La reapertura de la frontera da más impulso al éxodo venezolano
Luego de que Maduro ordenara liberar los pasos con Colombia, cerrados desde febrero, miles de personas cruzaron ayer al país vecino; le medida generó sorpresa,
CARACAS.- El gobierno venezolano reabrió ayer las principales puertas de salida para la incontenible avalancha migratoria, transcurridos tres meses y medio del cierre de los pasos fronterizos hacia Norte de Santander, en Colombia.
El movimiento sorpresa de Nicolás Maduro no solo tomó desprevenidos a los venezolanos, que conocieron la noticia a lo largo del día, sino también a sus propias fuerzas: los contenedores dispuestos sobre los puentes durante la crisis de febrero pasado dificultaron el paso de los ciudadanos, convertidos ya en el símbolo de la muralla levantada por el chavismo para impedir la entrada de ayuda humanitaria.
Los más madrugadores no perdieron un segundo, como constató Migración Colombia en su primer informe: "Pese al leve incremento de los flujos de ingreso, reportamos normalidad tras la apertura en la frontera por parte de Venezuela en Norte de Santander". En las primeras horas del día se registraron por lo menos 18.000 personas, que volvieron a atravesar los puentes reservados durante estas semanas para estudiantes o casos especiales. En los días de mayor trasiego se llegó a contabilizar hasta 40.000 personas atravesando la frontera y, entre ellas, por lo menos 5000 con la intención de quedarse en Colombia o continuar hacia el sur del continente.
La llamada emigración "pendular" (la que va y viene en un mismo día) aprovechó con ganas la reapertura para cruzar de San Antonio, Ureña y Boca de Grita a Cúcuta y Puerto Santander y abastecerse así de alimentos y medicamentos, incluso del dinero que envían los familiares en el exterior a las agencias de la zona. Tanto en el interior del país como en Caracas menudean los productos traídos desde la frontera, cuya adquisición en Colombia es más barata debido a la hiperinflación.
Durante los 107 días que duró el castigo revolucionario contra Cúcuta también lo hicieron, pero se veían obligados a usar las famosas trochas, los pasos clandestinos por los ríos Táchira y La Grita. Tres meses y medio durante los cuales las mafias locales y militares cobraron un "peaje" a los ciudadanos, según las denuncias del Parlamento, dominado por la oposición.
Aunque parezca sorprendente, la reapertura de los puentes no puso fin al negocio de las trochas, que ayer permanecieron como vía alternativa de paso entre los dos países. "Es un negocio más allá de la emigración. Ellos obligan a pagar una cuota dependiendo de la cantidad de mercancía que pretenden pasar, mientras por arriba [los puentes] los militares siguen restringiendo lo que ellos consideran que no son útiles de primera necesidad. Por eso algunos pasan por la trocha, porque también en el puente los guardias cobran cierto dinero a la gente, además de obligarla a abrir las valijas y retener ciertas mercancías", dijo a LA NACION una fuente de la Fundación Venezolanos en Cúcuta, que dispone de un albergue a pocos metros del Puente Internacional Simón Bolívar, en Villa del Rosario.
"Mamita, en este momento debemos ayudarnos todos", le espetó uno de los militares presentes ayer a una ciudadana venezolana, que prefirió ocultar su identidad, al atravesar el puente fronterizo con Ureña. "Me dijo que la próxima vez le avisara antes y me dio su número de celular", añadió. La falta de documentos, como el llamado carnet fronterizo, también obliga a usar las trochas como principal vía de paso.
"Fue la presión ciudadana, hay una necesidad latente en todo el país", dijo el líder opositor y presidente encargado, Juan Guaidó, tras conocer la noticia. "La presión popular por la falta de alimentos y medicinas puso de rodillas a la dictadura, que se vio obligada a abrir los pasos fronterizos", añadió, por su parte, Humberto Calderón, embajador de Guaidó en Colombia.
El cierre de las fronteras se produjo en las horas previas al concierto internacional Aid Live Venezuela, del 22 de febrero, y la represión ordenada al día siguiente para impedir el paso de la ayuda humanitaria. Bogotá y Caracas tensaron desde entonces sus relaciones diplomáticas, entre acusaciones y denuncias.
"No es una relación histórica, sino histérica. En 2015 Maduro ordenó el cierre de la frontera, expulsó a miles de colombianos y marcó sus casas al mejor estilo nazi. Y, pese a todo, Colombia recibió con los brazos abiertos a los venezolanos", precisó Tomás Páez, coordinador del Observatorio de la Diáspora Venezolana.
Sus investigaciones acercan a cinco millones la cifra de emigrantes, distribuidos en 90 países, un éxodo que prosigue "a ritmo de avalancha" tras el freno de enero pasado. "Mucha gente postergó su salida por la esperanza que entonces significó Guaidó", explicó el sociólogo.
El fracaso del 23 de febrero, cuando un extraordinario operativo de ayuda humanitaria internacional, no logró su objetivo de perforar la frontera de Colombia a Venezuela, sumado al catastrófico colapso energético y de servicios comenzado en marzo, reactivó una nueva ola migratoria "a un ritmo que asusta", concluyó Páez.
Una emigración imparable
La crisis venezolana tiene impacto en toda la región
4 millones
Es la cantidad de venezolanos que abandonaron su país desde 2015, a raíz de la crisis económica y social, según cifras difundidas anteayer por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur)
40.000 venezolanos
Se estima que pueden cruzar por día a Cúcuta, en Colombia, por el paso fronterizo con la localidad de Ureña; muchos lo hacen para abastecerse de medicamentos y alimentos
1,3 millones
Es la cantidad de venezolanos que estima la ONU que viven en Colombia, el país que más migrantes recibió de esta oleada
7 meses
En ese lapso, desde noviembre hasta mayo pasados, un millón de venezolanos dejaron su país
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