La represión no cesa en Nicaragua: más arrestos y presión sobre los opositores
El sandinismo capturó a dirigentes de uno de los partidos que fue desarticulado para las elecciones y también a una activista estudiantil
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SAN JOSÉ.– En Nicaragua prosigue la caza contra los opositores a la pareja presidencial, indiferentes las fuerzas sandinistas al escrutinio del mundo. La nueva arremetida represiva, iniciada en los días previos a las votaciones del domingo, continuó en las últimas horas de este viernes tras confirmarse la captura de dirigentes de Ciudadanos por la Libertad (CxL), partido que fue desarticulado a último momento para que no pudiera participar en la contienda presidencial.
La organización opositora denunció no solo la detención de sus dirigentes, sino también de qué manera el hostigamiento que padecen forzó el exilio a otros dos miembros de la organización. Todos los detenidos son de la zona de Río San Juan, entre ellos, un concejal, un líder local, un tesorero municipal y el responsable interno del municipio.
Horas antes, la víctima elegida por el sandinismo fue la conocida activista Samantha Jirón, de 21 años, estudiante de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, quien había vuelto del exilio y fue detenida a golpes pese a que se había separado de la lucha política. Su mayor temor, ser encarcelada, se ha cumplido finalmente. Su familia no ha podido comprobar su estado de salud.
La joven formó parte del equipo de trabajo del precandidato Félix Maradiaga, uno de los más populares y contundentes de la oposición, actualmente encarcelado en la siniestra prisión de El Chipote.
Fuentes opositoras confirmaron a LA NACION que de las 40 personas detenidas solo se ha puesto en libertad, hasta el momento, a nueve de ellas. “Al menos 11 de los capturados pertenecen a la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAC). Todos ellos son liderazgos sumamente beligerantes en sus respectivos territorios”, puntualizó a LA NACION Alexa Zamora, dirigente de la UNAC y miembro de su directiva política. De sus 12 integrantes, cuatro están en el exilio, como Zamora, cuatro permanecen en prisión y otros cuatro se mantienen en la clandestinidad dentro del país.
A Zamora no le extraña que los órganos represivos de la dictadura actuaran antes de que OEA se decantara por censurar a su país. “Es de la forma que Daniel Ortega procede cada vez que la comunidad internacional va a tomar alguna acción en contra de sus arbitrariedades”, reveló la dirigente desde su exilio en Costa Rica.
“Desde los días previos al 7-N, venimos viendo un incremento de la violencia política. De hecho, desde Urnas Abiertas hemos advertido que la estrategia represiva estuvo caracterizada por el asedio focalizado en determinados departamentos, acompañado de allanamientos, de órdenes citatorias, ya sean emitidas por el Ministerio Público o la Policía Nacional y detenciones arbitrarias por algunas horas e incluso varios días”, precisó Olga Valle, activista de Urnas Abiertas, la organización que consiguió fiscalizar la jornada de voto y comprobar que la abstención se acercaba al 80% del censo nacional.
Si algo ha dolido profundamente al exilio nicaragüense es la captura de Jirón, todo un ejemplo de lucha. “Los paramilitares se llevaron a Samantha, es una chavala buena, honesta, muy trabajadora y que ama a su patria. Una activista que no ha sido indiferente a lo que ha sucedido en Nicaragua. Fue protagonista de esta lucha. Alzaba su voz por los presos, sobre todo por los derechos humanos de las mujeres. Aun dentro de Nicaragua, nunca se calló”, se quejó a LA NACION Claudia Tenorio, amiga cercana de la detenida y una de las líderes de las organizaciones en el exilio.
Las agrupaciones de derechos humanos siguen de cerca estas detenciones. Temen que vayan a sumar nuevos presos políticos a los 160 que ya están registrados, incluidos los siete precandidatos presidenciales que Daniel Ortega y Rosario Murillo sacaron fuera de juego porque hubieran caído derrotados con estrépito contra cualquiera de ellos.
La presión es de tal intensidad que está disparando las cifras de los que escapan al exilio a Costa Rica y a Estados Unidos. Así lo confirmó el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, que calcula que la fuga en lo que va del año se acerca a las 100.000 personas, “una cifra sin precedente que revela la gravedad de la situación”, según la activista Wendy Flores.
Ataques
La Iglesia Católica, mientras tanto, continúa levantando su voz ante los abusos. “El reino de Dios está entre nosotros, en el pueblo de Nicaragua que sufre una profunda crisis social, política y económica”, aunque la historia de Nicaragua se vea convertida “en un desierto o en un valle de lágrimas”, clamó monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y la voz más poderosa en el interior del país tras el exilio forzado de monseñor Silvio José Báez, arzobispo auxiliar de Managua, y del padre Edwing Román, párroco en la rebelde Masaya.
Los ataques son tan indiscriminados que se han producido incluso sorpresas en los últimos días. De forma pintoresca, el oficialismo también ha arremetido contra dos medios, Enlace Canal 21 y Radios Nexos, que pertenecen al reverendo Guillermo Osorno, uno de los “rivales” colaboracionistas que se presentaron a las presidenciales.
El ente estatal Telcor canceló la licencia para operar de la televisión y cortó la señal de la radio tras unas críticas del aliado evangélico de Ortega. El Camino Cristiano Nicaragüense (CCN) solo obtuvo un escaño en el reparto otorgado por el Consejo Superior Electoral (CSE), lo que provocó el enojo de Osorno, quien aseguró que solo votó el 25% de los electores.
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