La repatriación de los restos de un rey controvertido abre viejas heridas en Italia
A Víctor Manuel III, de la casa Saboya, lo acusan de complicidad con Mussolini y los nazis
ROMA. No descansa en paz el penúltimo rey de Italia, Víctor Manuel III. A 70 años de su muerte, sus restos regresaron ayer a Italia desde Alejandría, en Egipto, donde había fallecido en el exilio el 28 de diciembre de 1947.
El regreso no fue con gloria, sino que generó controversia. El soberano, que reinó de 1900 a 1946, nunca fue amado en Italia. Se lo considera culpable de haber aceptado el fascismo de Benito Mussolini (1922), de haber firmado las leyes raciales contra la comunidad judía y de haber llevado a Italia a la guerra junto con los nazis.
Víctor Manuel III abdicó en mayo de 1946 a favor de su hijo, Humberto II, que fue rey por un mes, hasta el día del referéndum en el que los italianos votaron en contra de la monarquía y en favor de la república. La Carta Magna que se adoptó poco después, en 1948, prohibió la vuelta de los herederos varones de la casa Saboya, en una cláusula que, después de años de idas y venidas, fue derogada en 2002, durante el gobierno de centroderecha de Silvio Berlusconi.
El regreso de los restos Víctor Manuel III fue posible gracias a un "gesto humanitario" del presidente italiano, Sergio Mattarella, que dio el visto bueno a un pedido de algunos familiares de la ex casa real. Realizado en modo discreto, el regreso de Víctor Manuel ocurrió dos días después del de su esposa, la reina Elena de Montenegro, que murió exiliada en Montpellier, Francia, en 1952.
Ambos fueron llevados al santuario de los Saboya de Vicoforte, en Piamonte, en el noroeste de Italia. Cubierto con una bandera de Italia con el escudo de los Saboya, el féretro de Víctor Manuel fue sepultado en una ceremonia estrictamente privada.
El regreso del penúltimo rey de Italia cayó mal en la comunidad judía italiana. "En una época marcada por la progresiva pérdida de la memoria y de los valores fundamentales, el retorno de los restos del rey Víctor Manuel III no puede sino generar profunda inquietud, también porque ocurre en víspera de un año marcado por muchos aniversarios, entre los cuales están los 80 años de la firma de las leyes raciales [de 1938]", aseguró Noemí Di Segni, presidenta de la Unión de las Comunidades Judías Italianas. "Víctor Manuel III fue cómplice de ese régimen fascista cuyo ascenso jamás obstaculizó. Ningún tribunal pudo nunca procesarlos por esas graves culpas", denunció.
También hubo polémicas porque los restos del ex monarca regresaron en un vuelo militar. "Alguien deberá explicarles a los italianos por qué se usó un vuelo de Estado para traer a Italia los restos de alguien que no se opuso a la llegada de la dictadura fascista", clamó Giulio Marcon, del nuevo partido de centroizquierda Libres e Iguales.
El operativo retorno fue criticado incluso por miembros de la ex familia real, que se mostró dividida. "Mi padre, Víctor Manuel, jefe de la casa Saboya, quedó consternado al enterarse de la iniciativa de su hermana, María Gabriela, de trasladar los restos de sus abuelos en pleno secreto, como si se tratara de terroristas", lamentó el príncipe Manuel Filiberto, bisnieto de ambos. Si bien agradeció a Mattarella el "gesto humanitario", reclamó para los reyes una sepultura acorde, en el Panteón de Roma.
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