La pulseada entre Bolsonaro y Moro pasa el campo judicial
RÍO DE JANEIRO.- El tiempo pasa muy rápido en la política. El enfrentamiento entre el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y Sergio Moro, hasta hace nueve días "superministro" de Justicia y pilar del gobierno, volvió a levantar temperatura. El líder ultraderechista llamó "Judas" al exmagistrado, que ayer declaró por varias horas en la investigación por presunta interferencia política del mandatario en la Policía Federal (PF).
La presentación del exjuez del Lava Jato inauguró la investigación ordenada por el procurador general, Augusto Aras, luego de que Moro diera el portazo denunciando interferencias de Bolsonaro en la Policía Federal.
Horas antes de que Moro se presentara a declarar en la Superintendencia de la PF en Curitiba, Bolsonaro atacó al exministro al acusarlo de traidor. El presidente insinuó además una acusación grave. Dio a entender que Moro pudo haber interferido en la investigación por el atentado que sufrió en septiembre de 2018, cuando fue acuchillado en un mitin de campaña en Minas Gerais.
"¡Fuera traidor, fuera traidor!", gritaron seguidores del líder ultraderechista, que se aglomeraron frente a la sede de la superintendencia de la PF para manifestarse contra Moro.
Por orden del juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Celso de Mello, que autorizó la investigación y pidió celeridad en la citación, Moro se presentó a dar testimonio en un lugar emblemático para la vida política y judicial brasileña del último tiempo.
En el edificio de la PF en Curitiba se cocinaron buena parte de las investigaciones del Lava Jato y, además, el expresidente Luiz Inacio Lula de Silva permaneció preso allí por corrupción 580 días, hasta noviembre del año pasado. El exjuez llegó a la sede policial sin hablar con la prensa.
Aras quiere que se investigue si Bolsonaro cometió algún delito al descabezar la policía, reemplazando a Mauricio Valeixo como director, mano derecha de Moro.
El nombre que reemplazará a Valeixo todavía está vacante y envuelto en polémica. Bolsonaro nombró en su lugar a Alexandre Ramagem, un hombre de la agencia de inteligencia cercano a sus hijos, que manejó la seguridad de su campaña presidencial. La designación fue frenada por un juez de la Corte Suprema, que en su decisión citó las acusaciones lanzadas por Moro. El ex juez del Lava Jato había dicho que Bolsonaro quería colocar a alguien próximo para tener acceso a investigaciones e informes sigilosos.
Damares Alves, ministra de la Familia y Derechos Humanos, ensayó ayer una novedosa teoría.
"Llegamos a mayo sin un millón de muertos, sin pueblos indígenas diezmados, sin personas matándose en las calles por hambre", dijo Alves, que pareció celebrar la gestión del gobierno frente al coronavirus. "Como no tuvieron el caos para explorar contra Bolsonaro, intentan crear una crisis usando al exjuez", acusó en Twitter, sin decir quién estaría por detrás del movimiento.
Brasil registró ayer 421 muertes por el coronavirus, y así el total de fallecidos llegó a 6750 personas. Los contagios crecieron en 4970 casos y el total alcanzó los 96.559, según el Ministerio de Salud. En los próximos días, Brasil podrá superar las 1000 muertes diarias, según alertó esta semana el ministro de Salud, Nelson Teich.
Pese a los números del Covid-19, que confirmaron el ascenso de Brasil como uno de los polos mundiales de la enfermedad, Bolsonaro contrarió una vez más las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud para evitar aglomeraciones.
Por la mañana, el presidente tuvo un encuentro con camioneros en Goiás, en las afueras del Distrito Federal, y conversó con varios de ellos, quitándose por momentos el barbijo. Después paseó, visitó comercios y saludó a seguidores, que se amontonaron a su alrededor.
Bolsonaro lanzó una grave acusación. Dijo que los gobernadores brasileños, que en su mayoría lo enfrentaron al sostener medidas de aislamiento social, buscan derrumbarlo del cargo.
"Van a sufrir mucho todavía por irresponsabilidad. Ellos [los gobernadores] están con el objetivo de sacarme del sillón [presidencial] por motivos mezquinos. Si dependiera de mí ustedes ya estaban trabajando. Hay un desempleo muy grande y van a sufrir más todavía por irresponsabilidades", le dijo Bolsonaro a un grupo de mujeres, que lo saludaban desde el balcón de un edificio en Cristalina, una ciudad a 150 kilómetros de Brasilia.
"Están destruyendo empleos de forma irresponsable. La curva [de contagios] no se acható, pero lo que están haciendo con los empleos es una cosa inimaginable", dijo el presidente brasileño, que sigue acusando a los gobernadores por el impacto económico que provocan las medidas contra el virus.
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