La semana horribilis de Trump: mucho virus, pocos seguidores y caída en las encuestas
WASHINGTON.- Donald Trump tuvo una semana horribilis en un año horribilis. Al fiasco en su regreso a la campaña, con un despoblado mitin en Tulsa, Oklahoma, el recrudecimiento de la pandemia del coronavirus en Estados Unidos en los últimos días, las explosivas revelaciones de John Bolton –otro antiguo funcionario que develó la trastienda de su gobierno– y nuevos síntomas de caos en la Casa Blanca se sumóotra lapidaria encuesta que arraigó una realidad: Trump aparece, hoy, más complicado que nunca para alcanzar su ansiada reelección.
Aunque los comicios presidenciales aún están lejos, Trump dio sobradas muestras de resiliencia y talento político, y su rival demócrata, Joe Biden, mostró falta de empuje y debe aún terminar de encender a su propia tropa para que vayan a votarlo, el mensaje nítido que arrojan los últimos sondeos es que el mandatario tiene que recorrer una cuesta hacia arriba para convencer a los norteamericanos de que le den otros cuatro años al frente del país.
El último sondeo, del The New York Times y Siena College, le dio a Biden un respaldo del 50% entre los votantes registrados contra un 36% de Trump, una ventaja de 14 puntos, la más amplia entre las encuestas difundidas hasta el momento. El promedio de los sondeos ya le otorga a Biden una ventaja de diez puntos que se amplió desde mediados de mayo.
Y la encuesta del Times ofreció varias señales de alarma para Trump: Biden tiene una ventaja similar o mayor a la que tenía Hillary Clintonhace cuatro años entre algunos grupos decisivos para los demócratas, como los afroamericanos, los latinos, las mujeres y los jóvenes, pero además le ha "robado" respaldo al presidente entre los hombres, los votantes más viejos, y los votantes blancos sin título universitario, pilares de la "base" trumpista.
El sondeo del Times brindó también más evidencias sobre una debilidad de Trump que mostraron otras encuestas: la mayoría de los votantes –y una gran mayoría entre los independientes– desaprueba la manera su manejo de la pandemia, un talón de Aquiles para el magnate.
Trump y sus asesores insistieron desde el principio en que hicieron un "trabajo genial", pero la opinión de los norteamericanos sobre su labor para torcer la pandemia parece bastante definida en el sentido opuesto. Aunque Estados Unidos aún no logró "aplanar la curva", el oficialismo parece decidido a dar la vuelta la página, aun cuando los contagios recrudecieron en algunos estados, como Florida, Texas y California. De hecho, Anthony Fauci, principal epidemiólogo del gobierno general, dijo anteayer al testificar en el Congreso que hace más de dos semanas que no habla con el presidente. Fauci advirtió también que el aumento en los casos nuevos de Covid-10 es "perturbadora".
Además de la abultada ventaja nacional, Biden aparece en la delantera en Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Arizona y Florida, todos estados cruciales para la contienda presidencial, que se decide en el colegio electoral, y no a través del voto popular.
La campaña de Trump minimiza esa ventaja, y responde con otro dato de las encuestas: la "brecha de entusiasmo". Tim Murtaugh, director de Comunicaciones de la campaña, insistió en que el idilio entre Trump y su base electoral está intacto, y que Biden jamás podrá igualar ese magnetismo entre los demócratas. Una encuesta del The Washington Post y la cadena ABC de fines de mayo le da oxígeno al argumento: mientras que la mayoría de los votantes registrados que respaldan a Trump afirmaron sentirse "muy entusiasmados" por votarlo, apenas uno de cada tres dijo lo mismo de Biden.
Quizá en gran medida por eso ni la campaña de Biden ni los demócratas –aún algo traumatizados por la derrota de 2016– parecen del todo confiados con la cómoda ventaja que señalan las encuestas.
De hecho, el expresidente, Barack Obama, pidió a los demócratas que agoten los esfuerzos para asegurar el triunfo de Biden. Al compartir por primera vez un evento virtual con Biden, Obama urgió a sus partidarios a evitar ser "complacientes o engreídos", aprender de los errores que cometieron hace cuatros y a no dar la elección por ganada.
"Lo que sea que hayan hecho, no es suficiente", arengó.
La carrera electoral recién comenzará a ganar temperatura en los próximos meses, en los cuales la obsesión principal de las dos campañas será movilizar a sus votantes. En Estados Unidos el voto es voluntario y la elección depende de quién va a votar. En 2016, Trump logró mover a su coalición, mientras que Hillary Clinton no pudo terminar de encender a la suya, sobre todo en los estados del "Cinturón del Óxido" donde Trump tejió su victoria.
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