LA NACION publica una cobertura especial de las elecciones presidenciales en Estados Unidos: La ruta a la Casa Blanca, un recorrido por los estados donde las campañas de Donald Trump y Joe Biden pelean voto a voto. Tercera entrega de un viaje por Pensilvania, Ohio, Michigan y Wisconsin.
GENOA, Ohio.- Ronda y Elise Mullins habitan la misma casa, pero viven en universos paralelos. Ambas pasan sus días en el R Cafe, un típico diner estadounidense en la calle principal de Genoa, un pueblo de 2300 habitantes en el norte de Ohio rodeado de sembradíos de maíz, un horizonte infinito y cielos abiertos que recuerda a la pampa argentina. Madre e hija caminan la grieta que divide a Estados Unidos día a día: en la próxima elección presidencial, Ronda votará a Donald Trump, y Elise, a Joe Biden.
"Hace 15 años que tengo este restaurante. El día después de la elección de 2016 fue uno de los días con más clientes que hemos tenido. La gente vino, y había una sensación de ligereza. Todos estaban felices, esperanzados. Fue uno de los mejores días", recuerda Ronda.
"No coincido en todo con él como persona, pero sí como presidente. Se preocupa por el país. Creo que se preocupa por la gente, y trata de hacer lo mejor para ellos", lo defiende.
Elise, 18 años, escucha la conversación de Ronda con LA NACION en silencio, hasta que le cae la misma pregunta y retruca. "Voy a votar a Biden porque no es Trump. Es la única razón –afirma–. Sé que ella piensa que es lo mejor para el país, y entiendo que los republicanos y los conservadores por acá piensan que es lo mejor, pero yo no".
Ronda y Elise Mullins ofrecen, bajo un mismo techo, las visiones antagónicas que dividen a la política de Estados Unidos, y marcan el ritmo de la campaña presidencial.
Para Ronda, lo más importante a la hora de decidir a quién votará es la economía, la seguridad del país, y, sobre todo, su libertad. No quiere "un gobierno que controle mi vida", y se queja de los cierres por la pandemia del coronavirus porque fueron "extremos".
Elise lee sus noticias en Tik Tok, quiere un presidente que ataque el racismo, y que garantice los derechos de los gays –uno de sus mejores amigos es homosexual, explica–, y además Biden prometió despenalizar la marihuana. Pero su verdadera motivación para votar es sacar a Trump de la Casa Blanca. Sus amigos están ansiosos por votar. Tienen emociones "muy fuertes" sobre la elección, apunta, aunque a la vez reconoce que a otros jóvenes no les interesa. "Es 50 y 50", describe. Su novio, Lowen Thieroff, escucha la conversación mientras termina un sándwich en la barra del café. Es uno de los indecisos: no le gustan Trump ni Biden; su primera opción era el senador socialista, Bernie Sanders. No sabe qué hará.
Genoa es uno de los pueblos del condado de Ottawa, un rincón muy peculiar en Estados Unidos: desde 1964, ha votado por el ganador en cada elección presidencial. En las últimas décadas eligió dos veces a Bill Clinton, a George W. Bush y a Barack Obama, y hace cuatro años ayudó a catapultar a Donald Trump a la Casa Blanca. En este condado de Ohio, uno de los estados pendulares donde se decide la elección presidencial, viven unas 41.000 personas. Obama lo recorrió en 2012, y Trump montó uno de sus actos de campaña antes de caer enfermo con coronavirus en Toledo, una ciudad cercana, que además está pegada a Michigan.
El R Café, un típico diner estadounidense, está ubicado en la calle principal del pueblo. Las ventanas del frente están decoradas con varios carteles que recuerdan el uso de barbijo, que se puede pagar con tarjeta, que Ronda busca un empleado para cocinar y servir las mesas, y que hay "tartas caseras". Un pequeño cartel luminoso dice: "Abierto". La profundidad del salón, las paredes de madera, la alfombra azul oscuro y los focos tenues en los ventiladores de techo crean un ambiente soporífero. Ronda está sentada en una mesa al final, cerca de la cocina y la barra, donde Elise atiende al público y maneja la caja.
Las diferencias entre Ronda y Elise desaparecen cuando hablan de Genoa. "Es un pueblo chico, todos se conocen", dice Ronda. "Todo lo que necesitas está acá", agrega Elise, quien acaba de terminar el secundario, y no tiene intenciones por ahora de ir a la universidad: se quedará en Genoa, obtendrá un título de farmacéutica y después tratará de conseguir un trabajo en la tienda de Rite Aid, una cadena de farmacias de Estados Unidos.
Muy cerca de Genoa, en Elmore, otro pueblo del condado de Ottawa, Ernie Scarano, 67 años, despotrica contra Trump en su tienda de antigüedades "Mantiques", donde vende desde chaquetas militares y un traje del Ku Klux Klan hasta una amplia colección de revistas Playboy. Demócrata de toda la vida, la única vez que votó por un republicano fue en 1992, cuando votó por Bob Dole. Hace cuatro años se negó a votar a Hillary Clinton porque desconfía de ella. Votó por su presidente favorito: Franklin Delano Roosevelt. Delante de su mostrador en su tienda tiene un cartel que dice: "No te preocupes por el coronavirus… ¡el presidente Roosevelt sabrá qué hacer!". Este año, espantado por Trump, votará por Joe Biden, a quien ya le hizo cuatro donaciones a su campaña.
"Me gusta votar el carácter", afirma Scarano, quien lleva un broche de FDR en su saco. "Si Donald Trump es reelecto, la república se terminó", advierte.
Scarano reconoce que es una rareza en Elmore. Tiene un hijo coreano adoptado que cada vez que sale a la calle atrae a todas las miradas de todos porque no se ven asiáticos allí. "Todos somos inmigrantes", razona. Y al igual que Elise Mullins, detesta a Trump. Dice que nunca pensó que viviría para ver a un presidente poner en riesgo la república. Dice que es un mentiroso serial, que no tiene carácter, y es un oportunista. Pero sabe que la gente en Elmore, como en Genoa, lo apoyan.
"La gente es increíblemente honesta. Si dejás un ladrillo de oro en la calle, nadie lo agarra. Pero cuidado si tratás de sacarles algo. Son muy conservadores. Su mundo es chico", opina. Ni siquiera intenta que cambien de opinión. Sabe que no ocurrirá. "No discutes religión o política en un pueblo pequeño", sentencia.
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