resort de playa en el sur de Tailandia y él vive en el norte del país, en donde cultiva frutas tropicales y las comercializa en mercados.
Dominique Renelleau
Era el empleado cautivo de Sobhraj. Lo envenenaron y le hicieron creer que estaba enfermo y necesitaba de asistencia. Cuando se dio cuenta en lo que estaba metido, se fugó con ayuda de los Gires.
Ahora está casado, tiene dos hijos adultos y vive en una ciudad costera en el oeste de Francia donde dirige un club de billar, según constató el tabloide The Sun, de Reino Unido, al cual Renelleau se limitó a decir: “Todo esto sucedió hace mucho tiempo y no tengo ganas de hablar más de Charles Sobhraj”.
Tiempo atrás, en declaraciones radiales, el francés detalló que conoció a Sobhraj y a Leclerc en un café del norte de Tailandia y que “parecían agradables” en primera instancia. “Me invitaron a cenar y lo siguiente que supe fue que me desperté dos días después sintiéndome terrible y en Bangkok. Me quedé en un apartamento que me dieron durante tres meses y vi a la gente llegar y desaparecer. Sabía que tenía que salir de allí y afortunadamente lo hice”, contó.
Sobhraj y su familia
Sobhraj se casó en 2008 con la hija de uno de sus abogados. Previo a su romance con Leclerc había contraído matrimonio con Chantal Compagnon, una joven parisina de familia conservada, con quien se dedicó al robo y al contrabando de autos. Se supo que la hija de ambos, Usha Sutliff, trabaja actualmente para el Gobierno estadounidense en la lucha contra el terrorismo y la seguridad nacional.
Con 77 años, el “asesino del bikini” sufre problemas de salud y ha insistido, en entrevistas, que confía en que saldrá de la cárcel. Pero ese día parece que de momento no llegará. Tampoco hay expectativas de que alguna vez surja una explicación coherente de porqué mató a tantos viajeros.
Los productores de Netflix y BBC eligieron no hablar con él. Según afirmaron, no quisieron monetizar la historia ni perderse en sus “mentiras compulsivas”.
¿Qué es ese hombre? Una maraña de serpientes salvajes, que rara vez tienen paz entre sí, y entonces cada una se va por su lado, buscando un botín en el mundo.
(Nietzsche, Friedrich. Así habló Zaratustra, 1956)
“Basado en hechos reales” es una serie de notas que describe el contexto histórico detrás de ficciones internacionales. En este link podrás acceder a todos los artículos.
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